Cada vez se sabe más sobre el cerebro y cómo este órgano vital tiene injerencia en el día a día de las personas mucho más de lo que se creía.

El cerebro es el mayor órgano del sistema nervioso central y forma parte del centro de control de todo el cuerpo. También es responsable de la complejidad, origen y funcionamiento del pensamiento, memoria, emociones y lenguaje.

Las neurociencias están transformando la capacidad de comprender los actos y pensamientos de cada uno de nosotros y también la de las demás personas.

Así, cómo reacciona el ser humano ante la adversidad, por qué se olvidan ciertas cosas y otras no y hasta las diferencias entre el cerebro femenino y masculino fueron algunas de las novedades que el año que terminó dejó en materia de neurociencias.

De la mano del neurocientífico Facundo Manes, Infobae recopiló lo más relevante que dejó #CerebrosenRed en 2015.

El cerebro y el círculo vicioso del estrés

El estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Es por eso que, en niveles moderados, es útil para la vida diaria. Pero, ¿qué pasa cuando se convierte en crónico? El neurólogo y neurocientífico Facundo Manes, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro, lo explicó para Infobae.

«Este estrés moderado se convierte en peligroso cuando las demandas del entorno son excesivas e intensas y se vuelve crónico, entonces lo denominamos distrés o estrés patológico», dijo Manes.

El mecanismo de estrés dispara ante una situación demandante una hormona llamada cortisol que se genera en las glándulas suprarrenales.

Esta hormona tiene la función de incrementar los niveles de azúcar en sangre. Los receptores de esta hormona en el cerebro se llaman glucocorticoides y se encuentran en mayor densidad en dos áreas claves del cerebro: el hipocampo, relacionado con la memoria, y las áreas frontales, relacionadas con las toma de decisiones.

«Basados en esta evidencia se puede suponer que el estrés crónico afecta los procesos de consolidación de memoria y otros aspectos de la memoria, además de las funciones ejecutivas y la toma de decisiones», agregó el experto.

Y aseguró que esto genera que la persona con estrés crónico tenga más dificultades para organizar y enfrentar las demandas diarias. Lo que termina por crear un círculo vicioso.

La alegría, la tristeza, el miedo ¿y el cerebro?

Se denomina emoción a un proceso influido por la historia personal y evolutiva que produce cambios fisiológicos y de comportamiento que son claves para sobrevivir. Manes, en su ciclo #CerebrosenRed» indagó en la explicación de cómo funcionan las emociones.

Fue el naturalista británico Charles Darwin que en 1872 describió por primera vez las emociones básicas: alegría, tristeza, ira, miedo, disgusto y sorpresa.

«En las últimas décadas, debido a la producción de varios laboratorios de producción, hoy sabemos que cada emoción básica está relacionada con una red neuronal específica. A su vez, estos sistemas neurales están interconectados entre sí y esto es fundamental que sea así porque muchas veces en la vida diaria tenemos que enfrentar situaciones emotivas que requieren de más de una emoción«.

La emoción es clave para diversos procesos cognitivos como la memoria o la toma de decisiones, pero a su vez influye en el tono de voz, en los gestos, en la postura.

«Las pasiones, como denominaban a las emociones los griegos, son las que nos hacen únicos como especie animal, y también, las que nos ligan a nuestro pasado evolutivo».

El cerebro y la toma de decisiones

Los seres humanos toman decisiones a diario, todo el tiempo. Sin embargo, poco saben sobre el proceso para llegar a esa elección. Ahí es donde radica el trabajo de la neurociencia.

El creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) indagó en busca de la respuesta.

«La toma de decisión humana resultaría de la evaluación de las alternativas de costo y beneficio. Las neurociencias están demostrando que decidimos muchas veces en forma no consciente, basados en experiencias y emociones previas y en un contexto que cambia permanentemente», explicó Manes.

Un área crítica para la toma de decisiones humana es el área frontal. «Es clave para la planificación a largo plazo y además está involucrada en la recuperación de información de otras áreas del cerebro».