Extorsiones millonarias e intimidaciones a la dirigencia de Newell’s: imputan a cuatro barras
Hubo una balacera contra la casa de una dirigente del club. La Fiscalía enmarcó el hecho en una interna de la barra que alcanza a lazos con la dirigencia
La bandera de Los Monos que apareció en la popular de Newell’s el día de la despedida de Maxi Rodríguez.
Este miércoles comenzaron a ser imputados dos referentes de la barra brava de Newell’s y otros dos miembros de la hinchada por una balacera contra la casa de una vocal de la comisión directiva del club y por extorsiones a la dirigencia. Se trata de Luciano “Lucho” Gallardo, Leandro “Pollo” Vinardi, su pareja Ivana Barrias y Emir Rodríguez, hijo de ella. Al comienzo de la audiencia trascendió que en más de una ocasión extorsionaron al presidente Ignacio Astore por sumas millonarias.
«Esto se enmarca en lo que es una disputa por el liderazgo de la barra brava de Newell’s», indicó al inicio de la audiencia el fiscal Franco Carbone. En ese sentido, explicó que los actuales líderes de la barra, facción que encabeza Vinardi con el aval de Ariel Máximo «Guille» Cantero, realizaron una serie de intimidaciones cuando trascendió que la dirigencia reconocía a otra facción, integrada por Alejandro «Rengo» Ficcadenti y Sergio «Bebe» Di Vanni.
Extorsiones millonarias
En ese marco, el fiscal expuso una dinámica habitual en el vínculo de la dirigencia con las barras: la entrega de entradas previo a los partidos y, a posterior, de una suma de dinero. Hasta antes de iniciada la interna entre las facciones de la hinchada, quien recibía las entradas y el dinero era Lucho Gallardo. Pero, como consecuencia del supuesto cambio en la jefatura de la barra, el 22 de julio pasado y previo al partido que Newell’s jugaría de local contra Independiente de Rivadavia, la dirigencia le entregó a Ficcadenti 1700 entradas.
Según la Fiscalía, luego de «un intercambio de mensajes y llamados telefónicos», Ficcadenti devolvió las entradas que finalmente tuvieron como destino a la facción de Gallardo. Ese hecho fue el puntapié para que Vinardi, desde la cárcel federal de Ezeiza pero enterado de los asuntos por medio de las comunicaciones permitidas con su pareja Ivana Barrias, ordenara una serie de intimidaciones que son las que hoy comenzaron a imputarse.
El primer hecho fue el 23 de julio, cuando al finalizar el partido la hinchada lanzó bombas de estruendo al campo de juego. «A sabiendas de que ello podría haber ocasionado la imposición de sanciones administrativas, entre las que se encuentran la clausura de la tribuna o el estadio y la quita de puntos en la Liga Profesional Argentina de Fútbol», describió Carbone.
Tres días después ocurrió el ataque a tiros contra una casa de Chacabuco al 2700, barrio Tablada. Esa vivienda pertenece a María Fernanda C., vocal de Newell’s, quien se encontraba en una asamblea en el club al momento del hecho que dejó al menos ocho balazos contra la casa.
Luego de esas intimidaciones, sostuvo la Fiscalía, la dirigencia del club pagó a esta facción la suma de 1.500.000 pesos mediante el jefe de Seguridad de la institución. Las extorsiones con fines económicos continuaron con el cobro de 3 millones de pesos. Fue luego de que la dirigencia no autorizara la realización de un evento de inauguración de los parrilleros del club, para el que la barra había organizado recitales de Sergio Torres, DJ RG-13 y Germán David. Cuando Astore prohibió la realización del evento, la barra exigió un pago de 8 millones de pesos que, finalmente, se concretó en un pago de 3 millones de pesos el pasado 30 de julio dentro del club.
Interna en la barra de Newell’s
La balacera contra la vivienda ocurrió en un marco de tensión hacia dentro del club, en el que se asoma una disputa por intereses de las distintas facciones que controlan la barra de Newell’s. Todo bajo el mando de Ariel Máximo “Guille” Cantero, quién según distintas investigaciones es quien desde la cárcel da el «Ok» para el ascenso como “jefes” de los referentes de la barra que manejan los distintos grupos que acuden a la tribuna.
En ese contexto en los últimos días fueron baleados un hijastro de Lucho Gallardo y un hijo de Ivana Barrias. A su vez, en otra causa, fueron imputados miembros de otra facción de la hinchada por estar detrás de las amenazas a Ángel di María en marzo pasado.
Alejandro “Rengo” Ficcadenti, detenido recientemente, fue imputado como instigador. “Yo siempre cumplo lo que prometo, gracias a mí no viene Fideo”, escribió Ficcadenti el 15 de julio, luego de que por fin se confirmara que Ángel Di María no llegaría a Rosario Central. Según testimonios conocidos en la investigación, Ficcadenti consideró que adjudicarse un hecho de esa magnitud podría posicionarlo como jefe del paravalanchas. Entre los hinchas leprosos, trascendió en la causa, había mucha molestia por la cargada que hinchas de Central hicieron a Newell’s el pasado 3 de marzo, cuando un parapente sobrevoló el Coloso Marcelo Bielsa en pleno partido y arrojó panfletos con mensajes. “¿Cómo no hubo represalia”, comentan que se preguntaban en la barra.
Hace tiempo que Ficcadenti busca la jefatura de la barra, pero conocedores del ambiente indicaron que perdió lugar luego de la polémica ocurrida en el partido homenaje a Maximiliano Rodríguez en junio de 2023. Allí la hinchada desplegó una bandera con dibujos alusivos a los jefes de la barra que están presos: “Guille” Cantero, “Toro” Escobar y “Pollo” Vinardi. En la causa trascendió que Ficcadenti, cercano a Escobar, estaba en contra de que se llevara a cabo ese plan y a partir de ahí se acentuó un conflicto con Vinardi y las personas que responden a él, como “Lucho” Gallardo.
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