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Este sábado a las 21 se presenta en la sala del Cine Teatro Victoria la obra de teatro Extinguidas, bajo la dirección de José María Muscari. La obra presenta a diez adorables mujeres que relatan en el escenario una época que ya no está: los increíbles años 80 de Adriana Aguirre. Nanin Timoyco, Noemí Alan y Luisa Albinoni entre otras.
Las entradas están a la venta en la sala de Alem 64, de 9:00 a 13:00 y por la tarde de 16:30 a 20:00. El valor será de 350 pesos para plateas y 320 para palcos.
Extinguidas reúne a 10 mujeres que despertaron las fantasías del público con sus curvas y picardía alrededor de la década del ‘80.
El autor y director eligió para este trabajo que las historias personales de sus musas se conviertan en el material biográfico para su obra: un spa, donde ellas esperan beber el elixir de la eterna juventud, sirve para que con crudeza y desenfado les recuerden a su público, y a quién quiera, que todavía gozan de la pisada escénica que las distinguió. Que detrás de las plumas y el brillo de aquellos años también hubo fragilidad. Que esta vez son ellas las que eligen reírse de sí mismas, como lo hicieron otros en el pasado. Y que esta vuelta tiene el sabor de la revancha.
Beatriz Salomón abre con cancha el juego, presentándose a través de su perfil de Wikipedia, y ese mismo recurso de “la necesidad de decir quiénes son” se repetirá con las nueve restantes. Mimi Pons, Luisa Albinoni y Noemí Alan derrochan destreza tanto en la comedia como en el drama, clima que Muscari crea en toda la obra para reafirmar la condición de sus actrices, ahora devenidas en personajes.
Hay veneno para todas: Adriana Aguirre clama espantada por el gusto de las nuevas generaciones por «lo mediático»; Naanim Timoyko recuerda su retiro de las tablas, como mujer de Mateyko, para dedicarse a jugar al burako en el country; Silvia Peyrou baila un éxito de su expareja, Cacho Castaña; Patricia Dal ironiza sobre su costado espiritual y cirugías; Sandra Smith satiriza su carrera musical y Pata Villanueva sobre sus despreocupados años en el viejo continente.
A los años ochenta, década donde la mayoría de las divas de Muscari tuvieron su apogeo, se les rinde tributo: entonan populares jingles de publicidades y de las cortinas musicales de los éxitos televisivos en los que participaron, hay menciones a Sofovich, Olmedo, Porcel, Calabró, Tato y a otras «extinguidas» que podrían haber estado junto a ellas. Al final será Graciela Borges y su inconfundible voz, convertida en una suerte de diosa todopoderosa o de Gran Hermana de este reality teatral, la que dará respuestas a las oraciones de estas encantadoras “losers”.
Sin los hombres que marcaron sus carreras, estas “viudas” despliegan en escena humor corrosivo, como bocanadas de amargo drama.