«El fútbol me salvó la vida», dijo la futbolista trans que espera habilitación de la AFA
Mara Gómez, de Villa San Carlos, confesó que intentó suicidarse en varias ocasiones, pero el deporte le brindó contención social y le servió como «escape» a la discriminación.
La futbolista trans de Villa San Carlos, Mara Gómez, que aún espera la habilitación de la AFA para jugar en la Primera División del fútbol femenino, confesó este sábado que intentó suicidarse en varias ocasiones pero que el fútbol le salvó la vida, al brindarle una contención social y servirle como «escape» a la discriminación.
Mara descubrió el fútbol a los 15 años por medio de una vecina del barrio, la misma que la frenó ante su decisión de quitarse la vida, algo que pensó más de una vez porque desde chica fue víctima de una «gran exclusión» al autopercibirse mujer y darse cuenta que le gustaban los varones.
En uno de esos intentos suicidas, la actual delantera del equipo de Berisso se topó con una de sus verdaderas pasiones: «Una vecina me socorrió. Y en ese período me invitaron mis vecinas a jugar al fútbol. No era algo que me llamaba la atención y lo tomé como una diversión, pero con el fútbol encontré un medio de contención social y me ayudaba a olvidar todo lo malo. Me salvó la vida», contó Mara a Télam.
«Las personas trans no tenemos opciones prácticamente, la expectativa de vida es de entre 30 y 40 años, nadie nos da trabajo, nos excluyen desde nuestras familias y hasta en el sistema de salud cuando te atienden mal en un hospital. El mismo hombre hétero cis que te bloquea la posibilidad laboral es el mismo que después te consume en la prostitución, que es una salida que muches encuentran. Se trata de vivir o de morir simplemente, es muy complicado», describió.
Frente a esa cruda realidad, Gómez reclamó: «Una sociedad con oportunidades y que se entienda que la capacidad viene de la cabeza, no de los genitales, y que somos personas».
Este domingo se conmemorará el Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, en recuerdo a los disturbios de Stonewall, Estados Unidos, de 1969 que marcaron el inicio del movimiento de liberación homosexual.
En el contexto de la pandemia de coronavirus, Mara aguarda una resolución por parte de la AFA para poder jugar el campeonato femenino con Villa San Carlos, lo que «acelera» su ansiedad.
La atacante, de 22 años, admitió que mantuvo un «buen diálogo de acercamiento» con la gente de la AFA y confió en una «resolución positiva» de su situación, mientras afronta los últimos minutos de su otro partido, la carrera de enfemería, que cursa en La Plata con sólo cinco finales para recibir el título.
Con el respaldo de la Ley de Identidad de Género, Mara aseguró que su idea fue «evitar el conflicto en un principio» y apostó a un entendimiento con la dirigencia de la AFA, ya que en la normativa de la FIFA no hay ningún artículo que le impida jugar al fútbol como al resto de sus compañeras.
Es que la Ley de Identidad de Género, entre muchas cosas, establece la obligatoriedad de que las personas trans sean tratadas de acuerdo a su identidad de género autopercibida.
La inclusión de deportistas trans es un debate abierto para las autoridades del mundo del deporte, al punto que el Comité Olímpico Internacional (COI) recomendó que ya no es «necesaria una operación para competir en la rama correspondiente a la identidad de género que expresan» pensando en los países que no cuenten con Ley de Identidad de Género.
Para garantizar el derecho a la competencia deportiva, el COI exige que «las mujeres trans deben mantener sus niveles de tetosrena por debajo de los 10nmol/L durante todo el año previo a la competición».
Gómez, con pasado en la Liga Amateur Platense, se entrena actualmente a la par de sus compañeras por Zoom, con una rutina que les envía la preparadora física de Villa San Carlos, para toda la semana y aprovecha el espacio en su casa para ejercitar con la pelota.
«El fútbol es la mitad de mi vida, cuanto menos juego es mayor la incentivación de hacerlo. Mi deseo como persona y como jugadora es no tener un techo, ni limitaciones de poder jugar. Quiero ser jugadora de AFA para evolucionar», afirmó con entusiasmo y con la esperanza de vestir los colores de San Carlos.
En la liga local pasó por Asociación Iris, Uocra, Cambaceres y AFI Las Malvinas, y en este último club anotó 33 goles en una temporada y conquistó el bicampeonato (Clausura y Apertura 2019).
Su talento y sobre todo su eficacia en el área rival le abrió la puerta en Villa San Carlos, desde donde la llamaron para sumarse a un equipo que se encontraba complicado en zona de descenso a principios de esta temporada, pero que se salvó por la suspensión del torneo debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
«Hoy por hoy continúo como refuerzo de Villa San Carlos, con la pandemia se pausó mi situación. Estamos a la expectativa esperando la resolución. Trato de mantener una cercanía con la dirigencia y todo ha sido positivo. Quiero lograr el objetivo», apuntó.
Sin embargo, su lucha es difícil por el prejuicios culturales y sociales arraigados en la sociedad y cuando la chicanearon con el tema de la «ventaja física», ejemplificó con Lionel Messi, que tiene siete Balones de Oro y mide menos de 1.70.
«Es el mejor de todos pero sin ser físicamente imponente. Tuvo que irse de chico a tratarse para crecer de altura. No es física, es una cuestión de habilidades, por eso me llamaron desde el club», sostuvo.
Igualmente, el apoyo no faltó desde el fútbol femenino: «Tuve muchos mensajes de jugadoras de Primera División, del Ascenso y de afuera pero ninguno del fútbol masculino. Me mandó (un mensaje) Ruth Bravo, una de las figuras de Argentina. Todas ellas me están apoyando. Entienden mi situación porque ellas lo atravesaron por el simple hecho de ser mujer. Ellas pelearon por un reconocimiento para tener un torneo hasta ahora semi profesional».
En la extensa charla con Télam, Mara nunca perdió su buen humor y como cierre, antes de sumergirse en los libros para preparar uno de los finales que le restan, recordó que en sus inicios hizo «varios goles en contra» porque no sabía «ni cómo patear la pelota».