Retinopatía diabética: un mal silencioso que puede detectarse a tiempo
La diabetes –cuyas principales formas son la tipo 1 o congénita y la tipo 2 o adquirida en la vida adulta a partir de ciertos factores de riesgo– consiste en la dificultad del organismo para producir insulina, hormona segregada por el páncreas cuyo principal papel es el metabolismo de los azúcares.
Además de multiplicar la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica y deterioro neurológico precoz, y generar el riesgo del llamado pie diabético, que puede llevar a la amputación de piernas, las propias alteraciones vasculares producidas por la diabetes hacen que entre un 10 y un 20% de los casos se produzca la retinopatía diabética, una afección en el ojo que progresivamente causa un daño que, aunque tratable, puede tornarse irreversible y llevar a la ceguera si no se lo detecta a tiempo.
Hoy, la retinopatía diabética cuenta con varias modalidades de tratamiento que, conjuntamente con el control clínico integral de los demás factores de riesgo, evitan la progresión de las lesiones en la retina e incluso pueden revertir el cuadro, siempre y cuando el problema sea diagnosticado a tiempo.
«Lo que la diabetes produce en la retina es similar a lo que produce en el riñón, el corazón o en el cerebro: una vasculopatía de los pequeños vasos sanguíneos retinianos que produce una isquemia (obstrucción), por la que se generan diferentes fenómenos degenerativos, como edema, desprendimientos o hemorragias vítreas», explicó el doctor David Pelayes, director del Centro de Oftalmología de la Universidad Maimónides y profesor titular de Oftalmología de esa casa de estudios, donde se realizará, entre el 2 y el 6 de diciembre próximos, la Semana de Detección de Retinopatía Diabética.
Algunos números
La diabetes afecta a aproximadamente entre un 7 y un 8% de la población argentina. La diabetes de tipo 2 (o adquirida en la vida adulta a causa de factores de riesgo como obesidad, hipertensión arterial, tabaquismo o sedentarismo) es por lejos la más frecuente, y al cabo de unos 4 o 5 años de declarada la afección, aún sin que el paciente sepa que la padece, puede producir las primeras lesiones en la retina.
Entre un 10 y un 20% de los diabéticos desarrollan algún grado de retinopatía diabética, que es progresiva y atraviesa diferentes estadios de avance. Los más graves se caracterizan por la proliferación de nuevos vasos sanguíneos anormales en la superficie retiniana, y el surgimiento de una membrana que puede terminar desprendiendo la retina por tracción. El doctor Pelayes aseguró que frente a esto «existen tratamientos que, dependiendo de la magnitud de la retinopatía, van desde la aplicación de drogas y láser –para producir la ablación de parte de la retina periférica– hasta la cirugía. Pero cuanto más grave sea la enfermedad, más complejo será el tratamiento necesario y, lamentablemente, peor será el pronóstico».
Todo indica, una vez más, la importancia decisiva del diagnóstico precoz: la retinopatía diabética es en el mundo la primera entre las causas de ceguera prevenibles si se tratan a tiempo.
La mejor forma de prevención de la retinopatía diabética es, además de la consulta oftalmológica periódica, que el paciente logre mantener bajo control clínico sus niveles de glucosa, porque la enfermedad de base es la causa del problema. Cabe destacar que cualquier tratamiento oftalmológico debe estar coordinado con el tratamiento clínico de la diabetes, ante lo cual el doctor Martín Folgar, médico oftalmólogo del mismo centro universitario, señaló que «la retinopatía diabética es una especie de reflejo de lo que pasa en el cuerpo del paciente: nosotros tenemos la posibilidad de saber qué pasa en el árbol vascular con sólo mirarlo: lo más probable es que el mismo grado de daño que el paciente tenga en su ojo, lo tenga en el corazón, en las arterias o en los riñones».
Estudios oftalmológicos gratuitos para diabéticos
Durante la semana del 2 al 6 de diciembre, y con el auspicio del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se realizarán en la sede de la Universidad –Hidalgo 775– una serie de estudios de screening gratuitos para las personas con diabetes, a fin de determinar precozmente si padecen algún grado de deterioro en la retina producto de la enfermedad y si, como consecuencia de eso, deben iniciar un tratamiento oftalmológico. El screening se realizará con la novedosa tecnología de retinografía color digital, que permite realizar estudios de angiografía (visualización de la red arterial) y autofluorescencia, en el acto y sin necesidad de dilatación de la pupila ni inyección de sustancias de contraste.
«El síntoma principal de la retinopatía diabética es la disminución de la visión, pero cuando esto aparece, ya por lo general el daño en la retina está bastante avanzado, y por eso es tan importante la detección temprana», advirtió Folgar. De ahí que las personas diabéticas deben consultar al oftalmólogo aún sin tener ningún tipo de síntomas y de la importancia de los estudios preventivos.
Diabetes y ceguera
La semana de detección es gratuita y abierta al público, y está dirigida a todas las personas con diabetes (tanto de tipo 1 como de tipo 2). Las pruebas oftalmológicas serán completadas con el análisis de la glucosa a cada paciente, y charlas informativas a cargo de los especialistas del Centro de Medicina de la Universidad Maimónides. «Lo que haremos es un control de glucosa ‘al acecho’, es decir, sin que el paciente esté en ayunas, para cotejar si es que existe correlación entre esos valores y los de glucemia en ayunas –explicó la doctora Marcela Barrios, directora de la carrera de Medicina de la Universidad–. Y también vamos a realizar el control de enfermedad periodontal, que es una afección muy frecuente en las personas con diabetes».
Barrios destacó la importancia del control de la diabetes para prevenir tanto la retinopatía diabética como las demás complicaciones y riesgos asociados a esta enfermedad crónica: «Si el paciente no controla su glucosa, tendrá muchas más probabilidades de desarrollar retinopatía», finalizó.
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