Spam, también en el celular: qué hacer con los SMS no deseados
Mensajes de texto que llegan en cualquier horario al celular con ofertas insólitas y publicidades que en general el usuario nunca pidió. El spam también invade los SMS. Cuando antes esta expresión hacía referencia sólo a los denominados «correos electrónicos basura», ahora también afecta a los móviles.
Si bien este fenómeno se da hace unos años, con el paso del tiempo cada vez se acentúa más y aún no hay herramientas para detenerlo. Así como en las casillas de correo está la opción de filtrarlos, en los celulares se reciben los mensajes constantemente y, lo que es peor aún, en cualquier horario.
«Hace ya bastante tiempo que los usuarios se ven afectados por este tipo de prácticas, pero sin duda en los dos últimos años el fenómeno ha crecido mucho», señaló Marcela Carbajo, CEO de MovilGate, empresa dedicada a soluciones móviles en Latinoamérica, y agregó:«Si bien las compañías celulares están tratando de implementar diferentes sistemas para combatir esta práctica, aún se encuentra muy difundida».
Carbajo explicó que hay dos formas de enviar mensajes. Por un lado, la manera «correcta» que es a través de las redes del operador celular que exigen, por política, el opt-in de los usuarios (que la persona debe aceptar fehacientemente recibir esa información como, por ejemplo, los envíos de alertas de compras de los bancos, las promociones de un retail, etc.) incluidos por la empresa en la base de destinatarios a contactar por SMS.
Por el otro, los envíos por celular que se realizan a través de unos equipos que funcionan de manera similar a un teléfono móvil: constan de una plataforma de envío masivo y una SIM (un chip) de teléfono celular, desde el cual salen los mensajes. En este caso, se envían masivamente a bases de números de teléfono y no se solicita al usuario ninguna aceptación ni registro.Es fácil darse cuenta cuando se recibe uno de estos mensajes de spam porque se reciben desde un número largo (un número de celular).
«Los únicos mensajes que realmente sirven como campaña son los que cuentan con la aprobación de los usuarios. Los enviados sin autorización, es decir como spam, no solo no sirven sino que afectan la percepción de los usuarios en relación a la empresa que los genera», señaló Carbajo.
Es que se pueden llegar a recibir tres mensajes por día y el usuario deja de prestar atención a este tipo de SMS, aun cuando muchos de ellos son útiles y relevantes. Son tan invasivos, que terminan por agotar al cliente de forma tal que ya ninguno le interesa, ni siquiera aquellos a los que se suscribió.
«La telefonía, tanto celular como fija, no puede ser desbancada por ningún otro rubro cuando de reclamos se habla. En particular los mensajes de spam ocupan casi el 50% de las quejas de la gente y han ido en franco crecimiento los últimos dos años, pese a las medidas tomadas por las mismas compañías que han habilitado números especiales de atención y bajas más sencillas e incluso la adhesión voluntaria por parte del usuario para no recibir más este tipo de mensajes», aseveró la vicepresidente del Centro de Educación al Consumidor (CEC), Carolina Suárez.
Hay usuarios que también denuncian que «desconocen que estos mensajes tienen costo y mucho menos saben cómo darlos de baja». «Algunos terminan por enterarse de que están suscriptos a algún servicio cuando se quedan sin crédito», aseguró.
El hecho de que el mercado de los teléfonos touch aumentara exponencialmente en el último tiempo, también impulsó este fenómeno. Muchos de los mensajes spam llegan con la opción «aceptar» para dar de alta una suscripción. Suele ocurrir que el usuario no advierte la acción que acaba de realizar, simplemente toca la pantalla para cerrar el mensaje y aprieta esa opción sin darse cuenta.
«En la vida cotidiana, mientras almorzamos en un día de semana o en horarios pico en los que la gente viaja de camino al trabajo o a la casa (son los horarios en que se dan mayormente estos mensajes), el usuario no se da cuenta y termina aceptando algo sin leer ninguna letra chica como haría frente a la aceptación o no de un nuevo contrato. En manos de personas de la tercera edad, con dificultades en su visión, o en niños, el problema es aún mayor», advirtió Suárez.
En esa misma línea, la especialista consideró que el spam de mensajes de texto es «ilegal y abusivo». «Es ilegal enviar mensajes comerciales de correo electrónico no solicitados a aparatos inalámbricos, incluyendo teléfonos celulares, a menos que el emisor del mensaje obtenga previamente su permiso. También es ilegal enviar mensajes de texto no solicitados desde un aparato de marcado automático –equipos que almacenan y marcan números de teléfono utilizando un generador aleatorio o secuencial de números–», resaltó.
De hecho, el artículo 35 de la Ley de Defensa del Consumidor lo contempla: «Queda prohibida la realización de propuestas al consumidor, por cualquier tipo de medio, sobre una cosa o servicio que no haya sido requerido previamente y que genere un cargo automático en cualquier sistema de débito, que obligue al consumidor a manifestarse por la negativa para que dicho cargo no se efectivice».
Sin embargo, no existe hasta el momento una ley específica que prohíba este tipo de mensajes a nivel nacional. Si bien está cada vez más cerca de ser aprobado el proyecto de ley «No Llame», en el que la propuesta se basa en impedir que los usuarios reciban publicidad no deseada, aún no se convirtió en normativa.
Hasta el momento, según Carbajo, lo que se puede hacer para no recibir más este tipo de mensajes es contactar a la compañía celular y denunciar la recepción de spam. «En esos casos, el operador procede a bloquear el número telefónico del cual se están recibiendo los mensajes», aseguró.
Otra alternativa es hacer un reclamo. En primer lugar ante la empresa, por cualquier vía: personalmente en las sucursales o centros de atención, por teléfono, e-mail, chat. En ese caso, exigir y guardar el número de reclamo ya que, si no se obtiene una respuesta favorable o el problema persiste, se puede recurrir a alguna asociación de consumidores en busca de asesoramiento o realizar el reclamo ante Defensa del Consumidor.
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