Lamentable: tres toneladas de pescados al basural
Esta vez se arrojaron tres toneladas en el basural. Pescadores, acopiadores, frigoríficos y autoridades no logran resolver la situación El diario Uno publicó un completo informe sobre la problemática sin solución a la vista.
No es la primera vez que en Victoria algún acopiador tira toneladas de pescado. Hace seis meses aparecieron unas ocho toneladas en el río y la semana pasada ocurrió en el basural a cielo abierto –solo los hechos que trascendieron–, a pesar del riesgo sanitario que significa desechar este tipo de residuos orgánicos sin un tratamiento previo, sobre todo cuando arrecian las altas temperaturas.
En esta última oportunidad, el hecho fue fotografiado por un ocasional testigo, tal como informó UNO días atrás. A bordo de una camioneta roja, quien arribó al lugar en compañía de un ayudante arrojó las piezas al suelo y se retiró. Desde entonces comenzaron a circular versiones sobre el posible autor de un acto irresponsable y hasta riesgoso.
La persona señalada, cuya identidad se reserva, fue consultada por UNO y culpó a uno de los frigoríficos de tirar la mercadería, si bien admitió ser quien aparece en la imagen. «En la foto que nos sacaron nosotros estamos tirando el esqueleto del pescado», intentó argumentar.
Sin embargo, Claudio Larreguy, responsable de Defensa Civil de esa comuna, refirió: «Es muy raro que un frigorífico se arriesgue a hacer eso». El funcionario comentó que recibieron un informe desde el área de Bromatología sobre este caso y hoy harán una inspección que abarcará el lugar donde fue arrojado el pescado y también visitarán los frigoríficos y la costa para incrementar los controles. «Es un control que se hace habitualmente. Con respecto al pescado que se tiró en el basural, no sabemos de dónde proviene. Una posibilidad es que lo haya tirado algún particular; como nosotros estamos haciendo controles en la ruta y están cerradas las salidas, a veces al sentirse acorralados quienes llevan una carga ilegal se deshacen de la mercadería», dijo.
Larreguy recordó que cuando se decomisa una carga de este tipo se hace un tratamiento previo: «Cuando se decomisa carne o pescado, no se tira así nomás, sino que se quema antes con cal. Si a un acopiador se le pudre la mercadería y tiene que desecharla, tiene que avisar a Bromatología del municipio y se realiza este proceso. Pero muchas veces se trabaja en forma clandestina y por eso no se informa».
Por su parte Claudio Ledesma, director de Recursos Naturales de Entre Ríos, manifestó: «El dato que tenemos es que el responsable de este hecho es un acopiador que aparentemente no pudo entregar la carga por cuestiones bromatológicas, ya que la mercadería se le descompuso por la temperatura ambiente. El frigorífico se la rechazó y la tiró en el basural. Por la capacidad del vehículo, habrán sido entre 2.500 y 3.000 kilos».
Ledesma recordó que no es la primera vez que se tira pescado al basural, pero en este caso se hizo de manera ilegal: «Los desechos de los frigoríficos que no son procesados tienen este destino y también la mercadería que se decomisa porque su procedencia es dudosa o hay faltante de documentación. Pero se hace un relleno sanitario y algún tratamiento», sostuvo, y señaló: «Respecto a lo sucedido la semana pasada se procedió de forma ilegal, porque el acopiador debería haber hablado con las autoridades sanitarias para pedir autorización, porque cuando se trata de productos orgánicos se hace un pozo, se apisona con todas las máquinas, pero a eso hay que hacerlo con permiso municipal. Llamó mucho la atención e impresionó porque era mucha cantidad y justo hubo una mujer que sacó fotos y filmó la camioneta roja, que es de un acopiador muy conocido de Victoria».
Cantidad
José Luis Urreaga es uno de los acopiadores de Victoria. Si bien sostuvo que en su caso nunca tuvo que tirar pescado y que sabe quién es el responsable de arrojar la gran cantidad de mercadería que se encontró en el basural a cielo abierto, señaló: «No voy a mandarlo al frente, porque en realidad son muchos los que tiran, no es este el único caso».
Consultado sobre cómo evitar esta situación, donde el recurso ictícola es extraído con desmesura en relación a la real demanda de los frigoríficos, afirmó que en los últimos meses aumentó la cantidad de pescadores y que cada uno de ellos quiere ubicar las piezas que captura, porque de eso depende su sustento. «El pescador cuando viene quiere entregarte todo lo que saca y el frigorífico se lo recibe por ahí para no tener problemas, pero hoy en día con el calor no tienen la capacidad de comprar todo el pescado junto en el momento, ya que las máquinas no llegan a hacer hielo suficiente como para guardarlo; y ni qué hablar si se rompe un compresor», indicó.
Asimismo, aclaró: «Se está pescando de todo: boga, dorado, surubí, patí. Pero el pescado está saliendo malo del agua ya, por las altas temperaturas. A veces cuando lo sacan y lo dejan un rato en la canoa se hecha a perder enseguida. Esa también es mercadería que después hay que tirar».
«La solución a lo mejor pasa por ponerse de acuerdo entre los pescadores y el frigorífico en las cantidades que precisan», reflexionó. Sin embargo, se sabe que esto es difícil en un sistema donde más personas se dedican a esta actividad buscando escaparle al desempleo: vender más se hace imperioso cuando hay una familia que mantener, y con lo poco que pagan el kilo de pescado para parar la olla, se complica.
En Victoria los frigoríficos Epuyén SA y River Fish SRL pagan 7,20 pesos por kilo de pescado al acopiador, de los cuales 6,50 son para el pescador. Curimba SA, y Lionciti –el frigorífico que está en Diamante– pagan menos: 6 pesos al acopiador, de los cuales 5 van para quien pesca. Muy poco en relación a los valores de exportación, que llegan a quintuplicarse.
El viejo debate por los cupos de exportación
Los pescadores extraen el recurso y no hay una reglamentación que limite la cantidad de piezas que sacan. Sí hay un cupo de exportación que muchas veces regula la actividad pesquera, ya que si no hay demanda por parte de los frigoríficos porque se cerraron los cupos, no tienen dónde ubicar la mercadería. Al ser una carne que se descompone fácilmente, sobre todo con las altas temperaturas, no queda más opción que tirarla.
Vendérsela a los comercios o de manera particular no es sencillo. Por eso históricamente pescadores y acopiadores reclaman al gobierno provincial que aumenten los cupos de exportación. «Podría haber más mano de obra y resolvería muchas cuestiones», opinó el acopiador de Victoria José Luis Urriaga.
Sin embargo, desde la Dirección de Recursos Naturales de la Provincia sostienen que no existen inconvenientes por esta cuestión: «Ellos pescan en base a lo que los frigoríficos dicen que van a comprar. Nunca pasó que tiren pescado por falta de cupo. Lo que en algún momento ocurrió fue por pescados que el frigorífico descartaba o porque no se pusieron de acuerdo con el precio y esto generó algunos problemas personales, donde algún pescador enojado decidió tirar al río el pescado y cosas así, pero no son cantidades que hayan superado los 200 o 300 kilos», dijo a UNO su titular, Claudio Ledesma, y reiteró: «Los frigoríficos están con cupo, en este momento están comprando y hay capacidad de acopio. Lo que se tiró la semana pasada fue por cuestiones sanitarias».
Por último, comentó que para tratar el tema de los precios en febrero van a conformar la Mesa Pesquera, con la presencia del ministro de Producción, Carlos Schepens.
Números
7,20 pesos por kilo paga un frigorífico al acopiador. Al pescador le quedan 6,50.
2.500 la cantidad estimada de pescadores en la región. El número va creciendo.
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