Newell’s jugó mal y terminó perdiendo ante Talleres por un resultado contundente
Newell’s jugó mal, por eso perdió. Es cierto que el partido tuvo atenuantes. Un penal no cobrado a Scocco y la expulsión de Fontanini. Pero el desempeño del equipo de Kudelka dejó muchas cosas en la columna del debe. Porque el final fue 3 a 1 para Talleres. Y la ventaja pudo ser aún mayor.
La inactividad se notó. Y mucho. Faltó repentización, cambio de ritmo, explosión y audacia. Porque privilegiar la certeza tuvo un costo muy alto porque todo se hizo muy lento. Previsible. Y en este contexto cualquier jugada aislada parida desde la creación era esperada con ansias. Pero no. No llegó en la cantidad necesaria. Y la frustración del debut en la Copa de Liga Profesional se fue corporizando con el resultado final.
Los errores defensivos, los desacoples en la zona de volantes y la formación de un equipo largo e inconexo fueron demasiados aspectos negativos para que Newell’s pudiera sostener el encuentro de la presentación.
Es cierto que en el primer tiempo pisó con mayor asiduidad el campo adversario. Sendos remates de Nacho y Maxi Rodríguez fueron tapados por Mauricio Caranta. Y el penal por agarrón a Scocco no cobrado no fue un dato menor. Pero el pequeño crédito adquirido se dilapidó después.
En el despertar del complemento, la defensa de Newell’s se durmió. Porque tras una jugada de Pochettino y un centro pasado, encontró en incomprensible soledad a Tenaglia, quien dispuso de total comodidad para empujar la pelota al gol. Sorpresa y media.
Después Newell’s reaccionó con más amor propio que fútbol. Pero la noche venía complicada para el equipo de Kudelka, ya que a los 18 minutos se fue expulsado Fontanini, tras derribar a Valoyes cuando encaraba hacia el arco de Aguerre.
Kudelka ante esto introdujo cambios, apostando a la juventud de Pancho González y Castro, decidiendo la salida de Maxi Rodríguez y Moreno.
Pero esa jugada impensada que se esperaba apareció. Scocco metió un cabezazo perfecto para el empate, mostrando su calidad y jerarquía. Y su vigencia.
Pero el alivio rojinegro duró poco, demasiado poco. Porque en la jugada siguiente apareció Pochettino y con un violento remate consiguió el segundo para Talleres.
Y al ratito nomás Diego Valoyes metió el tercero, y allí comenzó a cerrarse el resultado ante una diferencia que Talleres comenzó a corporizar luego de que Newell’s se quedara con diez.
Newell’s jugó mal y perdió. Hubo atenuantes. Es cierto. Pero el rendimiento colectivo e individual del conjunto rojinegro impone correcciones urgentes. Más aún porque el próximo fin de semana viene Boca. Y hay poco margen para equivocarse de nuevo ya que el formato del torneo no da tregua.