Ledesma picó en punta en la exportación
La empresa jujeña, la mayor productora y exportadora de naranjas, participó en la reapertura del atractivo mercado chileno.
La empresa jujeña Ledesma, la mayor productora y exportadora de naranjas del país, colaboró con el Senasa para lograr la reciente reapertura del mercado chileno y de hecho es la única que remitió fruta con ese destino en esta nueva etapa.
Como los protocolos firmados entre ambos países imponen un tratamiento de algo más de dos semanas en cámaras frigoríficas a 1°C para asegurar que no sobreviva la mosca de la fruta ni otras plagas eventuales, y como en el NOA no hay plantas de frío aprobadas, los dos camiones con 22 toneladas de naranjas Calilegua que envió Ledesma a Santiago debieron cruzar el ancho de la Argentina dos veces: de Jujuy a Entre Ríos, para hacer la cuarentena, antes de dirigirse a destino por el paso mendocino del Cristo Redentor. Si prospera el negocio, la empresa podría invertir en frío en el NOA.
«Es un mercado atractivo», dice Gonzalo Montagne, gerente comercial y de Logística del Negocio Frutas y Jugos de la empresa, que sabe lo duro que se pone exportar a la Unión Europea (UE) cuando la cosecha sudafricana es buena.
Vale recordar que la empresa Calilegua comenzó a producir cítricos en los 50, con los Leach, dueños del ingenio La Esperanza. Cuando la compró Ledesma, eliminaron muchísimas plantas por una enfermedad y de 2000 hectáreas quedaron unas 200. Según Santiago Glencross, gerente de producción de la empresa, «a medida que se fue tecnificando la producción de caña, quedaba mano de obra afuera. Entonces se decidió apalancar la fruta, que es mano de obra intensiva», y así reubicar gente, en una geografía en que las opciones no abundan. En los años 90, Ledesma reforzó el negocio: invirtió en campo y construyó una planta de empaque nueva. Hoy maneja 3000 hectáreas de cítricos en el pedemonte, de las que 2100 son propias. El 70% lo destina a naranjas, 15% a pomelo y otro 15% repartido entre limones y algunas mandarinas.
Aunque en el NOA se afianzaron el pomelo, el limón y la naranja de jugo, Glencross dice que se puede producir cualquier variedad si se resuelve el problema del agua. «Lo más importante del manejo es el riego. Usamos microaspersión, un sistema muy eficiente, ya que la planta aprovecha el 90%.» En las 3000 hectáreas, la empresa tiene 1 a 1,2 millón de plantas, regadas una por una.
Un naranjo entra en producción a los 5 años y puede durar 30 o 40 años. Así, «hay que tener cuidado de no errarle», advierte Glencross. Los cítricos se multiplican con injertos, no con semillas. «Usamos portainjertos que son certificados (se mandan a la estación experimental de Tucumán).» Para elegirlos, se evalúa cómo es el clima, el suelo y qué se quieren plantar. «Usamos enanos o semienanos, que permiten mayor densidad y más fácil manejo en la cosecha. Se puede incrementar enormemente la producción. Hay muchos desarrollos con pie de mandarina», comenta.
En el vivero, cada almácigo tiene 50.000 plantines, en los que se evalúa el desarrollo radicular. En los seleccionados se hacen los injertos y luego de 16 a 18 meses el naranjo está en condiciones para plantarse. La empresa tiene 120.000 plantas en invernaderos, con las que va renovando 70 a 80 hectáreas por año.
La fruta se clasifica en categorías 1, 2 y 3, mientras que la 4 se destina a jugo. Para cuando los precios de las frutas frescas no son buenos, Ledesma cuenta con las ventajas de la integración vertical con planta de jugos concentrados, que le da la opción de industrializar. En el negocio de frutas, la empresa emplea a 2500 personas.
Un guiño: a Holanda, la empresa exporta naranjas marca Máxima.
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