Lo encabeza Barrionuevo, con el apoyo del clan Moyano. El 17E habrá una cumbre en Mar del Plata. Plantearán un llamado final al diálogo y se ilusionan con un gesto de Macri
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El veterano dirigente gastronómico asumió esta semana el liderazgo de los sectores más distanciados del Gobierno en la CGT y salió con los botines de punta contra el oficialismo. Sin pelos en la lengua, advirtió que los gobiernos que fueron contra el sindicalismo no terminaron su mandato. La próxima semana, Luis Barrionuevo será, además, el anfitrión de una cumbre sindical en Mar del Plata, donde la advertencia se convertirá prácticamente en un ultimátum: un último llamado al diálogo antes de un quiebre definitivo.

El mensaje llegará en esta oportunidad como un documento que, anticipan, será el más duro que emita el mundo gremial peronista desde que Mauricio Macri asumió la Presidencia. Las querellas que ventilarán el próximo miércoles incluyen las acciones judiciales contra gremialistas, la intención de usar las paritarias como anclaje inflacionario y el avance inconsulto en la reforma previsional.

La reunión tiene ya confirmada la asistencia de Moyano, los principales gremios del transporte y los sectores que responden al líder de Camioneros y a Barrionuevo. La convocatoria es más amplia, pero aún no dieron su respuesta los representantes de otros sectores que disputan la conducción de la central con el moyanismo. Con o sin presencia de los “gordos” e “independientes”, el encuentro será el próximo 17 de enero en el Hotel Sasso de Uthgra en La Feliz.

La intención es dar un mensaje claro de advertencia ante las acciones judiciales que tienden un cerco en torno a la familia Moyano. Algunos hablan, incluso, de una última oportunidad para que el Gobierno “recapacite” o se prepare para cobrar el “vuelto”. Las palabras de Barrionuevo en TN fueron una primera advertencia, previamente consensuada entre los dos ex secretarios generales que en la etapa final del kirchnerismo coronaron una alianza conocida como la “Unidad en la Acción”.

En paralelo, pudo saber PERFIL, Hugo Moyano solicitó esta semana una audiencia con el Presidente; su objetivo es llegar a un acuerdo para evitar el choque directo que muchos ya ven como inevitable.

El convite a Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta el martes pasado para la reinauguración del Sanatorio Antártida de Camioneros, había sido un primer intento de compartir la esquiva pipa de la paz. Finalmente, las primeras figuras no concurrieron y Hugo intentó entonces enviar un mensaje (además de negar que el jefe de Estado fuera invitado, algo que incluso su más cercano entorno había confirmado).

Todos acuerdan en que las palabras de Moyano nunca logran el impacto que solo garantiza la filosa lengua de Barrionuevo. Por eso se eligió que el gastronómico tome la posta en una semana marcada por las noticias gremiales y judiciales. Los dos están convencidos de que está en curso una “embestida” orquestada desde el oficialismo, con las acciones judiciales como un método auxiliar de presión.

En particular, les preocupa la acumulación de causas contra la familia Moyano y el impulso que ganaron esta semana de la mano de organismos públicos. Lo que más irrita, afirman, es el accionar de la Unidad de Información Fiscal (UIF) que, según reveló esta semana La Nación, aportó datos sobre las finanzas de la familia política del camionero y los vínculos del gremio con la empresa OCA. Se estudia, incluso, la posibilidad de hacer una mención directa a los titulares de ese organismo en el documento que se difunda la próxima semana. Se mencionaba a Mariano Federici y María Eugenia Talerico, para recordar que el primero fue abogado del FMI y la segunda letrada del HSBC, una entidad que quedó en la mira por sus negocios.

No es lo mismo. Todos los dirigentes de primea línea marcan una diferencia entre los casos de Marcelo Balcedo, titular del Soeme detenido en Uruguay, o Humberto Monteros, de la Uocra de Bahía Blanca. Incluso se diferencia el caso de Víctor Santa María, que también padece los informes de la UIF (ver página 7). El “ataque” a Moyano, aseguran, es un golpe directo al corazón de la CGT y una señal de guerra. En este sentido, se marca un paralelo entre lo que ocurrió durante el traumático divorcio con los Kirchner. En 2013, el dirigente camionero también fue señalado por diversos organismos de control por supuestas cuentas en Suiza y se investigaron los negocios del holding familiar de su esposa, Liliana Zulet, quien dirige empresas de contrucción, salud y seguros proveedoras de camioneros. La sangre, en aquel entonces, no llegó al río.

Fuente: Perfil