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Según un análisis de la consultora Abeceb, Entre Ríos, Jujuy, Catamarca, Formosa y La Pampa podrían ir saliendo más rápido, en tanto Tierra del Fuego, Buenos Aires, Córdoba, Neuquén y Capital Federal la tendrán más difícil. El estudio toma en cuenta 4 factores: avance del virus, densidad poblacional, estructura de empleo y situación fiscal.

Entre Ríos, Jujuy, Catamarca, Formosa y La Pampa son las cinco provincias mejor posicionadas para una flexibilización gradual de la cuarentena, de acuerdo a un análisis de la consultora Abeceb en base a cuatro factores: el avance del virus, la estructura sectorial, el riesgo de ingresos de la población y su situación fiscal.

Según el análisis esas provincias son, en la evaluación conjunta de los cuatro factores, las de mayor capacidad de respuesta a la crisis por estar menos afectadas y por su estructura productiva (incidencia de la administración pública), económica y política, que podría permitirles “una flexibilización más veloz”, a partir de la próxima semana.

En el extremo opuesto, las provincias en peores condiciones para flexibilizar el “aislamiento social” son Tierra del Fuego, Buenos Aires, Córdoba, Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires, por su combinación de un grado mayor de avance del virus, alta densidad poblacional (con alto porcentaje de la población en ciudades de más de 30.000 habitantes) y combinación de estructura de empleo y situación fiscal.

Según el análisis, la salida de la cuarentena puede ser más rápida donde hay baja circulación del virus (medida por el número de casos) y en provincias que tengan una relativamente alta proporción de la población viviendo en pequeñas localidades. Desde ese punto de vista, el distrito en peores condiciones es la Capital, seguido por Chubut (donde 91% de la población vive en ciudades de más de 30.000 habitantes) y Tierra del Fuego (86% de la población en dos ciudades, Río Grande y Ushuaia).

Más y menos afectadas (hasta ahora)

En cuanto a la estructura productiva, Abeceb destaca que el impacto económico de la cuarentena ha sido relativamente más acotado en zonas de desarrollo de mayor número de “actividades esenciales” (por caso, alto nivel de producción agropecuaria y mayor peso del sector público. Por eso, señala, “para los sectores restringidos, la recuperación podrá ser más rápida si están dadas las condiciones para reanudar la actividad sin mayores riesgos y existe una demanda que justifique la reapertura”.

De modo similar, la consultora destaca que las actividades pueden restablecerse gradualmente en sectores de poca intensidad de empleo, que no impliquen una gran afluencia de gente, que tengan un grado de empleo formal relativamente alto y que se desarrolle en regiones aisladas. El mismo criterio, dice, puede aplicarse a rubros que no demanden ningún tipo de inversión inmediata, porque la recuperación de demanda sea más lenta y por lo tanto “puedan organizar su logística y ventas sin depender del comercio físico y no sufran por caídas de precios o baja de demanda del turismo y transporte”.

El estudio, cuyos datos fueron recopilados hasta el 15 de abril, destaca que al momento las provincias más afectadas por la cuarentena fueron las industriales y las petroleras, que sufrirán los efectos “más agudos y persistentes”.

En cuanto a los ingresos de la población, el estudio señala que los grandes centros urbanos (excepto el más grande, CABA) fueron los más afectados por la cuarentena, por el alto grado de informalidad y la baja proporción de empleo público. Las provincias patagónicas tienen también alta proporción de empleo registrado (por la incidencia del sector petrolero), pero ese sector a su vez, fue muy afectado por el derrumbe del petróleo, lo que redundó en suspensiones y recortes parciales de ingresos. Del mismo modo, en provincias como Santa Cruz, la de más alta proporción de empleo público del país (ver cuadro) la población fue menos afectada en términos de ingresos, pero el sector público se ve más afectado fiscalmente.

Esa cuestión, la situación fiscal, muestra una paradoja porque –señala el estudio- “en el corto plazo, las provincias que fiscalmente (más) dependen de recursos de la Nación, tienen menos incentivos a liberar actividades a nivel local, dado que eso no implicará grandes cambios en su recaudación”. Situación opuesta a las que se financian con una mayor proporción de recursos propios, en principio más a favor de una flexibilización de actividades que les facilite empezar a recomponer sus ingresos.

Al respecto, el estudio hace una consideración de tipo político: “Lo más probable es que las provincias alineadas al oficialismo coincidan con la estrategia del Ejecutivo Nacional por lo que demorarían en tomar medidas que apunten a liberar actividades económicas”, a sabiendas de que tendrán preferencias en la distribución de recursos fiscales