Javier Milei avanza con la reforma laboral: el mercado festeja, pero las pymes encienden una señal de alarma
Se aceleran los cambios en el gabinete. Lo que no se dijo en la reunión con gobernadores. La preocupación de las pequeñas y medianas firmas por el fin de las negociaciones colectivas y la discusión por empresa.

La reunión con los mandatarios provinciales arrojó más novedades desde la gestualidad que desde el fondo.
La lectura de los mercados es que el armado con nombres propios obtura el desembarco de Mauricio Macri en puestos de relevancia pero no implica necesariamente un encapsulamiento del Gobierno. Todavía se esperan más sorpresas. En Casa Rosada no descartan la inclusión al gabinete del asesor Santiago Caputo con una cartera que podría absorber más de un área.
Euforia en los mercados
En el mercado financiero se vivió una semana de euforia. El batacazo libertario trajo enormes ganancias a quienes apostaron por los activos argentinos en la previa a las elecciones. El riesgo país se desplomó y dejó al Gobierno a un escalón de volver a los mercados internacionales de crédito, algo que ya aparece en la hoja de ruta de 2026.
En encuentros que ocurrieron durante esta semana, las empresas del sector energético y bancario tomaron nota de los cambios y ya trabajan para aprovechar el nuevo escenario. Planifican colocaciones en el exterior con tasas sensiblemente más bajas. Esos dólares también podrían traer oxígeno al estresado mercado cambiario.
Pero lo que el círculo rojo más celebra es el avance inminente en las “reformas estructurales”. La nueva ola de flexibilización laboral es un viejo anhelo de las distintas centrales empresarias, que ven en este empoderamiento libertario la ventana de oportunidad ideal para avanzar en el Congreso.
Una señal de alarma para las pymes
La letra final de la iniciativa se desconoce. Aunque desde el propio Gobierno dejaron trascender que incluirá varios de los artículos de un proyecto que ya presentó la diputada santafesina Romina Diez y que tiene como uno de los ejes centrales desarticular las negociaciones sectoriales y transformarlas en discusiones por empresa. Es un cambio sensible en el desarrollo de las relaciones del trabajo en Argentina.
La cuestión genera debate dentro de la industria. Lejos de beneficiarlas, las pequeñas y medianas empresas ven un riesgo sensible de quedar expuestas a situaciones de presión con menos poder de negociación que la que hoy tienen a través de las negociaciones sectoriales. “¿Si tenés un extorsionador en la fábrica qué hacés? Eso hoy con el sindicato por arriba lo podés controlar”, sintetizó un fabricante consultado por Ámbito.
El esquema actual de negociaciones colectivas “da uniformidad y tranquilidad”, dijo un dirigente de la gremial empresaria a este medio. Esa lectura está muy poco comunicada pero es extendida entre empresarios que destacan no solo la cuestión salarial sino también, entre otras cuestiones las tareas a desempeñar, que están hoy avaladas por un convenio.



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