Solo con el valor de los bienes, estupefacientes, armas, autos, embarcaciones y aviones secuestrados se podrían construir 17.550 viviendas, que alojarían a 70.200 familias sin techo.

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Foto: imagen ilustrativa
Las cifras abruman. Pero son la mejor fotografía para tomar dimensión del poderío económico de las bandas mafiosas –sobre todo las vinculadas al narcotráfico- que operan en el país. Solo con el valor de los bienes, estupefacientes, armas, autos, embarcaciones y aviones secuestrados en los operativos realizados por las fuerzas federales -entre enero de 2016 y junio de 2018-, se podrían construir 17.550 viviendas, que alojarían a 70.200 familias sin techo. A esa conclusión llegó el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Patricia Bullrich, después de contabilizar los valores incautados en los allanamientos ordenados por la Justicia que investiga casos de corrupción y tráfico de estupefacientes. La publicación de estos números puede ser una buena medida para comprender la capacidad que tienen estos criminales para quebrar las voluntades de algunos integrantes de las fuerzas de seguridad pero también de jueces, fiscales, políticos y funcionarios, tal como lo revelan una centena de expedientes judiciales
La suma de todos esos bienes y estupefacientes llega a los 593.535.839 dólares, o unos 23.385.311.702 pesos (se tomó como referencia un dólar de 39,40 pesos). La mayor cantidad de drogas decomisadas fue marihuana, cocaína, pasta base y drogas sintéticas como metanfetamina, LSD y NBOMe.

Por primera vez, Infobae publica de manera completa ese documento que ya está en manos del Presidente de la Nación, Mauricio Macri.

El valor en dólares de esos cargamentos secuestrados en los últimos tres años, que superan las 410 toneladas –todo un récord-, según el promedio del valor del mercado ilegal de estupefacientes representa la friolera de 524.732.241 dólares. O su equivalente en pesos: 20.674.450.314.

Con esa fortuna se podrían construir y equipar 35 hospitales o 131 escuelas.

Autos, armas y propiedades

Desde el comienzo de la gestión de Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación se secuestraron a las bandas mafiosas 5.129 vehículos por un valor de 49.108.120 dólares o 1.934.859.928 pesos.

Con esa cantidad de dinero se podría comprar 130.000 sillas de rueda para niños con discapacidad motriz de todo el país.

En las planillas de los detectives se destaca que los efectivos de Prefectura, Gendarmería, Policía Federal y PSA, secuestraron: 3.040 automóviles, cuatro aeronaves, 302 camiones, 582 camionetas, 26 lanchas, 1083 motos y dos yates. Los vehículos no son de escaso valor. Todo lo contrario.

Se destacan, por ejemplo, la Ferrari que perteneció al ex Presidente Carlos Saúl Menem, decomisada a la mafia sindical liderada por Juan Pablo «Pata» Medina, el ex secretario general de la UOCRA de La Plata; preso en el Penal Federal de Ezeiza por los presuntos delitos de intimidación pública, asociación ilícita y lavado de dinero.

El “Pata”, sus familiares y testaferros manejaban una flota de más de 100 vehículos, camionetas, camiones, un helicóptero y una aeronave.

Otra Ferrari secuestrada por las autoridades fue la F-355 que perteneció a Diego Armando Maradona y que en una subasta terminó adquiriendo el denominado «Clan Loza».

Entre otros autos de alta gama -como los del «Pata» Medina- tenían un Chevrolet Camaro, otra Ferrari pero modelo F430, una camioneta BMW X5, un BMW Z3, un Mercedes Benz 280, Mercedes Benz C220, tres Volkswagen Golf GTI, y varios autos de colección como un Chevrolet Pontiac y un Ford Mercury.

Doce de los integrantes de este grupo narco -que traficaba cocaína de alta pureza desde 2008 a España- recibieron un embargo récord de 7.400 millones de pesos.

La pesquisa judicial acreditó que solo en 2018 la organización criminal realizó gastos por 32.229.393 pesos que de ninguna manera podían justificar. En total, los detectives identificaron más de 100 propiedades que pertenecían al «Clan Loza» y que habrían sido adquiridos con parte de la comercialización ilegal de clorhidrato de cocaína.

Los millones del crimen organizado

Durante los allanamientos las fuerzas federales también decomisaron armas y municiones para sostener una pequeña guerra. Fueron 1993 armas de fuego. Entre ellas fusiles FAL, pistolas ametralladoras, escopetas, revolver calibre .32 y .45 y pistolas 9mm marcas Browning, Thunder, Beretta, Bersa y Glock.

También 394 armas blancas, 25 chalecos antibala, 9 granadas y 46.402 municiones. El valor de este arsenal es de 1.036.191 dólares lo que equivale a 40.825.925 pesos.

Esos millones representan el equivalente a la adquisición de 140.000 dosis de vacunas contra la Hepatitis B para bebés recién nacidos.

Parte de las armas decomisadas, según los expedientes que tramitan en los Juzgados Federales, habrían sido robadas de arsenales militares, comisarías y depósitos judiciales.

Durante los operativos antinarcóticos, los efectivos descubrieron también gran cantidad de precursores químicos para la producción de drogas sintéticas, para estirar cocaína, o para la producción intermedia de esta.

Ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, bicarbonato de sodio, efedrina, nitrato de amonio, fueron algunos de los productos decomisados.

También se incautaron 1589 balanzas y 30 prensas. El valor de estos elementos suma 25.338.140 pesos o 643.100 dólares.

Si bien el mayor poder económico de estas bandas corruptas, mafiosas; lavan el dinero espurio a través de la adquisición de propiedades, vehículos, la creación de empresas fantasma y facturación apócrifa, también se les secuestró buena parte de su descomunal fortuna en efectivo.

Los billetes eran de diversas denominaciones: dólares, pesos argentinos, cheques, pesos chilenos, uruguayos, mexicanos, colombianos, entre otras monedas. La suma fue de casi 3.000 millones de pesos o unos 70 millones de dólares.

Sin ir más lejos, el 29 de octubre pasado, Prefectura Naval Argentina desbarató a una banda narco que operaba en Monte Hermoso y Bahía Blanca. En los nueve allanamientos secuestró casi dos millones de dólares que estaban ocultos en cajas fuertes y en los entretechos de los bunkers.

Según los cálculos realizados por el ministerio de Seguridad de la Nación, con ese dinero se podría adquirir kits escolares completos para 2.300.000 estudiantes.

La publicación de estos números puede ser una buena medida para comprender la capacidad que tienen estos criminales para quebrar las voluntades de algunos integrantes de las fuerzas de seguridad pero también de jueces, fiscales, políticos y funcionarios, tal como lo revelan una centena de expedientes judiciales analizados por Infobae.

“Es muy importante poder cuantificar todo el material que se incauta a las organizaciones narco, incluyendo la droga, los elementos que se utilizan para llevar adelante el negocio criminal y el producto con el que se enriquecen”, le dijo a Infobae la ministra Patricia Bullrich.

Y agrega: “Este trabajo tan trascendente para los ciudadanos se demuestra en la cifra que es impresionante: en tres años incautamos bienes valuados en 23.385 millones de pesos, que equivalen a 17.500 viviendas en las que podrían alojarse 70.000 familias”.

Eugenio Burzaco, el secretario de Seguridad de la Nación, al ser consultado precisó que la investigación que revela el poderío narco en la Argentina, y que se publica de manera completa por primera vez “es producto de la aproximación que hace el Ministerio de Seguridad a la problemática del narcotráfico, que consiste en entender el fenómeno como un negocio criminal”.

-¿Los jueces les ceden todos los elementos secuestrados a las mafias para, por ejemplo rematarlos y volcarlos en beneficios de los más necesitados?
-No siempre. Aunque hay magistrados que lo hacen, por eso es indispensable avanzar en la sanción de la ley de Extinción de Dominio, que ha sido clave en países como España y Colombia para desfinanciar a las organizaciones criminales. Con mejores leyes podemos ser aún más eficaces y evitar que estos elementos sean empleados para el delito.

Entre los “elementos” mencionados por Burzaco figuran los “bienes de tecnología”. El valor de estos alcanza los 263.351.688 pesos o 6.684.053 dólares.

A ese monto se llega sumando el precio de mercado de los 21.578 celulares incautados, los 1.370 chips, las 527 tablet, las 352 computadoras de escritorio, las 859 laptops y, entre otros objetos, los 20 teléfonos satelitales.

Con ese importe, y a través de distintos planes sociales se podría adquirir casi siete millones de litros de leche que alimentaría a unos veintiocho millones de niños del país.

Estas cifras brutales no hacen más que remarcar el poder narco y de la corrupción que quiebra a la Argentina.

También el cambio de paradigma de los últimos años en los que se decidió atacar con fuerza a las mafias que esclavizan, por ejemplo, a los jóvenes y niños más vulnerables que son utilizados como “soldaditos” de la droga, una consecuencia directa de la falta de trabajo, desocupación y desigualdad social que golpea a amplios sectores que muchas veces viven, o sobreviven donde el Estado no llega.

Si se tiene en cuenta que lo secuestrado por los organismos federales de seguridad, alcanza, según los datos oficiales, al entre 30 y 40 por ciento de la droga que ingresa al país, se concluye que, si bien la batalla contra los narcos avanzó y es un salto hacia adelante, aún es insuficiente.

“Los traficantes son como cucarachas. Puedes envenenarlos, aplastarlos, prenderlos fuego, pero siempre vuelven, más fuerte que nunca. Cuando crees que los acabaste, un traficante astuto se las ingenia para burlarte”, razona el narrador omnisciente en “Narcos, México”, la nueva producción que sobre el tema emite la plataforma Netflix.

Tiene razón. Ocurre en Colombia y también en Argentina, el desafío para las autoridades federales es, esta vez sí, ser más astutos que ellos.