Encuestas: la gente no respode ni cobrando
Para hacer una muestra de focus group, algunas consultoras regalan electrodomésticos a los entrevistados.
¿Esas dificultades hablan del enojo con la política, con las encuestadoras o con ambos? Sea como fuere, los políticos saben que caminan a tientas. Saben que la lente que les permitía auscultar los sueños, los enojos, las opiniones y las preferencias de los ciudadanos tiene una mancha negra que ocupa casi la mitad de su superficie y que los esfuerzos que hacen los encuestadores para disminuir los defectos de sus herramientas de medición tienen un límite.
La gran pregunta hoy es quiénes integran ese sector invisible. ¿Votan igual que el sector que sí se puede encuestar? ¿Se pueden proyectar las opiniones de quienes contestan hacia el resto que no quiere contestar o el grupo oculto es tan diferente que cualquier proyección es falible? ¿El grupo que contesta lo hace porque está más politizado y tiene una opinión más extrema o también responden con la misma disposición los votantes centristas?
Los encuestadores intentan espiar ese lado oscuro de la Luna comparando encuestas de años anteriores con niveles equiparables de rechazo con los resultados que tuvieron las votaciones de esos años. Es una forma de tratar de controlar la fiabilidad del método, pero, como el mecanismo ya lleva varios turnos electorales con fallas, a veces esos intentos no dejan conformes ni siquiera a quienes los ponen en práctica.