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Pablo Huck, víctima y denunciante del cura Marcelino Moya, dijo que espera la sentencia “con mucha ansiedad y expectativa” pero también “con una gran tranquilidad respecto a que se dejó absolutamente todo en la cancha”.

 

“El hecho de que todo Villaguay haya sido víctima de Moya, como el clarísimo encubrimiento de la Iglesia como institución, quedó demostrado en el debate y bien argumentado y consolidado en los alegatos, por eso estoy muy tranquilo”, comentó. Reiteró su convencimiento sobre la existencia de más víctimas del sacerdote pero destacó la necesidad de una condena para que puedan salir a la luz: “Se espera ese mensaje de la Justicia para que en Villaguay, y ni hablar en Seguí, se animen y puedan decirlo con la confianza de que si el delito se denuncia, hay condena”.

También remarcó la necesidad de terminar con el silencio y el encubrimiento de estos hechos y planteó que “el hecho de que el abuso ocurra y se sostenga es por la complicidad, el silencio, la forma cultural y a eso lo cambiamos entre todos”.

“Lo importante es que podamos generar conciencia, informar, concientizar, visibilizar el tema”, señaló.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Huck dijo que espera el momento de la sentencia “con mucha ansiedad y expectativa” aunque aclaró que se encuentra “con una gran tranquilidad respecto a que se dejó absolutamente todo en la cancha, porque desde que se concluyó el debate y más lo que se reforzó en los alegatos estaba todo entregado, después ya no depende de uno”.

“El hecho de que todo Villaguay haya sido víctima de Moya, como el clarísimo encubrimiento de la Iglesia como institución, quedó demostrado en el debate y bien argumentado y consolidado en los alegatos, por eso estoy muy tranquilo, pero desde el lunes ha sido difícil concentrarme en el trabajo porque quiero que llegue el mediodía de hoy y se cierre esta etapa”, admitió.

Consultado respecto de otros testimonios que hubieran aparecido desde que comenzó el juicio, dijo que “hubo algunos detalles pero hasta que no haya una sentencia –que es el mensaje que necesita Villaguay- de la justicia, no van a aparecer en este proceso nuevas víctimas, pero sí quedó en claro en el debate, que hubo chicos del colegio que declararon como testigos y fueron víctimas de un intento de abuso”. “Lo que se espera es ese mensaje de la Justicia para que en Villaguay, y ni hablar en Seguí, se animen y puedan decirlo con la confianza de que si el delito se denuncia hay condena”, afirmó.

Advirtió que “hablamos de dos pueblos chicos, conservadores, católicos, cerrados y no es fácil pero entiendo que con una condena se dará un paso gigante, una demostración de justicia que sin dudas van a aparecer los casos que existen, porque no hay duda de que Moya ha regado de víctimas los lugares por los que ha pasado, porque es la forma de actuar de estos tipos”.

Asimismo, reiteró que “la idea fundamental y lo que nos ha movilizado es la prevención y la toma de conciencia”. “Lo que me termina de decantar para poner en voz la denuncia, es enterarme de que Moya estaba en Seguí como apoderado de un colegio y como cura párroco del lugar, y eso me hizo pensar en los pibes que estaban en riesgo. Por eso el gran objetivo es ese, porque como estos tipos no van a desaparecer, si todos tomamos conciencia y sabeos de qué se trata y ante el mínimo intento de ataque se puede hablar, estamos todos preparados para denunciar”, analizó.

Acotó que “estos tipos abusadores, perversos, psicópatas lo seguirán siendo hasta el día de su muerte, por eso con condena y todo lo importante es que podamos generar conciencia, informar, concientizar, visibilizar el tema”. “El hecho de que el abuso ocurra y se sostenga es por la complicidad, el silencio, la forma cultural y a eso lo cambiamos entre todos: el periodismo comprometido visibilizando, la Justicia dando un claro mensaje de que es un delito y se condena, los padres prestando mayor atención y no cerrando los ojos ni confiando ciegamente a los integrantes de las instituciones”.

Sobre este punto, puso el foco en que “la familia también es una institución donde se cometen gran parte de esos abusos y en eso pivotea el discurso del Papa Francisco, pero no hay que olvidar que respecto de la Iglesia es doble la estafa, porque con un docente uno no se confiesa, ni le demuestra tanto su vulnerabilidad”. “A la luz de lo demostrado me parece absurdo que quienes estarán en contacto con niños no tengan un cierto filtro en cuanto a lo psicológico, porque no es casualidad que tipos como Moya se hayan negado a la pericia”, alertó.

En ese marco planteó “otra gigantesca tarea para prevenir, a la que absurdamente instituciones como la Iglesia le pone palos en la rueda, es la educación sexual integral. Es darle la herramienta al niño, no para generar miedo desmedido ni paranoia, sino conciencia y la forma para lograrlo es que el niño sepa qué corresponde y qué no; informarlo y empoderarlo y causalmente quien rechaza la educación sexual integral es la Iglesia y los colegios católicos”.