La Presidente recibió a la CGT oficialista y apuntó contra el avance opositor: "Si no los paran, van por ustedes"
Tras casi siete meses sin una reunión en privado, la presidente Cristina Kirchner recibió en secreto a la cúpula de la CGT oficialista. El lunes, mientras en el Ministerio de Trabajo se discutía el nuevo Salario Mínimo, Vital y Móvil, cinco dirigentes se escabulleron por una hora para dirigirse a la Casa Rosada.
Allí, apenas cuatro días después del paro nacional de la CGT opositora, la mandataria les advirtió: «Si no los paran, irán por ustedes«. Estaban presentes el conductor de la central sindical oficialista, el metalúrgico Antonio Caló; el taxista Omar Viviani; el titular de la Uocra, Gerardo Martínez; el estatal Andrés Rodríguez y el dirigente de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri.
Como en cada ocasión, los gremialistas llevaron sus reclamos habituales, encabezados por la necesidad de actualizar el Impuesto a las Ganancias y dar una solución al desfinanciamiento de las obras sociales sindicales. El primer tema tuvo como respuesta una rotunda negativa. «No es el momento, no veo ninguna posibilidad de tratarlo«, señaló Cristina Kirchner, según el diarioClarín.
Distinta fue la recepción que tuvo su otro reclamo. Los sindicalistas le presentaron un modelo de decreto redactado por Lingeri para frenar los traspasos de afiliados a las obras sociales sindicales a las empresas de medicina prepaga. Esos pases suelen estar encabezados por los trabajadores con mejores sueldos, lo que deja a los gremios con los afiliados que menos aportes realizan.
«Nos dijo que iba a estudiar el decreto y que nos contestaba. Interpretamos que nos estaba dando una señal casi positiva», señaló a Clarín uno de los gremialistas que participó del encuentro.
La reunión fue acordada ese mismo día por Gerardo Martínez cuando las conversaciones en el Ministerio de Trabajo estaban empantanadas. Tanto las cámaras empresarias como los funcionarios insistían en que los gremios debían aceptar un incremento de 29% para el Salario Mínimo. La CGT y la CTA oficialista insistían en que ese porcentaje era «inaceptable«. Trabadas las discusiones, Cristina Kirchner aceptó recibir a los sindicalistas en Casa Rosada.
El borrador del decreto que la Presidente se comprometió a evaluar determina que los afiliados de cada sindicato deberán permanecer por lo menos un año en la obra social de su gremio antes de pedir el traspaso. Esa solicitud, sugiere la propuesta, sólo podría realizarse durante dos períodos al año. Además, se establece que el padrón de una obra social no podrá superar en más de un 20% a los trabajadores de su actividad.
El texto establece además que los cambios no serán retroactivos, por lo que quienes se encuentren hoy en una prepaga no se verán afectados.
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