Un informe del Centro de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas advirtió que los créditos llegaron al 92% de las asignaciones totales

De sujetos de derecho a sujetos endeudados, es la situación que atraviesan en la actualidad los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Junto a la pérdida creciente del poder de compra, se le suma un fuerte endeudamiento con los créditos otorgados por Anses en los últimos tiempos.

“Desde septiembre de 2017 hasta febrero de 2019, la pérdida del poder de compra de la AUH se volvió más profunda aún que la del promedio de los salarios en la Argentina. Si considerásemos que es muy probable que el destino de ese ingreso sea, fundamentalmente, la adquisición de alimentos, al observar que el incremento de los precios de este tipo de bienes fue mucho mayor que el del resto del conjunto, la gravedad del cuadro para los sectores más vulnerables se torna aún peor. En este sentido y en clave electoral, se entiende razonable que el gobierno adelantara la totalidad de los aumentos previstos en 2019 para la AUH y se lanzaran nuevas líneas de crédito. Sin embargo, con el transcurrir de los meses, ese efecto positivo se va diluyendo a medida que la inflación continúa.

Para fines de este año la caída del poder de compra de las asignaciones y la deuda adquirida por los receptores de AUH podrían retroalimentarse, dando lugar a familias no solo más pobres o indigentes, sino que, además, fuertemente endeudadas”, señala el informe elaborado por el Centro Interdisciplinario de Estudios de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

El documento, denominado Pobreza e indigencia en la Argentina: autogeneración, reproducción y perpetuación, es autoría de los docentes e investigadores Claudio Coronel, Andrés Dapuez, Ezequiel Orso y Juan Carlos Sabogal.

En tal sentido, haciendo una evolución del beneficio y su impacto real, considera: “Mientras que entre 2004 y 2015, el poder de compra de los salarios creció –estimativamente– un 27%, las políticas macroeconómicas aplicadas con posterioridad a 2015, lo han deprimido un 17 %. Lo propio puede observarse si se analiza la evolución del poder de compra de la Asignación Universal por Hijo (AUH), ya que desde su implementación en 2010 y hasta 2015 tuvo un incremento real de aproximadamente un 16%, para luego retroceder –previo al dictado del Decreto Nº 186/2019– más del 12%”.

En la provincia hay alrededor de 115.000 beneficiarios, el monto de la AUH y la asignación por embarazo es de 2.652 pesos; a fines de agosto el gobierno nacional decidió otorgar un subsidio extraordinario de 1.000 pesos, que se concretará en septiembre y octubre.

El informe aborda la situación de pobreza e indigencia. Al respecto, menciona los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec): la pobreza en la Argentina alcanzó el primer semestre de 2019 al 35,4% de las personas y la indigencia al 7,7%, es decir, aproximadamente 15.908.304 y 3.460.280 de personas respectivamente. Estas cifras significan que, si se compara el primer semestre de 2016 con este dato, se ‘generó’ un incremento de la pobreza equivalente a 13 puntos porcentuales y de 1,6 para el caso de la indigencia.

“Durante la actual gestión, las pensiones han sufrido un cambio cualitativo. Ahora con las mismas se puede adquirir deuda ante Anses a tasas similares a la inflación. La cantidad de créditos pedidos y otorgados a las beneficiarias de AUH llegó en junio al 92% de las asignaciones totales. Los préstamos van desde 1.000 a 12.000 pesos. El endeudamiento de esta población venía creciendo desde 2017, y desde marzo aún más hasta alcanzar 2,5 millones de pedidos de nuevos créditos. El acumulado es de 3,6 millones de créditos sobre 4 millones de Asignaciones Universales por Hijo. La carga de las deudas se estima en 4,5 veces el valor de la pensión”, precisa el estudio.

En ese sentido, se aborda como análisis: “Estos créditos fueron lanzados en 2017 y 2019 con claros fines electorales. En el plano económico más tradicional se podría construir un indicador de la magnitud de la pobreza con la suma simple de las transferencias recibidas y la deuda contraída. Esto es particularmente destacable en el caso de quienes tomaron esas deudas para adquirir bienes de la Canasta Básica Total, es decir, buscaron evitar aumentar su pobreza. Por otro lado, las diferencias entre los créditos lanzados en 2017 y 2019 es que en los actuales las cuotas mínimas pasaron de 12 meses a 24 con imposibilidad de cancelarlos antes de los 12 meses. Esto permite que el endeudamiento crezca estirando los plazos de pago, ya que el tope máximo de cuota es de un 30% de la pensión. La continuidad del relanzamiento de nuevos créditos que permiten cancelar los anteriores, pero con tasas superiores, no hacen más que agravar el endeudamiento y la sensación de fragilidad de las personas ante su propia realidad”.