Se trata de la pareja del hombre de zona norte que resultó el primer positivo en Rosario tras 20 días sin que se registren casos y luego propagó el virus.
Con la confirmación de los casos, los contagiados se convirtieron en víctimas acechadas por la información que comenzó a trascender sobre ellos. Rápidamente comenzaron a circular datos sobre los infectados. La dirección, ocupación y nombres, entre otros, se convirtieron en información prácticamente pública. Y de la mano llegaron acusaciones tan repudiables como innecesarias. Por tal motivo, Mariana V. hizo su descargo en su perfil de la red social Facebook para aclarar algunas cuestiones y descartar otras. Y las reacciones y comentarios de su posteo fueron tan inmediatos como, en su mayoría, de apoyo.

En un mensaje claro y extenso las primeras líneas estuvieron dedicadas al cuidado. Mariana aseguró que ella y su marido jamás harían nada «para dañar a terceros» y aclaró que su pareja es un trabajador esencial y que por ese motivo tuvieron «cuidados extras» que significaron «el doble de trabajo» para resguardarse de contagiarse en el marco de una pandemia que ya cruzó límites que, a priori, eran inimaginables.

 

«Jamás violé la cuarentena ni ninguna norma» enfatizó, al tiempo que reveló que sí ofició de cuidadora de sus padres con «el permiso de circulación requerido por el gobierno nacional desde el primer día».

En cuanto a su contagio, contó: «El día jueves 14 comencé con fiebre y cuando volví a repetir la sintomatología, el mismo día, llame al 0800 de la provincia y automáticamente me activaron el protocolo de Covid. Al día siguiente me realizaron el hisopado en mi domicilio y el sábado me confirmaron el positivo».

«Todo lo que ocurrió después fue algo sacado de las miserias más bajas de seres totalmente limitados. No tengo capacidad de análisis para ejemplares que es evidente que para saber el significado de la palabra dignidad, deberían volver a nacer… Entre los medios y este triste resabio de la inquisición, armaron una carnicería con mi familia y conmigo», se lamentó con la clara intensión hacer visible algunas cuestiones más allá de la distancia y el hermetismo que impone el aislamiento social, preventivo y obligatorio establecido por la pandemia del coronavirus.

Y continuó: «Todos mis datos personales se filtraron mágicamente a los medios de la ciudad. Gente que se hace llamar personal de salud enviando mi informe infectologico a grupos de WhatsApp. Hackearon mis redes robándome fotos de mi propiedad con las que hicieron cadenas con información totalmente falsa.

Ejemplares que comparten club con nosotros viralizando este tipo de cosas y comentado estupideces. Dónde además brindaban datos personales de mis padres, fotos del frente de su casa, entre otras cosas. Hace poco escuché una frase que se me vino a la cabeza y es tan acertada en estos momentos que me toca vivir…. A las moscas les gusta la mierda. Vos les podés decir que las flores son más ricas, que huelen mejor, pero las moscas igual se van a ir a comer mierda…».

«Mi contagio (suponemos, ya que no salía salvo raras excepciones) fue por mi esposo que salía a trabajar cumpliendo con todo el protocolo sanitario y fue asintomático. El día miércoles cuando fui de mis padres a llevarles dinero, no presentaba ningún síntoma», agregó.

Mariana también se encargó de sembrar optimismo en cuanto a la recuperación de la enfermedad: «Quiero contarles que esta enfermedad se supera 100×100 gracias al sistema inmunológico y que de la única forma que esto puede resultar bien es gracias al estado de ánimo… Y doy gracias a Dios que en nuestras vidas hay gente que nos quiere de verdad y nos acompaña, que nos levantó la inmunología a +1000 para que hoy estemos evolucionado positivamente. Está es la otra cara de lo que nos está tocando transitar…».

Ante la dramática situación que le tocó enfrentar en pena pandemia hizo hincapié en agradecer a quienes estuvieron cerca pese al aislamiento obligatorio. En ese sentido, dijo: «Nuestras familias que siempre estuvieron a nuestro lado apoyando, acompañando con un amor incondicional. Nuestros amigos de verdad que nunca nos soltaron la mano. Nuestros vecinos, conocidos, el personal del colegio a donde concurre Jere que permanentemente nos están demostrando afecto y nos hacen sentir su presencia. Las mamis que se preocupan todos los días por nuestro bienestar. La empresa donde trabaja mi esposo, que desde el primer momento se puso a nuestra disposición. Tengo que agradecer profundamente a la Directora de Epidemiología de Rosario, Analia Chumpitaz, que además de ser una profesional excepcional es un ser humano maravilloso. Que no solo se puso en contacto conmigo desde un principio, sino que además siempre estuvo y está a nuestra disposición y nunca dejó de contenernos y acompañarnos. Y quiero destacarlo muy especialmente porque es la primera vez que tengo contacto directo con la salud pública. Y debo decir que me sorprendió para muy bien».