Lo que viene en el «Expediente Maradona»: análisis de prueba documental y estudios complementarios
El equipo de cuatro fiscales que lleva adelante el expediente y que está encabezado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, se reuió este viernes para organizar los pasos a seguir. Cómo sigue la causa.
La investigación sobre las circunstancias de la muerte de Diego Armando Maradona ingresó en una etapa de análisis de la voluminosa prueba documental que comenzó a llegar a la fiscalía sobre sus tratamientos médicos y sobre cómo funcionaba su internación domiciliaria, en tanto que el miércoles se iniciarán los estudios complementarios a la autopsia, claves a la hora de develar si algún otro factor influyó en las causales del deceso.
El equipo de cuatro fiscales que lleva adelante el expediente y que está encabezado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, se instaló y utiliza como búnker la sede de la Fiscalía General, sobre la calle Acassuso 476, a la vuelta de los tribunales de San Isidro.
Luego de las jornadas maratónicas del miércoles, día en el que se produjo el deceso del exastro futbolístico, y del jueves que culminó con testimoniales a las 5 de la madrugada del día siguiente, este viernes los cuatro fiscales se volvieron a juntar para analizar lo ya realizado y organizar los pasos a seguir.
Con una decena de secretarios y otros funcionaros y empleados judiciales los fiscales dividieron el trabajo para analizar la cuantiosa prueba que este viernes empezó a llegar al expediente y que incluye documentación médica, videos de cámaras de seguridad del country San Andrés, de Tigre, y las comunicaciones de los que rodeaban al «10» antes de su fallecimiento.
Según las fuentes consultadas por Télam, la empresa de medicina prepaga Swiss Medical ya aportó la historia clínica de Maradona, sus internaciones, su última estadía en la Clínica Olivos donde fue operado de un hematoma subdural en la cabeza y los reportes que redactaban los enfermeros que lo cuidaban en la casa del lote 25 del barrio privado que conforma el complejo Villanueva.
Entre esos documentos, los fiscales ya recibieron e incorporaron formalmente a la causa, el informe que la enfermera Dahiana Gisela Madrid reconoció haber confeccionado por imposición de sus superiores en la empresa «Medidom» -la que aportaba el staff de cuidadores- y que sólo lo tenían por una foto del mismo que circulaba entre periodistas.
En ese reporte, Madrid le dijo a los investigadores que asentó falsamente por indicación de sus jefes que a las 9.20 había ingresado a la habitación para hacer un control de signos vitales, y Maradona se negó.
En su declaración bajo juramente dijo que aquella mañana escuchó movimientos en la habitación, pero que lo dejó descansar y sólo ingresó al mediodía, cuando llegaron la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz.
«Decidimos hacer una pausa con las declaraciones testimoniales. Es momento de analizar en profundidad toda la prueba documental que recopilamos, para poder confrontarla con lo que de ahora en más nos digan los testigos. La muerte de Maradona es un caso complejo y merece una investigación a fondo», dijo a Télam uno de los responsables judiciales de la investigación.
El eje de la causa judicial, por el momento caratulada como «averiguación causales de muerte», está en determinar si hubo algún tipo de negligencia en los cuidados médicos que recibía el excapitán de la selección campeona del mundo en México 86.
Los interrogantes de los fiscales son varios: ¿Estuvo bien haberle dado de alta tras su neurocirugía? ¿La internación domiciliaria era lo adecuado? ¿Estaba bien controlado? ¿Cómo estaba medicado? ¿Hay algún tipo de responsabilidad en su médico de cabecera, Leopoldo Luque? ¿Y cuánta responsabilidad tuvo el propio Maradona? ¿Estaba capacitado para decidir?
«La muerte de Maradona es un caso complejo y merece una investigación a fondo», dijo a Télam uno de los responsables de la investigación
Varios testimonios ya revelaron que Maradona era un paciente complejo de tratar, que echaba de la habitación a sus enfermeros e incluso, dos personas declararon que el jueves previo a su muerte, el exentrenador de Gimnasia tuvo un altercado con su médico personal, Luque, en el que hubo un «empujón».
Luque no fue llamado a declarar como testigo porque justamente su actuación es la que está bajo la lupa de los fiscales Broyad, Ferrari, Iribarren y Capra, quienes en caso de encontrar algún tipo de responsabilidad de índole penal, podrían citarlo pero como imputado.
La semana próxima podría haber novedades en torno a una serie de peritajes que podrían dar mayor precisión a las conclusiones del informe preliminar de autopsia, que determinó que el exjugador y entrenador murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrió en su corazón una «miocardiopatía dilatada».
Los laboratorios de la sede central de la Superintendencia de Policía Científica de La Plata serán el próximo 2 de diciembre el lugar donde analizarán las muestras de sangre, orina, órganos (entre ellos el corazón del «10» que fue preservado completo y pesaba el doble que uno normal), tejidos, pelo e hisopados, que se extrajeron en la autopsia para los estudios toxicológicos e histopatológicos, que son aquellos que evalúan en forma microscópica los tejidos.
Las fuentes consultadas por Télam revelaron que si bien por el momento van a respetar el duelo y no está previsto que sean citados en el corto plazo, los fiscales creen que en el futuro podrían llamar como testigos a los familiares directos de Maradona, entre ellos, sus hijas Dalma, Gianinna y Jana, a alguna de sus exparejas y a miembros de su entorno.
Por último, los mismos informantes revelaron que hasta hoy, ningún familiar se presentó en el expediente con algún abogado, para ser tenido en cuenta como particular damnificado.