Mario Fernandes en la selección de Rusia - Crédito: fifa.com

Solo jugó un amistoso en el equipo de Brasil, se nacionalizó ruso y pudo jugar en el seleccionado anfitrión del mundial por un decreto de Vladimir Putin. Este sábado puso el 2 a 2 ante Croacia.

En general, las potencias deportivas suelen adoptar algún jugador prometedor de un país con poca proyección o bien hay deportistas sin chances de jugar en su selección que optan por otra de menos categoría con la ilusión de jugar un mundial. No es el caso de Mario Fernandes, un brasileño que le dijo no a la verdeamarela y juega para Rusia.

Oriundo de São Caetano do Sul, estado de San Pablo, este jugador de 28 años de desempeña como lateral derecho o central y se destaca en la selección anfitriona de Rusia 2018 gracias a un decreto del presidente Vladimir Putin.

Fernandez le había dicho no a la selección de Brasil en 2011, mientras jugaba en Gremio y alegó motivos personales, tiempo después reconoció que su vida en ese momento era desordenada, con mucha “noche”. Solo jugó un amistoso contra Japón en 2014 para su país natal.

En 2012 había sido fichado en CSKA por diez millones de euros y rápidamente se destacó. Se nacionalizó ruso a mediados de 2016 y, vía decreto, consiguió el pasaporte ruso por la vía urgente. Debutó con la selección rusa en un amistoso contra Corea del Sur.

«No me arrepiento de nada. Hay otros jugadores que pueden ocupar ese lugar», a raíz de su traspaso.