Poco después de las 10 se puso en marcha el cortejo fúnebre con el que la ciudad despidió a Tomás Felipe Carlovich, el legendario futbolista rosarino que murió ayer luego de ser salvajemente golpeado por un ladrón que le robó la bicicleta. Fue una ceremonia breve, pero intensa en emociones y en sostener el firme reclamo por justicia y para que las autoridades puedan dar con el responsable del crimen.

El féretro con los restos del Trinche fue trasladado desde la casa velatoria de Perú al 600 hacia el estadio Gabino Sosa, donde la comisión directiva de Central Córdoba permitió el acceso de socios y de público en general a las gradas.

Miles de personas se llegaron hasta la cancha de barrio Tablada y le pusieron color y emoción a la despedida del Trinche. La gran mayoría tenía colocado barbijo o tapa boca, pero si algo desdibujó un poco el sentido del encuentro fue que no se respetó el distanciamiento social que se impone en la cuarentena.

 

El coche fúnebre ingresó al Gabino Sosa, poco después de las 10.30, y se ubicó de frente a la tribuna principal, donde solía ubicarse el ídolo charrúa para ver al equipo de sus amores.

El acceso del vehículo al campo fue recibido con una cerrada ovación y aplausos que se prolongaron por más de diez minutos. Familiares y amigos del Trinche extrajeron el cajón del vehículo y lo ubicaron muy cerca del medio del campo. Allí cubrieron el féretro con una bandera de Central Córdoba. El ataúd fue trasladado «a manos» para recorrer el perímetro de la cancha.

Uno de los momentos más emotivos en el Estadio Gabino Sosa.

Uno de los momentos más emotivos en el Estadio Gabino Sosa.

El homenaje terminó de la misma forma con que había comenzado. Mucha emoción y un cerrado y cálido aplauso. Los restos de Carlovich descansarán en el Cementerio privado de Granadero Baigorria.