La activista de 16 años es objeto de ataques por parte de conservadores y negacionistas
La activista Greta Thunberg cambió la bio de su cuenta de Twitter en respuesta a un mensaje de Donald Trump. Eduardo Muñoz Álvarez AP
 El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, encontró tiempo para comentar el discurso que la activista ecologista Greta Thunberg dio este lunes en la Cumbre de Acción del Clima de la ONU.

En su charla, con lágrimas en los ojos, la joven de 16 años dijo que “la gente está sufriendo, la gente está muriendo, hay ecosistemas enteros que se están derrumbando”. Trump contestó el martes con una burla en Twitter: “Parece una chica joven y feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué bonito!”.

Thunberg respondió a ese sarcasmo con ironía, cambiando el encabezado de su bio en Twitter: “Una chica joven y feliz que espera un futuro brillante y maravilloso”.

”People are suffering, people are dying, entire ecosystems are collapsing. We are in the beginning of a mass extinction and all you can talk about is money and fairytales of eternal economic growth.” Watch Greta Thunberg speak at the UN Monday morning. https://wired.trib.al/VXdAnKt 

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La cuenta volvió a su encabezado habitual este mismo miércoles: «Activista climática y medioambiental de 16 años con Asperger. ¡Únete a las huelgas globales por el clima el 27 de septiembre!».

El de Trump es uno de los muchos ataques que ha recibido Thunberg desde que se convirtió en símbolo de la lucha contra el cambio climático. Esta misma semana, un colaborador de Fox News calificó a la joven, con síndrome de Asperger, de “enferma mental”. La cadena se disculpó un día más tarde, pero poco después del primer insulto y también en la Fox, otra periodista la comparó con los tenebrosos chicos rubios de la película Los niños del maíz, y añadió: “No puedo esperar a la secuela de Stephen King, Los niños del clima”.

Además, el escritor y cineasta indio-estadounidense Dinesh D’Souza dijo en Twitter que Thunberg le recordaba a las niñas de la propaganda nazi y, yendo al otro extremo, el analista también estadounidense Sebastian Gorka aseguró que la activista le parecía “una víctima de un campo de reeducación maoísta”.