La mujer soldado que denunció a un sargento del Ejército contó que «comencé a sufrir acoso en 2016, cuando me incorporé a la fuerza». Tras realizar las denuncias correspondientes «sufrí maltratos, humillaciones y caí en depresión», relató.

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Comenzó a sufrir acoso desde que se incorporó a la fuerza en 2016. Hizo una denuncia interna pero no la tomaron en serio. Sufrió maltratos, humillaciones que la llevaron a la depresión y a intentar quitarse la vida. Hoy, sin trabajo y con tratamiento psicológico, todavía lucha por salir adelante.

«Esto viene del 2016», comenzó diciendo Yesica Velázquez, la soldado que se animó a romper con el miedo y llevó adelante la primera denuncia por acoso sexual en el Regimiento «Dragones Coronel Zelaya», que ya tiene a dos detenidos. La joven contó en Telefe Noticias que sufrió un infierno de humillaciones, maltrato y acoso del que todavía no puede recuperarse y asegura que hay muchos casos más pero que «nadie dice nada por temor a represalias».

«Empezó a acosarme en ese año cuando yo llegué a la unidad», recordó Yesica, quien rápidamente informó lo que ocurría siguiendo los protocolos internos en lo que se denomina: «dar la novedad». «Es como hacer una denuncia, pero dentro del cuartel, no interviene la Justicia».

Ella simplemente buscaba que el abuso terminara para poder trabajar en paz, pero desde que informó lo que le sucedía pasó todo lo contrario: «Me sentía sola y desamparada, todos estaban en mi contra. Yo había ‘dado la novedad’, pero no había hecho la denuncia porque ahí las cosas se manejan así. Me tomaron declaración y a la semana tenía a todo el mundo en contra mío».

Yesica no podía dejar el trabajo porque necesitaba el dinero, entonces volvía ante las autoridades buscando ayuda, pero cada vez que hacía su descargo pagaba las consecuencias: «Cada vez que daba la novedad me escuchaban pero después era todo maltrato de todos, de él principalmente».

«Él» es el suboficial Víctor Mercado, quien fue protegido por sus superiores para evitar que las denuncias crecieran y fue trasladado a Campo de Mayo, cuando las denuncias superaron los límites del cuartel.

Para Yesica cada paso fue doloroso, poder llevar el abuso que sufría a la Justicia por fuera de los protocolos internos tuvo un costo altísimo que la afectó psicológicamente.

Antes de llegar a Tribunales recibió amenazas e insultos: «Me dijeron que si hacía la denuncia mi pareja iba a ser perjudicada porque él también es suboficial». Sin embargo, cuando avanzó, todo se volvió mucho más denso.

«Me animé en 2021 a hacer la denuncia. Tenía miedo, angustia, tristeza, lo único que hacía era dormir, no hablaba con mis hijos, ni mi marido. Sentía que tenía la culpa yo. Cuando hice la denuncia todo fue peor, todo se volvió horrible», describió.

Fue tal el martirio que terminó renunciando a su único empleo: «Tomé la decisión de irme porque no quería pasar más vergüenza. Siempre fui la mentirosa, la problemática, como no había pruebas de lo que decía era como que pasé a ser lo peor».

«Fue un infierno, todos me señalaban. Yo entraba y lo veía a él parado haciendo guardia y me mostraba la pistola como diciendo: ‘Yo puedo hacer lo que quiera en cualquier momento'».

Mientras la Justicia avanza en su investigación contra Mercado y su superior Juan Facundo Candioti, el Jefe del Regimiento acusado de encubrimiento, Yesica asegura que su caso es sólo uno de muchos casos de abuso en el ejército: «Estoy segura de que hay más casos, lo que pasa es que muchas no se animan a hablar, así como muchos sabían y no podían hacer nada porque se todo maneja así».

Sola, sin que nadie la respaldara, la joven logró derrumbar una estructura de abuso y violencia, llevando luz a uno de los lugares más oscuros del ejército: «Yo sabía que algún día iba a salir todo, nunca tuvimos el apoyo de nadie, nada más que humillación. Yo perdí mi trabajo, nunca pude seguir ascendiendo, hoy estoy sin trabajo por culpa de una persona que me hizo sentir tan mal».

Ahora, ella intenta curar las heridas que le dejaron los más de cinco años de padecimientos: «Sigo con tratamiento psicológico, tuve un intento de suicidio, que fue en el Regimiento, yo no sabía qué hacer todos me acosaban, me trataban mal, yo quería desaparecer y pensaba dónde hacerlo y no lo quería hacer en casa porque estaban mis hijos».