Los grandes delfines, sorprendidos por la bajamar, quedaron atrapados en un canal usado por la manadas para cazar lobitos marinos.

Raro. Los cetáceos pidieron auxilio a su manada con fuertes chillidos.

El varamiento de cuatro orcas, dos de ellas juveniles, en un ojo de agua de la caleta Valdés en el intento de cazar crías de lobos y de elefantes marinos, llamó la atención de los especialistas por lo inusual del caso.

El singular hecho aconteció ayer en una zona de la península Valdés en la que las orcas buscan alimento.

Los cetáceos fueron sorprendidos por la bajamar y quedaron en un canal de escasa profundidad de tal manera que no podían regresar mar adentro.

Los grandes delfines comenzaron a chillar para pedir ayuda al resto de la manada. Tras unas cuatro horas de angustia para los testigos de la odisea, los cetáceos zafaron de la varadura.

El guía turístico Felipe Ariel Fernández subió a su página de Facebook fotos de la situación complicada por la que atravesaron las orcas hasta volver a mar abierto.

Fernández contó que «era terrible escuchar los sonidos que emitían ante una situación tan desesperante y ver como pasaban los minutos y no lograban salir de esa situación. Finalmente gracias a que la marea estaba subiendo lograron zafar y al tener el nivel de agua necesario salieron hacia mar abierto, lo cual generó una gran alegría y emoción en todos quienes estábamos presenciando eso».

Según el sitio Punta Norte Orcas Research las orcas serían la hembra joven Jazmín, su cría pequeña, Konke y Enid. Algunos turistas señalaron a la radio LU17 que un guardafaunas habría intentado ayudar a los animales tirándose al mar en contra de las normativas vigentes (no puede intervenir en la flora y fauna del lugar) e incluso poniendo en riesgo su vida.

El avistaje de orcas en la península Valdés permite ser testigo, en época de parición y apareamiento de leones y elefantes marinos, de uno de los espectáculos naturales más electrizantes.

Las orcas tienen uno de los métodos de caza más extraños, ya que reúne sigilo, estrategia y férrea determinación.

Los grandes delfines se acercan a sus presas en un interminable zig zag paralelo a la costa para que las presas, que ven las grandes aletas que sobresalen del agua, no la adviertan como señal de peligro.

Cuando están suficientemente cerca las orcas se lanzan sobre la presa con una formidable arremetida que las deja con tres cuartas partes de su cuerpo sobre la arena. Retorciéndose giran en dirección al mar y retornan a aguas profundas con la caza entre sus poderosas mandíbulas. Al llegar a un punto de reunión de la manada, compartirá lo conseguido.

Las cuatro orcas, por alguna razón desconocida, calcularon mal el régimen de mareas del lugar.

 

Fuente: La Capital