El papa Francisco le pidió a Cristina Kirchner que elija sucesor cuanto antes
Un peronista que lo conoce mucho, dice que cuando apenas era cardenal, el Papa Francisco le hablaba de la obra de Basil Liddell Hart, el militar inglés que vio las tremendas carnicerías de la Primera Guerra Mundial y se propuso, ya como teórico, desarrollar estrategias como la del carro de combate, para lograr la ruptura del frente enemigo envolviendo sus posiciones, si era necesario, lo que consideraba mejor que un mortífero asalto frontal.
Sus teorías eran de vanguardia, al punto que muchos lo consideraban un «bolchevique militar», porque cuestionaba el uso del caballo como arma de guerra y también ciertos pilares del pensamiento de Carl von Clausewitz. El ejército inglés no tomó sus recomendaciones, en cambio sí lo hicieron los modernos generales de la Alemania que se volvió nazi, que utilizaron sus teorías para penetrar sobre la Linea Maginot que protegía la frontera este de Francia.
Al concluir la Segunda Guerra, Liddell Hart publicó sus libros sobre lo que dio en llamar «la estrategia de la aproximación indirecta», donde propone la realización de «acciones paradójicas» en la línea de menor expectativa, una «distracción» que corte la libertad de acción del enemigo como efecto de un señuelo, que lo induzca -al enemigo- a un movimiento en falso y así producirle un desbalance.
Por el contrario, asegura Liddell Hart, la estrategia de ataque directo «hacia el oponente, provoca su balance físico, psicológico y por consolidación», y allí es «donde el enemigo incrementa su poder de resistencia».
«Francisco es de los que piensa que la Argentina sólo tiene estabilidad cuando es gobernada por el peronismo», señalaron
A Liddell Hart volvieron los que son más papistas que el Papa, quienes tratan a Jorge Bergoglio desde hace décadas y le hicieron el aguante cuando los Kirchner lo habían elegido de enemigo, en un intento por explicar la curiosa delegación de más de 30 argentinos que invadió el Domus Santa Marta con salames quinteros de Mercedes y remeras de La Cámpora. Ellos, los más papistas, no creen que el Papa los haya traicionado. Y ofrecen una variada información de contexto. A saber.
-Que el Papa recibió a Cristina y su comitiva en visita privada. Por eso, y no por una conspiración, es que tuvo una repercusión menor que la del presidente de Letonia, Andris Berzins (que sí fue en visita de estado), en la cobertura de L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano.
-Que luego de la distendida previa con la delegación argentina, el Papa aprovechó un respiro en la conversación de Cristina, durante el almuerzo a solas, para hablar de lo que le interesaba: pedirle a la Presidenta que designe un sucesor lo más pronto posible. «Tenés que elegir un candidato«, le habría dicho, según tres fuentes independientes. Una de ellas se arriesga a algo más: «Tenés que elegirlo a Daniel«.
Las otras dos fuentes no creen que el Papa haya sido tan explícito, aunque no dudan de sus preferencias por Scioli, no sólo por razones políticas. «Francisco es de los que piensa que la Argentina sólo encuentra estabilidad cuando es gobernada por el peronismo, y entre Scioli y Massa, prefiere a Scioli por su fenomenal capacidad de resiliencia, porque aprendió a crecer ante cada humillación y porque no le gusta humillar a nadie», plantea una fuente que vive en Roma. «Le gusta su estilo simple y sobrio y cree que ese es el estilo que necesitará Argentina para salir adelante», agrega la otra, «aunque tampoco hará nada contra los demás candidatos, todo lo contrario, buscará ayudarlos a todos».
El 2 de octubre Francisco recibirá a Macri
Ya empiezan a llegar a Roma los convocados para el Sínodo Extraordinario de Obispos, la asamblea consultiva que convocó el Papa para que lo asesoren en temas altamente controversiales sobre la familia, como la actitud de la Iglesia con los divorciados, las parejas de hecho y las uniones entre parejas de un mismo sexo. La enorme mayoría de la feligresía está de acuerdo con la apertura que el Papa plantea en estos temas, pero hay una minoría ultraconservadora que elige hacerle zancadillas a Francisco para retardar las reformas que se vienen. Se trata de un asunto de poder. Si avanza la agenda renovadora, hay quienes temen por sus propias posiciones. Pero el Papa está acostumbrado a navegar en las peores tempestades.
En su libro Francisco. Vida y Revolución, la periodista Elisabetta Piqué dice que «el Papa argentino es una estratega. Sabe exactamente lo que quiere«. Y cómo manejar el timón para llegar a buen puerto.
Tal vez por eso, no lo abruma encarar dos agendas calientes en la misma semana. El 5 de octubre empieza el Sínodo. Pero el 2 de octubre recibe a Mauricio Macri quien, alertado de que el Papa habría mencionado a Scioli como su preferido, pidió una audiencia que, rápidamente, le fue concedida.
¿Y Sergio Massa?
Nada le molesta más a quien lidera las encuestas de intención de voto a presidente que le pregunten sobre el tema. «Estás mal informado», contesta invariablemente. El ex vicecanciller Eduardo Valdés, actual enlace entre Francisco y el Gobierno, comentó que el Papa no lo recibió todavía, por pedido de Cristina, y que está decidido a cumplir por mucho tiempo con esa promesa.
Otro hombre que frecuenta el Vaticano dice que «Francisco, como sacerdote que es, atiende a todos lo que quieren verlo, pero a mí me parece que el ex intendente de Tigre tendrá que tomar varias dosis de humildad antes» de acceder al ansiado encuentro.
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