Se trata de los licenciados Juan Pablo Berra y Fernando Onetto, quienes aportarán elementos pedagógicos para pensar la resolución de conflictos cada vez más frecuentes en nuestra educación.20180914_102601

Ayer, la directora departamental de escuelas, Claudia Pereyra, entregó a la rectora del Instituto J. F. Kennedy, María de los Ángeles Bruno, la declaración de Interés Educativo para las jornadas 2018 de Educación para la Paz, que tendrá dos disertantes autorizados en la temática. El desarrollo de este programa, que desde sus inicios busca la resolución pacífica de los conflictos a nivel institucional, prevé una jornada de capacitación para todos los niveles de formación.

El año pasado se realizó el Primer Congreso de Educación para la Paz. Pero éste, los tiempos no ayudaron para repetir la experiencia y se optó, según precisó Pereyra, por avanzar en esta jornada que tendrá lugar el 21 de septiembre en el salón de actos del Instituto Kennedy.

A este respecto, la directora departamental dijo que se declaró de Interés Educativo la jornada ya que “aporta pedagógicamente mucho para lo que es el tratamiento de situaciones complejas como el bullying y la violencia”.  Asimismo, remarcó el buen nivel de los disertantes.

Por su parte, la rectora del Instituto Kennedy y referente local de la Fundación para la Paz expresó que este año la jornada llevará por nombre Claroscuros de la convivencia institucional. «Nos referimos a convivencia institucional porque la escuela es una muestra de lo que acontece en la sociedad. Estos espacios están recibiendo y haciéndose cargo de situaciones muy complejas, ningún tipo de institución educativa escapa a casos difíciles de sostener”, expresó.

 

La comunicación como contrario de la violencia

El salón de actos del Instituto Kennedy tendrá como protagonistas al licenciado en filosofía Juan Pablo Berra y el licenciado Fernando Onetto. Así las cosas, Bruno hizo hincapié en que “lo contrario a la violencia es la comunicación”.

En este marco, la rectora explicó que Berra ha profundizado mucho en este tema y que, incluso, escribió un libro llamado Los siete niveles de la comunicación, en el que plantea que a veces nos quedamos en la superficialidad, en un diálogo con preguntas de rigor donde no se logra la complejidad. “Eso es lo que tenemos que empezar a trabajar en casa, en las escuelas, en las instituciones”, remarcó.

Con respecto a las nuevas tecnologías, la comunicación y la inmediatez a la que éstas propenden, dijo que se ve mucho la utilización de componentes tecnológicos en infantes y adolescentes. “Por parte de los padres, a veces es más fácil dar un celular que poner límites. Incluso, la Asociación Americana de Pediatría plantea que, antes de los dos años, un niño no debería estar frente a pantallas, y menos manejar celulares”, agregó.

Además, Bruno añadió que el docente es irremplazable. “El docente tiene que ser el mediador en el uso de la tecnología, nos cuesta mucho trabajar eso al interior de las instituciones educativas, es decir, hasta qué punto deseo utilizar el teléfono como un recurso fundamental y muy familiarizado con el alumno. No obstante, si no se modera el uso de celulares, se hace muy difícil”, opinó.

El otro especialista en convivencia institucional es Fernando Onetto. “A él le ha importado siempre trabajar acerca de los valores. Entonces, es muy difícil escindir los temas, ya que se rosan permanentemente cada uno desde su mirada”, contó. En base a lo anterior, destacó la capacitación de cada uno de los profesionales que disertarán y señaló que la idea es compartir ese saber con los docentes.

Por otro lado, dijo que es importante diferenciar cuándo se está hablado de un conflicto y cuándo de una situación crítica. “No todo es hostigamiento o acoso, no todo es bullying. O sea, hay situaciones conflictivas que, a lo mejor, se resuelven inmediatamente, pero siempre tiene que estar la mediación del adulto. Antes se pensaba: «Son cosas de chicos, ellos se arreglan», y no, no son cosas de chicos. El adulto tiene que estar presente, debe tener una mirada atenta”, se explayó.

Incluso, mencionó la importancia de la convivencia pacífica en el aprendizaje. “Hay casos en que algunas chicas dicen: «fulana me rebaja con la mirada», entonces lo que se tiene que hacer es trabajar la autoestima de esa alumna, lo cual es muy difícil. Es importante trabajar conjuntamente con la familia, borrar la percepción negativa de sí mismo lleva mucho tiempo”, ejemplificó.

Ambas docentes coincidieron en que el rol del educador ha cambiado en todos los niveles, por lo que no alcanza con decir: “Esto no me corresponde”. De alguna manera, este cambio de paradigma al que los profesionales intentarán aportar una mirada pedagógica, involucra un hacerse cargo de situaciones cada vez más complejas donde la comunicación es la herramienta para combatir la violencia.