Se viene diciembre y se renueva el cupo de u$s200, ¿crecerá la compra de dólares?: esto prevén desde el Gobierno
La demanda de «dólar ahorro» ya no es lo que era. Y no porque la moneda estadounidense haya dejado de atraer a los inversores -sean grandes o pequeños-. Se sabe: las restricciones impuestas por el Banco Central deja, desde septiembre, más gente afuera de la posibilidad de adquirir billetes verdes que compradores efectivos.
En concreto, noviembre cerró con compras por unos u$s180 millones por parte de los ahorristas. Aunque ese monto podría estirarse a u$s200 millones, de acuerdo a fuentes del sistema financiero.
Se trata de un monto similar al observado en octubre, ya con las últimas prohibiciones vigentes.
En octubre, según los datos oficiales que se conocieron justo antes del fin de semana, un total de 1,1 millón de personas accedió al dólar «ahorro», por un total de u$s199 millones. «Un descenso de 68% con respecto al mes previo, como consecuencia de los cambios normativos introducidos a mediados de septiembre», explicaron los técnicos del BCRA en el informe sobre el mercado cambiario.
Volvamos a lo que sucedió en este noviembre que termina hoy lunes: en total, alrededor de 900.000 a no más de un millón de personas accedieron al dólar «ahorro». Contra 3,4 millones que habían podido comprar en septiembre, el mes en el cual se interrumpió el libre acceso al cupo de u$s200 a partir del día 15. Ese mes se habían vendido u$s643 millones, por debajo del promedio de los meses precedentes.
En efecto, a partir de mediados de año, se aceleró la dolarización de parte de la población. Los picos fueron en julio y agosto, cuando cuatro millones de personas cada mes compraron billetes verdes y provocaron el colapso de los «home banking».
Lejos de aquella dinámica, el bloqueo (casi total) del dólar «ahorro» limitó al mínimo las compras. Aun así, el mes pasado en torno a un millón de personas lograron acceder, por un monto promedio de entre u$s170 a u$s180 por operación. Algo menor al límite de u$s200 ya que el BCRA toma en cuenta los gastos que se hacen en dólares con las tarjetas de crédito. Para ese cálculo se agregan los consumos de servicios de streaming (Spotify, Netflix y los de la PlayStation, por ejemplo).
La dinámica para este diciembre que comienza luce similar. El Gobierno mantiene las restricciones para el acceso al dólar «ahorro».
En los bancos, por las dudas, se preparan: ninguna entidad quiere atravesar los sobresaltos de hasta septiembre, cuando con el inicio del mes aparecían un millón de ávidos compradores de dólares por los «home banking».
Esa cantidad se redujo en forma notable y, a lo sumo, se reparte entre todo el mes. El primer día hábil de los últimos dos meses hubo, como máximo, 300.000 compradores. Es más: se contabilizaron más rechazos que operaciones concretadas.
El último ajuste del cepo fue tan fuerte que dejó sin la posibilidad de comprar dólares a la mayoría de los ahorristas. Incluso aquellos beneficiarios de IFE o de la AUH, que adquirían divisas para luego venderlas en el mercado paralelo y hacer una diferencia en pesos.
También quedaron afuera los empleados de empresas que cobran parte de sus salarios con el aporte del Estado a través del sistema ATP.
Estas restricciones, junto a la nueva imposición tributaria del 35%, llevó la cotización del dólar «blue» cerca de los $200, aunque ahora se asentó en torno a los $160. Y se sostuvo la brecha anterior con el dólar «ahorro», que ahora se ubica cerca de los $142.
Esta realidad puso bajo cuestionamiento al jefe del Banco Central, Miguel Pesce, y de ahí la decisión de Alberto Fernández de empoderar a su ministro Martín Guzmán. Desde Economía, Guzmán se había mostrado en contra de un nuevo ajuste del cepo.
El ajuste del cepo implicó, en simultáneo, una caída drástica en la recaudación del impuesto PAIS, que había llegado a $20.000 millones. Ese gravamen -que se calcula como un 30% adicional sobre el precio minorista del dólar- registró una significativa desaceleración: recaudó $8.527 millones el mes pasado: implica un 40% de lo que venía recaudando en los meses de agosto y septiembre.
Reservas, en la mira
El refuerzo del «cepo» se decidió ante la imparable salida de reservas del Banco Central, algo que no logró resolverse ni siquiera con las últimas restricciones.
Aun con todas las medidas que se tomaron, en lo que va de noviembre (último dato oficial al viernes 20), las Reservas del BCRA cayeron en u$s911 millones. De ese total, u$s480 millones se destinaron al pago de vencimientos con los organismos internacionales. Y otros u$s315 millones se fueron en ventas del BCRA en el mercado ya que la oferta privada no alcanzó para abastecer la demanda.
Desde el Banco Central acercan una visión positiva de esa dinámica: «La necesidad de intervención del BCRA en el mercado oficial es significativamente menor mes a mes, mostrando que están funcionando los filtros para evitar distorsiones en el mercado de cambio», comenta una fuente de la entidad a iProfesional.
Para comparar lo que está sucediendo ahora con los meses precedentes, la fuente oficial concluye: «En el histórico de los últimos meses, se vendieron en 17 días hábiles de julio: u$s443 millones; agosto: u$s1.052 millones; septiembre: u$s1.264 millones; octubre: u$s873 millones, y noviembre: u$s280 millones. Y en el mismo período de días hábiles de noviembre la liquidación de las cerealeras fue 110 millones de dólares superior al del mismo período de octubre».
El problema es que las Reservas se siguen agotando. En el año cayeron en u$s5.900 millones. Y aunque el ritmo de caída se desaceleró, queda claro que es una tendencia insostenible en el corto plazo.
Lo que se nota es que no alcanzó con las restricciones al dólar «ahorro» para estabilizar las reservas. Tampoco sirvió la rebaja temporal de las retenciones a las exportaciones de soja. Por ahora gana la incertidumbre. En el mercado gana la apuesta a que el Gobierno se verá forzado a devaluar en los próximos meses porque no logra cerrar el desequilibrio en el mercado cambiario.
Negociación con el FMI, clave
Además de las restricciones cambiarias, el Gobierno apela a la negociación con el Fondo Monetario como forma de estabilizar en el corto plazo.
La Casa Rosada niega que el FMI condiciona un acuerdo a una devaluación. Pero parece lógico que el organismo pueda dar fondos frescos en un contexto en donde se pierden reservas.
Eso sí: el futuro acuerdo con el Fondo contendrá ajustes, algunos de los cuales ya fueron de alguna manera anunciados. Sobre todo aquellos ligados al denominado «gastos Covid», que se implementaron para hacer frente a la pandemia, y que el Gobierno se apresura para desmontarlos aun cuando la existencia de la vacuna sea más promesa que realidad.
Para Alberto Fernández, un «acuerdo definitivo» con el FMI «despertará la confianza«, a través de «un programa de objetivos» y «una mejor redistribución del ingreso».
Junto con ese acuerdo, el Ejecutivo se juega a que el paso del tiempo jugará a favor: que los inversores, superado el verano, apreciarán que el tipo de cambio no haya tenido un salto disruptivo. Y que ese escenario, en medio de la recuperación económica tras el desplome de este año, mejorarán las expectativas. Primero de los consumidores, y luego de los ahorristas e inversores.
La confirmación de la llegada de la vacuna puede convertirse en la noticia que quiebre la tendencia negativa de la actividad económica, creen en Economía.
El hecho de que la actividad económica se encuentre «apenas» 7% por debajo de la pre pandemia potenció las expectativas positivas.
En la mirada de los funcionarios, esto significa que con la reapertura (aunque sea parcial) de esas actividades, la economía debería acelerar su recuperación. En el equipo económico esperan que tanto octubre, pero sobre todo noviembre, ya muestre números más cercanos a la recuperación total. Básicamente porque esos rubros que estaban totalmente clausurados hasta hace poco, ya se fueron reabriendo.
Y lo harán seguramente con más decisión ya para el año que viene si -como se aguarda- llega la vacuna y se relajan las restricciones impuestas por la pandemia.
¿Alcanzará este eventual escenario positivo para barrer la malaria financiera y acercar -otra vez- dólares a la Argentina?
Los más optimistas lo aseguran. Y piden observar lo que está pasando en los bancos, donde los depósitos en dólares dejaron de caer luego de varios meses. Lo que supone que, en la Argentina, la estabilidad cambiaria juega, de por sí, a favor de la expansión económica.
Un escenario que podría darse siempre y cuando -así como sucede con los depósitos bancarios- las reservas también dejen de caer. Y esa realidad, guste o no, todavía no hay llegado.