El Paraná registra la bajante más prolongada desde 1905 y seguirá al menos hasta enero
El retrato de lo que seguirá no es nada alentador. El especialista en ictiología adelantó que la bajante seguirá al menos hasta el 31 de diciembre, también habrá temperaturas más elevadas que el promedio y, el fenómeno climático de La Niña aportará más sequía. En pocas y populares palabras: será un verano crítico para sufrir la gota gorda en Rosario y toda la región.
A diferencia de la moneda norteamericana, el Paraná se mantiene estable a la atura de Rosario. La prefectura Naval Argentina marcaba hoy, 12 de octubre, la misma medida de los últimos días, 0,98 metro. ¿Pero qué implica esta medida en una zona del río donde la emergencia se da a los 5 metros y la necesidad de evacuación a los 5,3 metros? ¿Es la baja en sí misma un perjuicio? ¿Qué relación tiene con la quema de los pastizales? Liotta, dio cátedra ante cada respuesta.
«La bajante en sí misma no es negativa, ella y la subida son el pulso del río, como los ciclos de sístole y la diástole para el corazón, son necesarias para que el sistema se mantenga. Hubo alturas mínimas intensas, de menos de un metro, pero lo preocupante es cuánto duran porque si se prolongan en el tiempo resienten la resilencia del ambiente y ésta ya lleva varios meses y continuará», explicó y adelantó Liotta.
Y para entender los perjuicios, el biólogo, miró más allá del cauce que es lo único que se observa sin expertiz. «No sólo hay que observar el cause principal sino la llanura de inundación del río», dijo al referirse a todo lo que se inunda cuando el río sube. «Esos ambientes de lagunas y bañados son los que usan , por ejemplo, los pequeños peces para protegerse de los depredadores hasta que se animan a ir al cauces. En una bajante tan prolongada se secan esas lagunas, se mueren los peces, se estresan las plantas sin aguas en sus raíces, les falta humedad y refugio a los mamíferos: se desconecta todo el sistema».
Pasado y futuro de la sequía
La cuenca del Plata que no sólo contiene al Paraná sino a los ríos Uruguay, Paraguay, Pilcomayo y Bermejo tiene 3 millones de kilómetros cuadrados, y muchas variables naturales y antrópicas o humanas para analizar (entre ellos la desforestación indiscriminada).
Pero hay una común a todo el territorio y trayecto: la sequía, un déficit de hace varios años, que no sólo afecta a la fauna y flora sino a la navegación y actividades productivas.
Aunque Liotta explica que los inconvenientes para la naturaleza no lo son siempre para los hombres que ven en la bajante una oportunidad.
«Se construyen terraplenes, se instalan máquinas viales y comienzan las ideas de sembrar», dijo y en ese sentido apuntó a las quemas: «Hacienda hay en las islas desde hace tiempo, quemas también, pero estas condiciones ambientales no pudieron pararlas como en otros momentos y el fuego se expandió a gran escala. Cuando hay cierta humedad los fuegos se apagan solos, con esta sequía y esta bajante el panorama es distinto y se agrava».
Liotta prefirió no hablar de ecocidio, le parece que el término se popularizó y se lo utiliza con liviandad. Dice que prefiere retratar el panorama ambiental en base a datos científicos y en ese sentido adelanta que «de prolongarse en el tiempo esta bajante será grave, sólo más lluvias podrían mejorar el panorama». Sin embargo, dijo, que por lo lo que indica el Instituto Nacional del Agua (INA), los días secos continuarán al menos hasta fin de año y el fenómeno de la Niña jugará en contra.
«¿Podrían los estados haber aplicado alguna política de prevención a esta bajante?», preguntó este diario.
«Sí, podrían -contestó el biólogo- se podría haber mantenido en condiciones los humedales y las altas cuencas, no drenando, conservando la cobertura vegetal, no desforestando. El humedal es como una esponja, si el sistema está conservado se retiene el agua por más tiempo pero si se drena muy rápido se seca y la falta de lluvias no acompañan, es todo peor». Un panorama desalentador.
La Capital de Rosario