El mercado mira de reojo: dudas por el dólar, inflación «resistente», y los pedidos del FMI al Gobierno
“Se puede pensar que se trata de una histéresis de mercado. O, como nosotros, que los precios reflejan el valor presente de varios mensajes que tienen impactos distribuidos en el tiempo. Hay varias señales encapsuladas en cada curva. A riesgo de sobresimplificar, lo que vemos es que los precios dicen: que la perspectiva del sector privado mejora, que el beneficio para la solvencia del sector público es innegable pero todavía no es del todo claro cómo se generarán los dólares para pagar la deuda, y que haber postergado la salida del cepo/profundizado la estrategia de licuación desde esos niveles no fue gratis”, argumentan desde Consultatio en el informe que circuló por las mesas de dinero.
“El quinto superávit fiscal consecutivo y una inflación bastante debajo de 5% le dan algunos pergaminos importantes al gobierno. Aunque a ritmo lento la actividad parece empezar un sendero de recuperación. En el camino de esas buenas noticias se cruza la discusión sobre si hay o no atraso cambiario. Es una pregunta que tiene mil respuestas posibles y muchas de ellas con justificaciones consistentes”, indicó un paper de la consultora Econviews, del influyente Miguel Kiguel. Y alertó: “Independientemente de si hay atraso o no, comienza a haber tensiones en el sector externo, y que el contexto internacional no ayuda. Es un problema que se empieza a notar, aunque no uno fulminante a mediados de junio de 2024”.
Dólar, la brecha y el cepo cambiario
Las consultoras coinciden en que el Gobierno deberá tarde o temprano dejar correr el dólar. Mayormente se inclinan a calcular que el atraso cambiario es cercano al 30%. Es decir, no menos de unos $1.150 debería valer cada billete verde.
La clave está en el cepo cambiario que, aunque las condiciones para liberarlo están más cerca, aún no parece ser el momento. Más allá del saneamiento del balance del BCRA, la otra condición es la reducción de la brecha, que para los analistas es difícil que vuelva a mínimos de 20% en el corto plazo. También ven en eso un lastre para la desinflación.
Otro tema sensible es el impuesto PAIS, que se aplica sobre la compra de dólares en el mercado oficial. El Gobierno promete que será el próximo tributo a eliminar, y según se anticipó debería bajar 10 puntos -de 17,5% al 7,5%- tras la sanción de la ley Bases. El problema es que explica gran parte de la recaudación y, por ende, del superávit.
La actual gestión se enfrenta a un problema que es a su vez interno y externo: mientras Milei, Caputo, y el titular del BCRA, Santiago Bausili, se sientan sobre el precio del dólar, en el mundo la divisa se fortalece. A su vez, el real se debilita. Argentina se encarece en dólares, mientras la actividad no repunta. Empresas difunden compromisos millonarios a la espera de que el Congreso avale el Régimen de Incentivo a las Grande Inversiones (RIGI). Por ahora, solo promesas.
Otro problema que ven en la consultora es el precio de las commodities agropecuarias. La soja ya está debajo de u$s420 la tonelada. Los precios del trigo también cayeron fuertemente y el maíz algo menos. No son malos precios, pero menguan la entrada de divisas vía exportación. Esto, además, en el contexto de lenta liquidación de los agroexportadores que guarda la cosecha a la espera de mejores precios y lo que ocurra con el Dólar Blend (80% oficial y 20% MEP), que ahora Caputo ratificó.
“En el plano local también aparecen algunos nubarrones. Los dólares paralelos se escaparon cuando el Banco Central bajó mucho la tasa de interés y había dudas sobre la aprobación de la Ley de Bases, y no bajaron significativamente una vez que la ley se aprobó. El spread cambiario está por encima del 40%, un valor preocupante”, dice Econviews.
Las reservas del BCRA
El dato que dejó la última semana es que el BCRA debió vender el volumen más alto de dólares en un día desde que comenzó la gestión actual. Fueron u$s156 millones. Más allá de que hasta ahora la estrategia de la entidad resultó positiva en cuanto a la acumulación de reservas, las últimas semanas sembraron dudas.
Según Consultatio, “la ralentización en el ritmo de compra de reservas en el mejor trimestre del año abre dudas que hasta hace poco no estaban. Y la determinación con la que los funcionarios defienden, todavía hoy, el cepo, contradiciendo lo acordado con el FMI también. Ahí hay una deuda pendiente”.
“En junio el Banco Central casi no compró dólares en el mercado cambiario, a diferencia de meses anteriores en que compraba más de tres mil millones de dólares por mes. Ahora que necesita urgentemente aumentar reservas y no lo está logrando es un problema”, advierte Econviews, y sostiene que “si la situación no mejora necesitará más flexibilidad cambiaria, en línea con lo que recomienda el FMI en el informe del staff report”.
“Este parece ser el gran desafío que enfrenta Milei no sólo en términos económicos sino políticos, ya que las encuestas siguen mostrando datos favorables en lo financiero y fiscal, pero ahora le piden al gobierno más actividad y empleo. Nuestra visión es que para que eso pase de un vuelo bajo a algo más robusto habrá que correr riesgos y levantar el cepo. Esto es una operación que potencialmente tiene más beneficios que costos, especialmente dado que los fundamentals fiscales son sólidos. Además, un tipo de cambio más flexible traerá los antídotos que se necesitan si la cuestión externa se pone aún más difícil y el viento de frente lastima”, concluye.
La inflación de junio
En cuanto a la inflación, el hito fue el dato de mayo que marcó 4,2%, su nivel más bajo desde enero de 2022. Medió para ese logro la postergación de los ajustes de tarifas en los servicios públicos y la relativa calma en el dólar. Junio se espera al menos un estancamiento de la baja de precios, o incluso un repute. El propio Milei se ocupó de abrir el paraguas, pero culpó a la “casta” política por demorar la aprobación de la ley Bases. Las consultoras y el FMI calculan que el IPC se moverá en torno al 4 o 5% mensual hasta fin de año, acumulando en 12 meses un aproximado de 140%.
Facimex difundió un documento en el que destacó que “los datos de alta frecuencia de precios reflejan que la inflación semanal fue la más baja desde los peores meses de la pandemia. Con datos al 14 de junio, el IPC-OJF de Ferreres midió para la semana pasada una inflación general del 0,2% s/s y una inflación núcleo del 0,3% s/s. Al mirar la variación entre el 7 y 14 de cada mes, la inflación general y núcleo fueron las más bajas desde abril de 2020, mes afectado por las restricciones sanitarias”.
La inflación semanal en alimentos mostró señales mixtas, aunque sigue siendo baja en la primera quincena. Por un lado, Econviews midió una variación nula en productos básicos en supermercados del Gran Buenos Aires (0,6% s/s la primera semana de junio y 1,7% s/s la segunda semana de mayo). Por otro lado, LCG relevó una inflación del 1,5% s/s (0,0% s/s y 0,1% s/s).
“Las métricas mensuales del IPC-OJF de Ferreres muestran que la inflación núcleo sigue desacelerando y se acerca al 3% mensual. Primero, en la medición punta a punta de los últimos 30 días, el IPC-OJF registró una suba del 6,0% para el nivel general (-0,8pp contra la semana pasada) y 3,3% para la núcleo (-0,2pp)”, añade.
Luego agrega que “al comparar los primeros 14 días de junio contra los primeros 14 días de mayo, el IPC-OJF marcó una inflación general del 6,0% (4,5% en mayo) y una inflación núcleo del 3,4% (4,5% en mayo). Y que “la variación entre las últimas 4 semanas y las 4 semanas previas, que es un proxy del ritmo al que avanza la inflación mensual, arrojó una inflación del 5,3% m/m para el nivel general (+0,4pp) y 3,7% m/m para la núcleo (-0,3pp). De esta forma, las métricas mensuales del IPC-OJF ubican a la inflación núcleo en mínimos desde principios de 2022”.
“Los datos de la segunda semana de junio le imprimen un riesgo a la baja a nuestra proyección de 6% m/m para junio. Los datos del IPC-OJF dejaron un arrastre del 5,4% m/m para junio y se necesitaría una inflación del 1,0% s/s en las semanas restantes para que junio cierre con una inflación del 6,0% m/m, según el IPC-OJF (con 0,5% s/s cerraría en 5,7% m/m)”, concluye.
Las pistas que dejó el FMI
Con la octava revisión del programa aprobada, y el desembolso de u$s800 millones, el FMI dejó algunas pistas de hacia dónde debería dirigirse la política cambiaria. En el nuevo esquema monetario se apunta a una competencia de monedas y la idea de la dolarización queda en el pasado.
Se espera que comiencen a eliminarse las restricciones sobre el mercado y los tipos de cambio múltiples al mismo tiempo que la tasa de interés real sea positiva. Además, para los próximos años, el FMI plantea que para mantener el equilibrio fiscal serán necesarias reformas en el sistema tributario, de pensiones y de sistema de coparticipación de impuestos.
Sobre el staff report, Econviews analiza que “lo primero que se indica es que se avanzará hacia un régimen de competencia de monedas, donde el tipo de cambio flote de manera administrada tal como sucede en Perú y Uruguay. El Banco Central tendrá como primer objetivo la estabilidad de precios, se le prohibirá financiar al Tesoro, seguirá siendo el prestamista de última instancia para las entidades financieras, esterilizará las compras de reservas y regulará la liquidez del sistema a través de operaciones de mercado abierto con títulos públicos”.
Asimismo, y tal como lo anticipó Caputo, la intención es dejar atrás la etapa de tasa de interés negativa. Hoy son pocas las inversiones en pesos que pueden ganarle a la inflación.
Por último, el FMI menciona los riesgos del programa. “Si bien las medidas iniciales del Gobierno ayudaron a moderarlos siguen existiendo y son varios. La recesión puede durar más de lo esperado y la inflación puede ser más difícil de bajar. Eso puede llevar a mayor tensión social. Desde lo político, la demora para aprobar leyes clave en el Congreso también supone una amenaza al plan de estabilización”, afirman en la consultora de Kiguel.
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