Una encuesta de la Red de Mujeres Policías de Santa Fe registró que al menos un 70 por ciento de las agentes fueron víctimas de violencia de género. De esos casos, sólo el 14 por ciento fue resuelto

En julio lanzaron una encuesta provincial con la intención de registrar las cifras reales de situaciones de violencia de género que sufren las cuatro mil mujeres integran la fuerza de seguridad provincial. Participaron 300 agentes. El sondeo permitió tener una radiografía de las vicisitudes de las mujeres que trabajan en la policía santafesina.

La encuesta resultó reveladora. Entre los datos más salientes se cuenta que el 52,8 por ciento de las participantes aseguró haber sufrido al menos una situación de violencia de género, mientras que un 25,8 por ciento afirmó que pasó más de una vez por esa situación. Solo el 21,4 por ciento dijo no haber sido víctima.

Los tipos de violencia de género padecidas se dividen en: psicológica el 56 por ciento, simbólica el 25,8 por ciento, y sexual un 8,1 por ciento, económica un 4,4 por ciento y física un 5,6 por ciento. ¿Quiénes ejercieron la violencia? Un jefe o un superior, un 69 por ciento; un compañero, un 20,6 por ciento, y la pareja, un 10,5 por ciento.

Las representantes de la Red de Mujeres Policías presentaron el proyecto en la Legislatura provincial.
Las representantes de la Red de Mujeres Policías presentaron el proyecto en la Legislatura provincial.

Solo un 14,1 por ciento de los casos tuvieron resolución, el resto no avanzó. «No prosperan porque se tiene que imputar a alguien que después va a ser tu jefe, entonces te frenás, a a la víctima le cuesta avanzar en el proceso», indicó Tania, quien hace 13 años cumple funciones en la Unidad Regional I de Santa Fe y pidió que no se divulgue su identidad.

«Nos aprendimos a escuchar entre nosotras, la red nos ayudó a tomar conciencia de muchas cosas que se niegan y a enteramos de muchas otras», contó Tania, y agregó: «Se supone que nosotras sabemos defendernos solas, no podemos tener miedo, tenemos que poder resolver, pero somos humanas y tenemos muchos problemas también».

 

La Red de Mujeres Policías fue creciendo. Hoy las integrantes de la fuerza están conectadas a través de grupos de WhatsApp, de Facebook y también una una página web. Uno de sus principales objetivos es la creación de un Centro Integral con Perspectiva de Género, un espacio donde puedan ser contenidas y recibir asesoramiento.

El proyecto fue presentado en la Cámara de Diputados de Santa Fe, donde obtuvo media sanción y ahora deberá ser tratado en la Cámara alta. «Entró a Senadores, donde tiene que pasar por cinco comisiones, necesitamos que nos escuchen y que este proyecto salga para que disminuyan la cantidad de problemas laborales que tenemos», explicó Tania.

La idea es contar con un centro donde las mujeres policías que sufren violencia de género dentro de la fuerza puedan hacer sus denuncias. «Lo que pretendemos es que quienes atiendan no sean policías, ya que las denuncias no están prosperando porque es muy difícil ir en contra de un compañero o de un superior porque está el estigma de adentro y de afuera, te señalan como denunciadora serial», explicó Tania.

«Queremos que haya profesionales, abogados, médicos, psicólogos, con sensibilidad, que conozcan nuestra realidad y la presión con la que trabajamos, ya que estamos cerca de toda la miseria social, y hay que sobreponerse a todo lo que vemos cuando estamos trabajando», detalló.

Sobre el caso de abuso sexual en una comisaría en San Javier, que se divulgó esta semana, Tania reflexionó: «Seguramente avanzó porque se hizo público, en los temas que están judicializados tratamos de acompañar a las compañeras». No obstante, aclaró que la red tiene como parámetro «no exponer las situaciones particulares de las víctimas».

«Nosotras elegimos que no se expongan los casos, para que no se re victimicen, es otra forma de reclamar», argumentó Tania, y admitió que «hay compañeras que están dispuestas a relatar su situación, entonces, a veces, cuando hay reuniones con legisladores eso pasa y terminamos todas llorando, pero en los medios no».

Otro dato relevante que surgió del sondeo es que solamente el 21 por ciento de las mujeres policías que accedieron a participar de la consulta ha ejercido cargos de mando. «Las mujeres que son jefas tienen dificultades para dar órdenes a compañeros hombres, les va mal», se sinceró Tania, de 44 años, y oficial de la policía.

«Por ejemplo en la Unidad I, tenemos el caso de una jefa, resulta que para tener mando exigen que su postura debe ser machista o autoritaria, porque si no dicen que no tiene imagen de jefe. Entonces si hay problemas, los varones si están protegidos legalmente, no hay varones procesados, en cambio a las mujeres les hacen pagar los platos rotos y las dejan como inoperantes», relató.

«La mitad de las compañeras son sostén de hogar, o madres solteras, y también la cantidad de chicas que piden la baja porque no aguantan la presión», advirtió Tania, quien aseguró que esto explica el alto porcentaje de licencias psicológicas, ya que la mitad asegura haber pedido en algún momento.

«Es mucha presión, no afloja nunca, son 24 horas de trabajo por 48 horas de descanso, es decir ocho horas de trabajo de lunes a lunes», indicó, en un esfuerzo por explicar las dificultades que enfrentan las mujeres que toman la decisión de ser policías.

 

«La carpeta psicológica se pide porque no hay comprensión de parte de los superiores, entonces hay muchos embarazos que no llegan a término y para poder ocuparse del bebé, no queda otra que justificar con una licencia», afirmó Tania, y añadió: «Nosotras tenemos vocación de servicio pero también necesitamos mejores condiciones de trabajo y no que la respuesta sea más presión y obligación».

Tania enfatizó que, a los problemas usuales que padecen los hombres -condiciones de salud, las distancias entre trabajo y hogar-, a las mujeres policías se les suman «la imposibilidad de tomar el día femenino, o la hora para amamantar».

Finalmente, reclamó: «Nuestra tarea como servidoras públicas se vería completamente beneficiada si nuestros reclamos fueran atendidos. La incorporación de un centro que nos brinde contención y asesoramiento será el puntapié de un gran cambio que mejorará a toda la institución»