Emergencia hídrica, una recurso habitual que no siempre termina en soluciones
Daniel Scioli regresó en la mañana de este jueves de apuro desde Italia y decretó la emergencia hídrica en la provincia. Su ausencia coincidió con el punto más crítico de las inundaciones y la oposición aprovechó para reclamar medidas. Por eso es probable que la de hoy haya sido la ocasión más incómoda que le tocó para formular un anuncio que ya hizo en otras oportunidades.
El concepto de emergencia sugiere una acción inmediata ante un peligro que sobreviene de forma imprevista. A veces de manera más sorpresiva que otras, a veces por situaciones más comprometedoras que otras, Scioli ha tenido que emplear ese recurso en distintos puntos del distrito que gobierna cada año desde 2009, con excepción de 2011.
A comienzos de 2014, el Poder Ejecutivo de la provincia promulgó una ley votada por la Legislatura para declarar la emergencia en el río Luján. El proyecto contemplaba la realización de «obras y un examen exhaustivo del estado del río y del valle de inundación, de las zonas de humedales y de toda perturbación de origen antrópico y/o natural que fuere causa directa o indirecta de comportamientos anormales del río en circunstancias de incremento de su pico de caudal».
La norma había recibido sanción definitiva en noviembre pero la promulgación se demoró cuatro meses. El diputado Juan Carlos Juárez (GEN) presentó a principios de 2015 un pedido para que se extienda la vigencia, pero en plena campaña electoral el Senado nunca trató el giro de la Cámara baja.
En diálogo con Infobae, Juárez apuntó que la emergencia implica la agilización de los diagnósticos sobre lo que sucede en el lugar afectado, de los trámites de licitación y la ejecución de las obras. «Si el Ejecutivo hubiera ejecutado las obras estructurales, esto no hubiese ocurrido», denunció.
En 2013, la emergencia estuvo destinada para La Plata y otros de los distritos más castigados por la inusual tormenta que se registró a comienzos de abril. Además del compromiso de realizar obras, en esa ocasión se facilitaron créditos y beneficios impositivos para los afectados.
Numerosos municipios del interior bonaerense sufrieron las consecuencias del agua en 2012. La Provincia dictó la emergencia hídrica para 19 distritos, que estuvo acompañada –al igual que en 2015– por medidas para el sector agropecuario, que registró cuantiosos daños.
Más complejo fue el panorama en 2010. Por entonces, las abundantes lluvias de enero coincidieron con el aumento de los caudales de los ríos en el noroeste de la Provincia que provocaron tormentas en Santa Fe y Córdoba. Las aguas que bajaban de Brasil complicaron el escenario. La emergencia en esa oportunidad abarcó 68 partidos.
En 2009, las razones que llevaron a Scioli a declarar la emergencia fueron muy distintas. Bahía Blanca y otras localidades del sur padecieron una extensa sequía y el gobierno se planteó instrumentar «las obras necesarias y las acciones que permitan garantizar el suministro de agua potable». También en esa ocasión hubo asistencia para el sector agropecuario.
Para Juárez, la respuesta que se consiguió en el caso de La Plata es un ejemplo de los resultados de la emergencia como herramienta cuando existe voluntad de resolver una situación. Las obras están en curso y prometen dar soluciones estructurales a la población. «La emergencia vale, ahora tiene que haber una decisión política», observó.
El diagnóstico es distinto para otras experiencias. El recurso ha servido para paliar daños, para evitar asfixiar a productores afectados con los impuestos y para brindar ayuda y asistencia a vecinos inundados. Pero en muchos casos la emergencia no se tradujo en transformaciones estructurales ni en planes para lograr mejoras a largo plazo.
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