Las distribuidoras la compran al mismo precio, pero la venden a otro muy distinto. Entre Ríos entre las provincias que más caro se paga el servicio.

 

 

luz tarifa

La polémica generada en Córdoba por los aumentos del servicio eléctrico, que alcanzan hasta el 100%, reabrió la discusión por la política de subsidios a nivel nacional. El gobernador Juan Schiaretti responsabilizó a la Nación por los incrementos. Una comparación de las tarifas puras que cobran las distintas empresas distribuidoras del país (sin impuestos, tasas ni cargas extras) muestra una amplia heterogeneidad. Neuquén, con $ 447,38 mensuales, es la más alta, y Santa Cruz, con $ 105, la más baja; ambas prestadoras son estatales.

LA NACION realizó una comparación entre la mayoría de las distribuidoras del país (las que publican sus cuadros tarifarios), tomando como base un consumo de 200 kW mensuales, el promedio residencial de una vivienda sin excesos de artefactos eléctricos. No se computan descuentos por ahorro de energía ni tarifa social.
Ese monto en Santa Fe alcanza los $ 456; en Jujuy, $ 382,56; en Salta, $ 292,88; en Mendoza, $ 201,92; en Chaco, $ 257,96 (el precio del kW incluye el IVA); en Entre Ríos, $ 321,68; en Tucumán, $ 250; en Neuquén, $ 447,38; en Catamarca, $ 309,86; en Córdoba, $ 406; en Misiones, $ 263,69; en Corrientes, $291,64; en Río Negro, $ 273,90, y en San Luis, $ 307,61.

A pesar del rebalanceo, las distribuidoras de la Capital Federal siguen teniendo tarifas que están entre las más bajas del país. Para el ejemplo analizado, en Edesur se pagan $ 221,52, y en Edenor, $ 213,34.

Las tarifas eléctricas en todo el país tienen dos componentes: el precio de la energía en el mercado mayorista (que ahora es igual en todo el país); el primero cubre principalmente los valores de generación y el segundo, los de las redes locales (capital más costos de operación y mantenimiento).

Desde la asunción de Mauricio Macri y el inicio del rebalanceo tarifario, todas las jurisdicciones empezaron a pagar un precio único por las compras al mercado mayorista (antes existían algunas diferencias), pero, además, se empezaron a cortar los subsidios para obras a Edenor, Edesur y Edelap, entregados a cambio de que no subieran las tarifas.

A esa modificación se le suma otra: hay incrementos de los precios del mercado mayorista que tienen mayor impacto en las tarifas que estaban más atrasadas, pero que todavía no alcanzan para equiparar las brechas existentes. Por ejemplo, en Edenor el megavatio/hora para una industria cuesta $ 1120; en la Empresa Provincial de Córdoba (EPEC) el valor es de $ 1710, es decir, un 50% más.

Las distribuidoras de energía -la comparación de LA NACION no incluye a las cooperativas eléctricas, donde las diferencias se amplían- cobran un cargo fijo independiente del consumo y uno variable, que se aplica a la cantidad de kW demandados y que varían por segmento.

Los cargos fijos van desde $ 5,20 mensuales en Mendoza (Edemsa, privada, atiende 11 departamentos de la provincia) hasta $ 117,18 en Catamarca (Energía Catamarca Sociedad del Estado). En promedio, el costo mensual se mueve entre los 30 y los 35 pesos.

Como las redes de distribución tienen características que conforman un monopolio natural, usualmente son los organismos de regulación de jurisdicción provincial los que deben fiscalizar los costos de las empresas de distribución y autorizar la aplicación de las tarifas. La heterogeneidad existente se debe, principalmente, a los diferentes valores de distribución autorizados en cada provincia.

Especialistas consultados por LA NACION indicaron que la eficiencia (o no) de las empresas y el nivel de concentración de los mercados determinan el precio de distribución, pero todos coincidieron en que no deberían existir diferencias tan grandes.

Al valor de la energía estimado se le deben sumar cargos especiales que cobran algunas empresas, como la provincial de Córdoba. El caso de la EPEC es único en el país por los montos extras sobre la tarifa destinados a financiar obras.

Por supuesto, sobre el consumo también pesan impuestos y tasas. Un ex secretario de Energía de la Nación señala que ése es un punto «muy sensible» y que, a medida que se van corrigiendo las tarifas, la presión tributaria debería ceder.

«El kirchnerismo generó cotos energéticos; optó por tarifas bajas y el resto lo cubría con subsidios y transferencias canalizados a través de Cammesa. Esos subsidios se sostienen con impuestos», describe. Cuestiona las tasas municipales (rondan el 10% en promedio), que no tienen contraprestación a cambio y son proporcionales al consumo. «Hay que avanzar en acciones coordinadas para resolver estos problemas, aunque la tarea es ardua y difícil de instrumentar», agrega.