En 2020 podrían ingresar hasta US$ 28.000 millones por exportaciones agroindustriales, según Nasini
Esa es la estimación que hizo el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario durante una entrevista con Télam.
El presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Daniel Nasini, estimó que el ingreso de divisas por exportaciones relacionadas con el sector agroindustrial rondaría los 28.000 millones en 2020, con un incremento en las ventas de los granos sin procesar.
El directivo, en un reportaje con la agencia Télam, aseguró que a la fecha, a pesar de la pandemia y de las medidas de aislamiento registradas a nivel global para morigerar el avance del coronavirus, la exportación de granos creció respecto a 2019.
En el plano estrictamente empresario, Nasini consideró que el default de la agroexportadora Vicentín «le pegó muy fuerte a la cadena de comercialización» y aseguró que en el sector «nadie vio venir» la cesación de pagos.
A continuación los principales tramos del reportaje con Télam:
Télam: ¿Cómo afectó la pandemia al mercado y comercio de granos a nivel internacional y local?
Daniel Nasini: A nivel mundial hubo una baja importante en el precio de los commodities, pero en los granos no fue tan pronunciado como en el caso, por ejemplo, del petróleo.
En lo que son los productos agroindustriales, como la soja, el maíz y el trigo, la cadena y la comercialización actuó con normalidad. Es más, salieron más buques y se exportó más granos y porotos desde los puertos que el año pasado. Esto se dio a pesar de la baja del río Paraná que hace que los barcos, al no tener el calado suficiente, tienen que cargar menos y eso es un costo para la agroindustria que la BCR calculó en US$ 240 millones en el cuatrimestre.
De todas maneras, la actividad agroindustrial está funcionando durante la cuarentena, con muchos protocolos sanitarios, con más ingresos de camiones que el año pasado y trabajando normalmente.
T: ¿Cómo están funcionando las fábricas y exportadoras de la zona del Gran Rosario?
DN: Yo lo veo normal. Normalidad no significa perfección. Siempre hay algún embotellamiento de camiones y ese tipo de cosas, pero es normal. Las fábricas están funcionando bien; no hubo un parate y eso es bueno para el ingreso de divisas al país, que nosotros estimamos entre US$ 25.000 y US$ 28.000 millones este año.
T: ¿Qué esperan de esta campaña triguera?
DN: La intención de siembra es de entre 6,9 y 7,3 millones de hectáreas. Las perspectivas son muy buenas e indudablemente el trigo podría darle liquidez a los productores a fin de año. Estimamos que la siembra va a requerir una inversión de US$ 1.900 millones y va a ser una campaña mayor o igual que la del año pasado.
En el trigo los precios estuvieron un poco más alto y eso hace que la intención de siembra sea alta. Si el clima acompaña la producción puede rondar 21 millones de toneladas de trigo.
T: ¿Hay una retención especulativa de la soja por parte de los productores?
DN: Este año se ha exportado más que el año pasado. Los camiones fueron más. Si está habiendo una retención mayor, no lo estoy viendo dentro de los números técnicos. No veo que haya una retención importante. Hasta ahora se vendieron 23 millones de toneladas de soja contra 20 millones del año pasado. En maíz 22,2 contra 20 millones. O sea, esos números dirían que no está reteniendo, sino que es una venta común.
Por supuesto, todos sabemos que el productor a veces retiene un poco para ir vendiendo durante el año y viendo si hay alguna suba o especulando con esta. Cada uno toma sus riesgos.
T: ¿Cuál fue el impacto que tuvo el default de Vicentín en el sector?
DN: Pegó fuerte. En todo el sector no sé porque, indudablemente, la mercadería que iba a Vicentín fue a otros puertos o industrias. Hoy Vicentín está haciendo fasón -trabajo para terceros- o depósito de productos para otras empresas.
El primer tema es social, porque tiene muchos empleados en Santa Fe. A la cadena de comercialización la cesación de pagos le pegó muy fuerte. Ahora esta en concurso de acreedores y nosotros pedimos que se solucione urgente, porque la cadena de comercial está haciendo un esfuerzo muy grande, a veces compartido con los productores.
Era una gran operador en el mercado físico de Rosario y mucha gente le vendía y le vendía bajo una modalidad de fijar precio.
T: ¿Generó desconfianza la caída de Vicentín en los proveedores de otras empresas?
DN: No, cambiaron a quién proveían. Los números lo demuestran. Pero sí cambió un poco la forma. Tratan de tener el pago al contado. También hay que entender que el productor no tiene acopio primario en su campo, por lo que tiene que mandar a puerto.
En Rosario el precio a fijar estaba muy desarrollado y había mucha costumbre de eso y ahora los exportadores no están dando muchas condiciones a fijar, pero el productor sigue mandando.
T: ¿Qué significa esto último?
DN: Se da vuelta la ecuación, digamos. Las empresas que han quedado son muy fuertes, casi todas multinacionales, y el sector corretaje o productor que está golpeado pide crédito y no le quiere dar crédito. No quieren ese tipo de riesgo las empresas, porque a su vez desconfían que pueden estar frente a una persona que sufrió por el default de Vicentín y tenga algún tipo de problema económico.
T: ¿No se vio venir lo de Vicentín en el mercado?
DN: No. No vimos nada hasta el día que interrumpió su cadena de pagos para todos nosotros era una empresa con calificación triple A, era un actor con un montón de confianza. Es más, tenía créditos internacionales y del Banco Nación, era un triple A. Nadie vio nada.