A solo 18 días del traspaso de mando presidencial, realizamos una encuesta junto a D’Alessio-Irol para conocer el estado de la opinión pública respecto de las expectativas hacia el nuevo gobierno.

La confianza en la gestión de Alberto Fernández en el plano económico refleja el respaldo recibido en las urnas: la mitad de los argentinos cree que revertirá la crisis, porcentaje que se eleva al 93% entre los votantes del Frente de Todos en las elecciones de octubre. Por el contrario, un 43% expresa que no podrá resolver la crisis económica tan severa por la que atraviesa nuestro país, alcanzando al 87% de los que votaron la fórmula Macri-Pichetto y al 62% entre los que optaron por otras ofertas electorales.

En cuanto a la deuda que deja Macri y en relación con las negociaciones con el FMI, luego del contacto que Fernández tuvo con su directora, Kristalina Georgieva, quedaron más empantanadas que antes. El FMI pretendía un mayor ajuste, mientras que el futuro presidente procurará “inflar” la economía, dejando en claro que se va a “proponer un plan económico sostenible y un acuerdo de pago que podamos cumplir, pero sin más ajuste”. El clima internacional que se percibe es de cauteloso escepticismo respecto a la Argentina ante la falta de señales claras en torno a cómo se desarrollará la renegociación de la deuda. A pesar de ello, consultados acerca de si el presidente electo podrá renegociarla convenientemente, el optimismo es levemente mayor: para el 56% Fernández sí podrá hacerlo contra el 35% que opina que no lo logrará. Nuevamente se hace evidente la grieta que divide a nuestra sociedad: el optimismo crece al 94% entre sus propios votantes, mientras que el pesimismo reina entre la oposición, especialmente entre el 71% de los votantes del Juntos por el Cambio el 27 de octubre. (Datos pertenecientes a la medición realizada en forma online en noviembre a 1010 encuestados, mayores de 18 años, de todo el país).

Efectivamente, la grieta continuará siendo parte del escenario social durante el mandato de Fernández. Esa es una creencia predominante en la totalidad del electorado: para el 80%, el nuevo gobierno no podrá cerrar la grieta, percepción que alcanza incluso al 63% de los votantes del Frente de Todos; al 98% de los que votaron por Juntos por el Cambio y al 85% de los que se inclinaron por otras opciones.

Después de la preocupación por la economía, el segundo tema que desvela a los argentinos es la inseguridad, que también permanece presente en el imaginario como un mal difícil de erradicar, con mayor pesimismo entre opositores. Así, para 6 de cada 10 consultados, el gobierno de Fernández no podrá mejorar en este aspecto, porcentaje que se eleva a 97% entre opositores de Juntos por el Cambio y a 74% entre los que se inclinaron por otras fuerzas políticas. Aunque el 62% de los que optaron por el Frente que llevó a la presidencia a Fernández se muestran optimistas respecto de mejoras en la seguridad durante su gobierno.

A pesar del nuevo mando de Alberto Fernández en el Gobierno y en el peronismo, la mirada predominante es que el 58% de los argentinos piensa que el presidente electo no podrá evitar los escándalos de corrupción, certeza que alcanza al 91% de los votantes de Macri y al 75% de los que optaron por otras ofertas electorales. Si bien el 56% de su propio electorado tiene una mirada optimista, existen dudas en un 18% y un 26% opina que no logrará frenar los actos de corrupción.

El clima internacional que se percibe es de cauteloso escepticismo respecto a la Argentina ante la falta de señales claras en torno a cómo se desarrollará la renegociación de la deuda.

Este indicador influye en la percepción que tiene la ciudadanía acerca de la calidad de la democracia y no sorprende que al preguntar sobre las expectativas acerca del próximo gobierno en este ítem las opiniones se encuentren divididas: un 49% entiende que durante el gobierno de Fernández se mejorará la calidad de la democracia, un 46% opina lo contrario y un 5% no responde. A pesar de ello, existe plena convicción entre el 92% de sus votantes de que la calidad democrática mejorará en el próximo gobierno, no así entre la oposición: para el mismo porcentaje de los votantes de Juntos por el Cambio, empeorará, así como para 6 de cada 10 que optaron por otras fuerzas políticas en octubre.

Por lo pronto, la transición hasta el 10 de diciembre solo quedó en gestos simbólicos entre el presidente saliente y el electo, no se han transformado en acciones concretas y prácticamente se ha descartado por parte del equipo de Alberto Fernández. Mientras tanto, los interrogantes persisten y nos encontramos a la espera de las definiciones no solo acerca del futuro gabinete sino de los objetivos primordiales de gestión y las políticas con las que buscará alcanzarlos.