Inquietud por ritmo cansino en la baja de tasas en los bancos
Gobierno pone mirada crítica en el sistema financiero – En despachos oficiales se cree que el costo de los créditos a empresas y particulares no se redujo en el mismo nivel que la caída de las Leliq. Si no hay novedades, se citará a las asociaciones bancarias.
En el Gobierno hay inquietud con el sistema financiero. Y podría derivar en malhumor y algunos llamados a las asociaciones de bancos, y eventualmente encuentros puntuales, para que expliquen una situación que preocupa a varios funcionarios: por qué los intereses que se le cobran al público no acompañan la baja sustancial de las tasas que el Banco Central viene convalidando durante todo 2019. Concretamente, el oficialismo quiere saber por qué habiéndose consolidado las tasas de las Leliq por debajo del 50%, los préstamos a los privados continúan inalterables en niveles similares a los de los peores momentos de fines de 2018. En algunos despachos de la Casa Rosada, hay cuadros que muestran la velocidad con la que las entidades financieras incrementaron los intereses al público (en todas sus variantes), y con una velocidad y porcentaje aún mayor que el ritmo que les imprimía en octubre a los intereses de las Leliq la entidad que maneja Guido Sandleris.
Según estos cuadros, la llegada a un máximo de casi 74% a mediados de octubre de las tasas de estos bonos (colocados exclusivamente a bancos con el objetivo de desmantelar la bomba de las Lebac), provocó que automáticamente los créditos a todos los sectores demandantes treparan a niveles récord y similares a los de 2002. Especialmente llamativas, por lo exuberantes, eran las tasas que se impusieron para las personas físicas para los descubiertos en cuentas corrientes, pagos mínimos de tarjetas de crédito y préstamos personales y prendarios. En algunos casos, incluso en bancos de primera línea (también en públicos), estos intereses alcanzaron el imposible porcentaje de hasta 170%, convirtiéndose en impagables. La situación se trasladó también a las líneas para empresas, especialmente pequeñas y medianas, que tuvieron que navegar el último tramo de 2018 con un nivel de intereses superior al 90%, con descubiertos de hasta 120%. Esto luego derivó en que el cambio de cheques en el mercado secundario superara el 75%. También sufrieron las líneas de crédito indexadas con el mecanismo UVA, que llegaron a cotizar a una tasa de hasta 15% (más el índice de inflación).
Los cuadros que analizan los funcionarios (actualizados hasta el miércoles, día de la perforación de la barrera psicológica de las Leliq del 50%) indican que esta reducción de más de 16 puntos porcentuales desde el techo de octubre y 10 en lo que va de 2019 no se trasladó a las ofertas de créditos al público. Y que los intereses continúan espantando a los demandantes de préstamos en todas sus líneas. Esto se refleja en el Informe Monetario Mensual publicado ayer por el BCRA donde se menciona que “en enero, los préstamos en pesos al sector privado presentaron una caída de 3,7% en términos reales y ajustados por estacionalidad. En términos nominales, el saldo sin estacionalidad tuvo una variación de -1,4% en enero. Así, el crecimiento nominal interanual continuó desacelerándose y se ubicó en 14%”.
Caída
Los primeros datos de febrero acompañan esta tendencia, mostrando un nivel de caída similar al del primer mes de 2019. Según el informe oficial, la mayor caída de los créditos se dio en las líneas destinadas a financiar a las empresas privadas, que mostraron caídas mensuales nominales desestacionalizadas cercanas al 5% tanto para adelantos como para documentos. Si bien en este capítulo la reducción contra el tope de octubre pasado alcanza un 10%, el alza en su momento superó largamente ese porcentaje y trepó de un promedio de 60% a casi 90% anual. Actualmente, el sistema financiero muestra un promedio cercano a 60%. Este capítulo es el que más preocupa al Gobierno, ya que la casi total ausencia del concepto de crédito productivo -situación que ya se prolonga por cuatro meses completos- no permite vislumbrar mejoras en la muy mala situación de la economía real. Según la interpretación oficial, las tasas de interés para los préstamos a las empresas privadas con buenos pergaminos financieros en los bancos ya deberían estar cerca de los niveles de septiembre, y comenzar a recuperarse. Este es precisamente el capítulo que desde el oficialismo quieren conversar con las entidades financieras, probablemente a fines de la próxima semana si no comienza a haber novedades en las reducciones de las tasas al público.
Donde no hay sorpresas es en la caída casi abrupta en los intereses de los plazos fijos a los clientes bancarios. Los porcentajes de ayer llegaban ya al 40%, luego de haber tocado récords cercanos al 56% en los días en que las entidades financieras necesitaban pesos para colocar ese dinero en las extravagantes tasas de las Leliq. Para el Gobierno, este último dato es uno de los más positivos de las últimas jornadas financieras. Se lo interpreta como una señal de comienzo de desmantelamiento de la espiral de crecimiento en el volumen de las Letras de Liquidez del Banco Central.
El hecho que las entidades financieras comiencen a desinflar el mecanismo de ingreso de dinero vía plazos fijos a plazos no mayores de 30 días a tasas de interés superiores en más de 10 puntos porcentuales a la inflación -dinero que luego se redirigía hacia las compras de Leliq- sería una muestra de que lentamente comienzan a percibir cierto nivel de estabilidad. Y que a futuro el negocio de volcarse a las Leliq casi como única actividad de destino de los activos financieros de los bancos tendría que comenzar a disminuir. La gran esperanza en la Casa Rosada es que a mediano plazo las tasas de estos instrumentos operen por debajo del 40%, se ubiquen cerca de un empate técnico con la inflación proyectada para todo 2019 (hoy cerca de 30% para los privados), y que para las elecciones no sea tema de debate. Será difícil.