¿Robaron realmente a Carlos Reutemann su título de campeón mundial en 1981?
Las recientes declaraciones de Bernie Ecclestone han levantado mucha pólvora por las sospechas de sabotaje para que Nelson Piquet pudiera derrotar al piloto argentino
Carlos Reutemann, delante de Alan Jones en el G.P. de España de 1980.
n la serie documental Lucky, dedicada a la vida de Bernie Ecclestone, el magnate inglés desliza unas declaraciones en el cuarto capítulo que ponen en entredicho la resolución del campeonato del mundo de Fórmula 1 de 1981. Por aquel entonces, Ecclestone todavía no regía los destinos de la especialidad y su rol en aquella historia era ser dueño del equipo Brabham, donde pilotaba Nelson Piquet. El brasileño salió del circuito de Caesars Palace en Las Vegas como ganador del título, por tan solo un punto, frente a su gran rival Carlos Reutemann, piloto de Williams.
Así explicaba Ecclestone el presunto robo en su documental: «Después del primer día de entrenamientos, era obvio que los pilotos iban a tener problemas con todo el dolor de cuello por las tremendas fuerzas G del circuito. Carlos habló con el fisioterapeuta que se encontraba en boxes. Yo fui después a ver a esta persona y tras una discusión financiera, decidieron favorecer a Nelson. No sé si esto se lo dije alguna vez a Carlos (Reutemann)». Es decir, interpretando su enigmático mensaje, Ecclestone parece que influyó para que se tratara bien a Piquet y que no se atendiera correctamente a Reutemann.
¿Hubo realmente robo?
Como era de esperar, estas revelaciones de Ecclestone no pasaron inadvertidas. Aquella temporada de 1981 estuvo plagada de controversias y siempre hubo muchos, -entre los que se encontraba el propio Reutemann-, que se preguntaban cómo fue posible que perdiera aquel Mundial. La primera en romper el fuego que desató la polémica posterior fue Cora, la hija de Lole, que de alguna forma sugirió que la confesión de Ecclestone era la prueba del algodón. Ese hecho decisivo, que justificara que se le devolviera a su padre un título mundial, que a su juicio le fue injustamente arrebatado.
«Papá -explicó la hija de Reutemann en un programa de radio argentino-, nunca lo habló, es algo que yo sé que a él le dolió hasta el último día de su vida. Luchó muchísimo para llegar donde llegó. Llegar a un tema así donde todo se transformó a un tema político o financiero es muy triste. El día anterior a la muerte de papá yo le mandé un audio a Bernie pidiéndole que sea sincero con mi padre y que antes de que se vaya le diga que es el verdadero campeón de 1981″, afirmó. «Lamentablemente, -proseguía Cora-, al día siguiente murió y aquello quedó en el aire. Nunca imaginé que iba a tener trascendencia, así como ahora. Después de unos dos meses le volví a mandar un audio, preguntándole qué había pasado. Además, Bernie me dijo que cualquier cosa que yo necesitara se lo podía pedir. Yo le pedí eso, que diga la verdad. Y lo hizo públicamente, que es mucho mejor», añadió su hija.
Es razonable entender el dolor de Cora Reutemann como hija, pero realmente las declaraciones de Bernie no justifican en absoluto que se pudiera dar una vuelta a la historia y quitar el título de campeón de 1981 a Nelson Piquet y devolvérselo a su padre. Sí, puede que lo de Ecclestone en ese momento fuera juego sucio o cuando menos, falta de fair play. Pero si en los campeonatos contaran los códigos morales, no tendríamos dedos en las manos para contabilizar títulos de Fórmula 1 en entredicho. Existen muchas razones de peso para defender que el piloto de Santa Fe fuera el justo vencedor de aquel mundial, pero la jugarreta de Mr.E no deja de ser un detalle más en un cúmulo de circunstancias que jugaron en contra de Lole.
Con un discurso más sereno y apegado quizá a la realidad, Enrique Reutemann, hermano mayor de Carlos, dio también su opinión acerca de la controversia surgida con las declaraciones de Ecclestone: «De Bernie no puedo decir nada malo. Le tengo mucho aprecio y respeto. Cuando mi hermano cayó enfermo, le hicieron una operación muy difícil en Nueva York, tres años antes de su muerte, que tuvo un costo de 600.000 dólares. Cuando mi hermano fue a pedir la rendición de cuentas le dijeron ‘la cuenta está saldada’. Todo ese gasto lo había pagado Bernie Ecclestone. «Él siempre fue un hombre de palabra y no creo que él tuviera la culpa de la pérdida del título».
Enrique Reutemann, en sus declaraciones, eludió señalar directamente a nadie en concreto, ni siquiera a Frank Williams, que como jefe de equipo siempre se le acusó de no haber dado el apoyo que debía a su piloto. «Él jamás se quejó de Frank ni de sus ingenieros», proseguía el hermano de Lole. «Sus mecánicos lo adoraban y no lo pudieron haberlo perjudicado. El coche en la final de Las Vegas no funcionó porque tuvo que salir con el muleto que daba problemas con la caja de cambios desde la salida. A su coche habitual se le rompió la suspensión delantera a consecuencia de un golpe en entrenamientos con Piquet. Luego en carrera, sin embargo, tuvo la hidalguía de no hacer nada antideportivo al ser superado por Piquet».
Los acontecimientos en contra
No hay, por tanto, fantasmas en la resolución final de aquel título. Simplemente, los acontecimientos jugaron en contra del piloto argentino en el momento clave. Ahora bien, esto no quita que Reutemann tuviera razones más que válidas para considerar que aquel título le pertenecía. Y no por cuestiones subjetivas, sino porque hubo demasiadas cosas raras aquella temporada. Desafortunadamente, todo lo acontecido tuvo una resolución en contra de los intereses del santafesino.
El factor más importante de todos, a favor de la causa del argentino, fue que el coche de Nelson Piquet llevaba desde casi el principio de temporada con una ilegalidad flagrante. Gracias a una genialidad de Gordon Murray, el coche iba en todo momento por debajo de la altura permitida, pero en el momento clave del paso de la medición a la entrada en boxes, una suspensión hidroneumática elevaba el coche a la altura reglamentaria. Una burda forma de bordear la ley, pero que imposibilitaba además cualquier base legal para excluir a los Brabham.
Aquel atajo al reglamento fue uno más entre los muchos puntos calientes en la guerra que sostenía el sindicato de equipos (FOCA) liderado por Ecclestone con la FIA representada por Jean Marie Balestre. Aquella lucha se saldó a finales de 1982 sin vencedores ni vencidos, repartiéndose ambas partes la gestión del campeonato. Sin embargo, mientras que los grandes premios afectados por la guerra promovidos por la FIA (San Marino 1982) fueron válidos para el campeonato, los liderados por la FOCA (España 1980 y Sudáfrica 1981) no se tuvieron en cuenta sus resultados en las tablas clasificatorias. Crucialmente, Reutemann venció en la carrera sudafricana y de haber contado aquellos puntos, habría acabado cómodamente como campeón. Es más, la fatídica carrera final de Las Vegas, a la que Lole llegaba como líder, no estaba prevista en el calendario. Fue un innoble parche que surgió a mitad de temporada, en el fragor de la guerra política.
Hubo más factores, como el paso a mitad de temporada de Michelin a Goodyear a causa de la misma guerra política o el nulo apoyo dado por su egoísta compañero en Williams, Alan Jones. La historia es imposible reescribirla, pero si es bueno recordarla para hacer justicia. Carlos Reutemann, probablemente será junto a Stirling Moss el mejor piloto de la historia sin un título mundial. Aquel campeonato de 1981 lo merecía él claramente más que nadie.