Ley de Salud Mental en la mira. ¿Cuáles son los puntos más cuestionados y por qué?
Los casos de Felipe Pettinato y de Chano Moreno Charpentier reabrieron en el último tiempo un debate pendiente sobre la Ley 26.657. NA dialogó con un experto acerca de la importancia de la internación psiquiátrica a tiempo y de los obstáculos a partir de la nueva normativa.
Los dos grandes casos que en los últimos tiempos se popularizaron por el carácter público de sus protagonistas, como fue el incendio provocado en el departamento de Felipe Pettinato durante el año pasado donde murió el neurólogo Melchor Rodrigo, y el caso del cantante Chano Moreno Charpentier que en julio del 2021 fue baleado por un policía al que presuntamente intentó atacar en medio de una crisis, ponen el foco nuevamente en la ley de Salud Mental 26.657 promulgada en 2010.
Desde entonces, la discusión acerca de los alcances y los límites de la nueva norma se mantiene encendida y la necesidad de respuestas tanto para las personas con enfermedades mentales como para sus familiares continúa pendiente.
En su artículo primero, la norma establece que «tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos, con jerarquía constitucional, sin perjuicio de las regulaciones más beneficiosas que para la protección de estos derechos puedan establecer las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires».
Para analizar cuáles son los principales cuestionamientos que surgieron entre profesionales de la Salud Mental y en el seno mismo de las familias de pacientes con padecimientos mentales, NA dialogó con Ricardo Corral, médico psiquiatra, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y jefe de Departamento de Docencia del Hospital Borda.
Para empezar, según Corral la ley “tiene un sesgo muy grande y, por lo menos, dos grandes puntos críticos”. Así lo detalla: “Por un lado, se confunde el sufrimiento psíquico con la enfermedad mental, y esto no es casual ya que esta ley está sustentada por una base ideológica que parte del prejuicio y de un gran desconocimiento sobre el padecimiento psiquiátrico. Así como se enferma el corazón, se enferma el cerebro. Las enfermedades mentales tienen relación con una perturbación existente en el sistema nervioso central y lo último que hay que hacer es invisibilizarlas o minimizarlas. Al hablar de sufrimiento psíquico se las compara con aquello que sucede cuando se habla de personas que atravesaron un hecho traumático puntual que trajo aparejado ese sufrimiento, como puede ser un choque, la pérdida de un ser querido o un conflicto grave en el trabajo”.
Otro punto crítico mencionado por Corral respecto la nueva ley, es el que indica que los medicamentos no deben ser utilizados para castigar al paciente: “Es como si se tuviera que aclarar que los anestésicos no deberían utilizarse para castigar. Es una obviedad que deja a la vista un claro sesgo ideológico: Un médico no va a usar un medicamento para castigar a alguien, y si lo hiciera sería un delito, no hace falta ponerlo en la ley. Y esto tiene que ver con el prejuicio y desconocimiento que todavía se tiene frente a las enfermedades mentales”.
Según Corral, este tipo de accionar trae aparejado una cuestión peligrosa: «legislar sobre la terapéutica”. Y hace una comparación para ejemplificar: “Si una persona tiene un infarto, la primera decisión médica que se toma es la de internación en Unidad Coronaria y eso nadie lo cuestiona, ni la opinión pública ni el poder legislativo. En cambio, en el caso de la psiquiatría las decisiones terapéuticas son fuertemente cuestionadas”.
Qué dice la ley sobre la internación involuntaria
Entre los puntos más cuestionados se encuentra el artículo 20 que establece que la internación involuntaria de un paciente es un recurso “excepcional” y dice que “solo podría realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros”.
“La internación psiquiátrica es una estrategia terapéutica y, a diferencia de lo que dice la ley que es el último recurso, a veces debería de ser el primero. La internación vendría a ser como la terapia Intensiva en otras áreas médicas, así de fundamental resulta para cuando el paciente se encuentra descompensado», remarca.
“Mayor escucha a las familias”
Por su parte, a principio de junio del año pasado, Marina Charpentier, madre de “Chano”, expuso en el Senado en el marco del 11º aniversario de la Ley -junto al senador radical Mario Fiad, la diputada de la Coalición Cívica Marcela Campagnoli y el médico psiquiatra Christian Molina Radio-, el pedido de modificar la legislación actual para que contemple una “mayor escucha” a las familias: “El artículo 20 es una injusticia, una estupidez y una falta de conocimiento terrible”, había dicho en ese momento.
Por esa misma época, Tamara Pettinato, hermana de Felipe, dijo públicamente que la tragedia donde murió Melchor “es algo que se podría haber evitado si la Ley de Salud Mental fuera de otra manera y los familiares de los enfermos psiquiátricos pudieran intervenir antes».
Asimismo, la hermana de Felipe también expresó que las familias de personas con enfermedades psiquiátricas o de adicciones terminan ayudándose entre ellas porque «no sabés a quién recurrir». Y dijo que se había puesto en contacto con la madre del cantante de Chano, que en 2021 pasó «por un caso parecido».
Otros puntos cruciales de la ley
Si bien Corral reconoce que el espíritu de la ley se basa en defender los Derechos Humanos de las personas que padecen algún tipo de enfermedad mental, asegura que eso «ya estaba explícito en la anterior ley».
“Hace 40 años que trabajo en el Hospital Borda: cuando empecé había cerca de tres mil pacientes internados. A principios del 2000 ya había 800 internados. Y al momento se mantienen unas 1000 internaciones por año y unas 3 internaciones por día”, estimó.
Asimismo, resalta que “la necesidad de internación está directamente relacionada a las descompensaciones y crisis que sufren los pacientes con enfermedades mentales como puede ser la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión. La diferencia con décadas anteriores está basada, principalmente en que ahora se requiere menos tiempo de internación que antes (aproximadamente entre 4 y 6 semanas es lo máximo), gracias a la mejoría de la calidad de atención de las nuevas terapéuticas, de las neurociencias y de los avances de la medicina en general, haciendo que los tratamientos sean más eficaces”.
Otro punto cuestionado: el cumplimiento efectivo del presupuesto. “Cada vez cuesta más acceder a consultas profesionales y a los tratamientos ya que el presupuesto destinado por ley no se cumple”, denuncia Corral.
La importancia de una red familiar activa
El rol familiar a la hora de acompañar y tomar decisiones que cuiden –por más difíciles que estas resulten- a pacientes con enfermedades mentales es fundamental. Solos no pueden alcanzar una mejoría sostenida en el tiempo, aun con el mejor equipo médico.
Por su rol protagónico, Corral ofrece una serie de indicadores básicos para tener presentes y poder realizar una consulta con un especialista antes de que la enfermedad se profundice: “Cuando se observa que hay malestares sostenidos en el tiempo y perturbaciones en la conducta –angustia generalizada, ansiedad sostenida, etc-, con esto me refiero a una semana y no necesariamente hay que esperar un año para actuar, que alteran la funcionalidad de esa persona y que no están relacionadas a cuestiones de sufrimiento psíquico puntuales, como podría ser un choque, la pérdida de un trabajo o cualquier otro hecho puntual e identificable que lo afecte negativamente, es importante acercarse a hacer una consulta profesional en busca de un diagnóstico certero”.
“Hay muchos síntomas psíquicos que no son por enfermedad mentales, sino que pueden ser por enfermedades de otra índole por eso es clave un diagnóstico y tiene que ser evaluado por un especialista», resalta.
¿Qué hacer si el paciente no quiere acudir a la consulta? “Si el paciente no quiere ir a una consulta, lo que se recomienda siempre es que la familia se acerque a un profesional para plantear la situación y para que la oriente de cómo manejarse y para que esa persona acceda a una consulta y evaluación, y finalmente a un tratamiento”, recomienda.