A Claudio Pucci y Lilian Paolini los acusaron por cambiar rótulos de implantes no esterilizados que provocaron terribles lesiones en dos pacientes

A un joven le faltan 24 centímetros de hueso en una pierna y lo operaron 28 veces desde 2010; a una mujer le dieron hasta morfina para tolerar el dolor de la infección en una rodilla. Ambos padecen aún graves sufrimientos físicos y también psicológicos por haber visto sus vidas arruinadas y sus proyectos truncados. Estas son, dichas a la ligera, algunas de las consecuencias que sufrieron tras simples cirugías por roturas de ligamentos cruzados.

Una investigación determinó que las lesiones que sufrieron fueron producto de la presunta maniobra de los dueños de la ortopedia Mediplus, de Paraná, que les vendieron los implantes para sus rodillas sin la advertencia de que no estaban esterilizados.

Tras una extensa instrucción, el caso llegó a juicio en el Tribunal Oral Federal de Paraná, que concluyó el miércoles con los alegatos. Los fiscales José Ignacio Candioti y Leandro Ardoy pidieron cinco años de prisión efectiva para Claudio Adrián Pucci, y tres años y medio para su esposa, Lilian Paolini, dueños de la empresa, y una multa de 160.000 pesos. El delito que les imputaron es Venta de medicamentos disimulando su carácter nocivo con peligro para la salud, en concurso con lesiones graves. El abogado defensor, Ciro Muzzachiodi, pidió la absolución.

Síntesis de una larga historia

Cuatro pacientes acusaron graves dolencias en sus piernas luego de ser operados, entre 2007 y 2011, en el sanatorio La Entrerriana, por roturas de ligamentos cruzados. Los médicos iniciaron una investigación, descartaron que las infecciones provengan del quirófano o las herramientas que utilizaban, y constataron que en todos los casos se habían implantado tornillos que fueron comprados en la ortopedia Mediplus. Por esto, remitieron un informe a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), y el organismo inició una investigación, que terminó en una denuncia penal.

Se pudo establecer que dos de los tornillos implantados eran importados, marca Artex, y otros dos nacionales, marca Medisef y Translock. Los mismos habían provocado infecciones, hongos en los huesos y terribles consecuencias en los pacientes.

En Mediplus se hicieron los sorprendidos y dijeron que a los dos implantes nacionales se los vendió la empresa de Buenos Aires, Kinetical. Esta fábrica de dispositivos médicos explicó que proveen tales tornillos sin esterilizar, porque no tienen la autorización de Anmat para hacerlo, pero los pueden vender con la advertencia expresa de que deben ser desinfectados. Así, se determinó que en Mediplus habrían sido cambiados los rótulos para venderlos como si los implantes estuvieran esterilizados.

El dueño de Kinetical declaró en el juicio y afirmó que habló con Pucci, quien le reconoció haber hecho tal maniobra, le pidió disculpas y le argumentó que lo hizo porque de lo contrario los clientes no querían comprar los tornillos.

Entonces, el implante llegaba a manos del médico, que desconocía la peligrosidad del mismo, los colocaba para cura en la rodilla del paciente y tiempo después comenzaba un infierno para él.

Anmat denunció el hecho en Buenos Aires, donde la Justicia remitió el expediente a Paraná, pero en los Tribunales de la provincia se declararon incompetentes (por entender que había una infracción a la Ley de Marcas) y pasaron la causa al Juzgado Federal de Paraná que, para evitar dilatar el proceso con un conflicto de incompetencia, avanzó con la instrucción y procesó a los acusados.

Sabían el riesgo que causaban

De los cuatro casos detectados, la Fiscalía acusó penalmente por dos hechos, de los pacientes que tuvieron implantes nacionales, ya que los importados venían esterilizados y no se puede adjudicar a Mediplus la responsabilidad Penal de las consecuencias que sufrieron las personas, aunque sí la Civil.

Para los pedidos de condena, Candioti y Ardoy valoraron los testimonios de los médicos traumatólogos que practicaron las cirugías, las declaraciones de los funcionarios de la Anmat que investigaron los casos y del dueño de Kinetical para concluir en la responsabilidad de Pucchi y Paolini en las maniobras ilícitas y las afecciones de las víctimas.

Remarcaron que las conductas que tuvieron fueron en plena conciencia de lo que hacían, en conocimiento de las consecuencias que podían ocasionar. La pena más alta solicitada fue para Pucci, por ser autor del delito, y la pena menor (igualmente de prisión efectiva) para Paolini, como partícipe secundaria. La Fiscalía remarcó, además, que se trató de un hecho especialmente riesgoso para la salud pública.

Voces del sufrimiento

Las víctimas declararon en el juicio y sus relatos permitieron evidenciar el grave resultado de la supuesta maniobra realizada en Mediplus.

Un muchacho había tenido una caída en el Jockey Club de Villaguay y se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla. Tras la operación en Paraná, hasta hoy, su vida es un infierno. Ha tenido 28 operaciones en nueve años, en dos ocasiones estuvo muy grave y le cortaron 24 centímetros de hueso: “Sufrí mucho, tanto por daño físico como psicológico”, dijo. Contó que es atendido por cinco profesionales, entre ellos traumatólogo, infectólogo, psicólogo y psiquiatra. “No puedo arrodillarme ni correr, pero lo más doloroso es que no pude seguir mi carrera”, lamentó, y lego refirió que ha perdido muchas oportunidades laborales: “¿Quién va a querer tomar a alguien que le faltan el fémur y la tibia?”, expresó.

La mujer, por su parte, dijo haber sufrido graves consecuencias físicas y psicológicas, y para poder paliar el dolor le suministraron hasta morfina, que le hacía “estallar el corazón”. También contó de las trabas que esto le generó a su vida y las pérdidas de oportunidades laborales.

El miércoles, luego de las réplicas y dúplicas de las partes, la jueza del tribunal unipersonal, Noemí Berros, daría a conocer el adelanto del veredicto.