Norberto Rosales seguirá detenido bajo prisión domiciliaria por el crimen de Curá ocurrido en abril pasado. Además, la acusación privada pidió la reconstrucción de los hechos. Apareció una testigo clave que compromete al principal sospechoso.

El homicidio del exjuez de Paz de la ciudad de Bovril, Roberto Curá, asesinado el 23 de abril pasado, se encamina al juicio oral y público, según las apreciaciones de la querella y el Ministerio Público Fiscal. Es más, lo único que estaría restando realizar es la reconstrucción del homicidio, medida que solicitó Marcos Rodríguez Allende, abogado representante de la familia. De igual modo, aún no está claro cuántas personas ingresaron a la casa de los Curá y atacaron a golpes hasta matarlo al hombre de 82 años.   

En la audiencia celebrada este viernes se conoció que la situación del principal implicado, Norberto Rosales, se complicó por la aparición de una testigo que lo ubica la madrugada del crimen en inmediaciones de la vivienda de la víctima con un hierro en la mano. Además, en una rueda de reconocimiento realizada ocho meses después del homicidio, lo señaló a Rosales sin dudarlo.

El juez del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, Santiago Brugo, escuchó a las partes argumentar los respectivos pedidos sobre la resolución que dictó el juez de Garantías de La Paz, Raúl Flores, que resolvió el lunes 16 de diciembre prorrogar la prisión preventiva. que viene cumpliendo desde hace ocho meses por disposición de su par, Walter Carballo, el acusado Norberto Rosales, de 67 años, que tiene antecedentes penales computables por robo.

El juez resolvió rechazar el recurso de apelación que presentó la defensa pública, en manos de Nadia Musante, que solicitó la morigeración de la prisión preventiva que viene cumpliendo Rosales en la cárcel por el arresto domiciliario con control de tobillera electrónica y GPS, más las medidas de restricción que el juez considere necesarias agregar.

Así, acogió los argumentos del querellante, Marcos Rodríguez Allende, y del fiscal, Facundo Barboza, que pidieron que se rechace la solicitud de la defensa, entendiendo que la resolución de Flores estuvo fundada y dio respuesta a los riesgos procesales que avizoró su par Carballo.

La defensora sostuvo que desde el inicio de la investigación hasta hoy, la situación procesal de su asistida cambió a su favor. Sostuvo que la pesquisa está casi terminada y está próxima a ser remitida a juicio ante un jurado popular.

A Rosales le venían siendo favorables los exámenes periciales realizados, ya que todos habían dado negativos: pisadas, ADN y huellas. Nada de lo analizado científicamente lo ubica en el hecho; sin embargo, ahora una testigo dice haberlo visto a las 4 de la madrugada del día del crimen caminado por Bovril con un hierro.

También fue determinante para el juez que Rosales no ha exhibido un comportamiento procesal del que se pueda colegir que va a respetar las restricciones que se le impongan, aún con tobillera, puesto que se sustrajo de la Justicia apenas ocurrió el hecho y se trasladó a Paraná, Santa Fe y Buenos Aires.

Su pasado lo condena

Rosales, que hoy se encuentra alojado en la Unidad Penal Nº1, es un hombre conocido en el ambiente delictivo porque perteneció a la banda del Gordo Valor. Estuvo prófugo varios años hasta que en 2015 cayó preso. Lo detuvieron cuando custodiaba una obra de la municipalidad de San Benito. Mantenía un perfil tan bajo que le permitió pasar inadvertido durante años. Estaba prófugo de la justicia desde 2007.

En San Benito trabajaba como sereno del lugar y vivía en una casilla de madera y no opuso resistencia al ser identificado por los agentes. Siempre se lo tuvo vinculado con robos. Jamás a homicidios. Tras purgar la condena se instaló en la localidad del Departamento La Paz.