Los incendios en la Amazonia desatan las críticas contra el Gobierno de Bolsonaro
Macron y Guterres llaman a la acción para atajar una crisis que trasciende las fronteras de Brasil mientras el presidente del gigante sudamericano apunta a la falta de recursos para hacer frente al fuego
Las llamas que devoran estos días la Amazonia brasileñason las mismas que alimentan en las redes sociales la indignación contra el presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Mientras la etiqueta #PrayforAmazon (reza por la Amazonia) se convertía el miércoles en tendencia global y los habitantes de las regiones afectadas publicaban imágenes de los daños causados por el fuego, el presidente decía, sin aportar pruebas, que eran miembros de organizaciones de defensa del medioambiente quienes estaban causando las llamas deliberadamente, en venganza por el recorte de fondos decretado por el Gobierno.
Los incendios en la mayor selva del mundo han trascendido de la esfera meramente brasileña: el presidente francés catalogó los fuegos en la Amazonia de «crisis internacional» y optó por incluir el tema en la agenda del G7 de este fin de semana. Y el secretario general de la ONU, António Guterres, ha mostrado su «profunda preocupación» por la situación. «En medio de la crisis climática mundial, no podemos permitirnos más daño a una gran fuente de oxígeno y biodiversidad. La Amazonia debe ser protegida», ha tuiteado el máximo responsable de Naciones Unidas.
Pero Bolsonaro, lejos de recular, este jueves ha vuelto a la carga. Ha cargado contra Macron por su decisión de incluir el asunto en la agenda del G7 y ha acusado al mandatario galo de querer «instrumentalizar» una cuestión interna brasileña para «obtener réditos políticos personales», al tiempo que señalaba a los países que dan dinero para la preservación de la selva de «interferir en la soberanía de Brasil». También ha mandado varios mensajes en clave interna: “¿Quieren que culpe a los indígenas? ¿Quieren que culpe a los marcianos? Todo el mundo es sospechoso, pero los principales sospechosos son las ONG. Es una indicación muy fuerte de que esas organizaciones han perdido sus beneficios. Es simple”, ha respondido al ser preguntado sobre la responsabilidad de los incendios. Y ha sugerido, además, que faltan recursos, incluso para enviar “cuarenta hombres a combatir el fuego”.
Our house is burning. Literally. The Amazon rain forest – the lungs which produces 20% of our planet’s oxygen – is on fire. It is an international crisis. Members of the G7 Summit, let’s discuss this emergency first order in two days! #ActForTheAmazon
Además, la postura del Gobierno brasileño —que ya ha despertado los recelos de la comunidad internacional— ha llevado al partido Rede Sustentabilidad a presentar ante el Tribunal Supremo una solicitud de impeachment al ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, por un delito de responsabilidad en la gestión de la política ambiental.
De acuerdo con relatos recogidos por las organizaciones medioambientales, decenas de productores rurales provocaron incendios en sus propiedades de forma coordinada en una muestra de apoyo al presidente Bolsonaro. «Hacendados decidieron crear el ‘Día del Fuego’ e incendiar los bosques para abrir paso y colocar pastos para el ganado, tener espacio en tierras públicas y para mostrarle al presidente que estarían ‘trabajando’ y por lo tanto merecerían la amnistía prometida para el crimen que estaban cometiendo en este momento», contó el director de WWF.
Un proyecto conjunto para salvar la Amazonia
Mientras tanto, el Gobierno colombiano este jueves propuso a sus homólogos de Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú realizar un «proyecto conjunto» de prevención frente a la catástrofe ambiental “y para avanzar en la prevención de los incendios forestales en el Amazonas y construir una agenda conjunta frente a los efectos del cambio climático, la deforestación y la degradación de esa zona», dijo el ministro colombiano de Ambiente, Ricardo José Lozano.
Para el proyecto conjunto propuesto por Colombia, el país suramericano «ya tiene muy buenos resultados en la lucha contra la deforestación», dijo el ministro. Según el Gobierno, Colombia registró 197.159 hectáreas deforestadas de bosques naturales el año pasado, lo que supuso una reducción de 22.814 hectáreas con respecto a las 219.973 de 2017.
Lozano explicó que actualmente en Colombia se implementa «la política preventiva desde los bosques» para evitar que suceda algo como lo que acontece en Brasil. «Nosotros ya nos comunicamos con el Gobierno de Brasil y estamos esperando que esta tarde nos entreguen información mucho más sofisticada sobre las cifras reales» de la devastación, indicó. La intención, agregó, es establecer una «lucha frontal» contra la ilegalidad en lo relacionado con la tala indiscriminada y el tráfico de especies.
El presidente colombiano, Iván Duque, ofreció este jueves ayuda a los Gobiernos vecinos para combatir «la tragedia ambiental» causada por los incendios. «La tragedia ambiental en el Amazonas no tiene fronteras y debe llamar la atención de todos. Desde el Gobierno nacional ofrecemos a los países hermanos nuestro apoyo para trabajar conjuntamente en un propósito que nos urge: proteger el pulmón del mundo», escribió el jefe de Estado en Twitter.
Comisión externa
El presidente de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, anunció ayer la creación de una comisión externa para monitorear los incendios y destacó la importancia de preservar el medioambiente para mantener fuertes las exportaciones y el agronegocio.
Brasil sufre un número récord de incendios. Entre enero y el pasado lunes, se han producido casi un 84% más que en el mismo período de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) —el ente que se encarga de monitorizar la deforestación de la zona selvática a través de imágenes de satélite— empezó las mediciones, en 2013.
Más allá de las protestas en redes sociales, los brasileños han empezado a organizar marchas para este fin semana en al menos ocho ciudades. La principal, con el lema “Todos por la Amazonia”, está prevista en la playa de Ipanema, en Río de Janeiro. La comunidad brasileña en Sídney (Australia) también ha convocado una marcha.