blanqueo

Cada persona física y jurídica tendrá una de cinco notas. A será la mejor y E, la peor. Dependerá de su comportamiento fiscal y tributario histórico. Los de peor calificación tendrán más costos. Se podrá protestar la nota.
Sin prórroga del blanqueo, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) comenzará a aplicar sin demoras el nuevo, y estricto, sistema de calificación, controles y fiscalización de todos los contribuyentes del sistema tributario registrados ante el organismo. El nuevo régimen de «scoring» fiscal y tributario al que serán sometidos todos los contribuyentes registrados en el organismo que maneja Alberto Abad dependía en su puesta en funcionamiento del momento exacto en que venciera definitivamente el llamado a sincerar capitales e impuestos no declarados, con lo que al sostenerse la fecha del 31 de marzo comenzará a aplicarse. El régimen tendrá el nombre de Sistema de Percepción de Riesgo (SIPER), donde todos los contribuyentes que estén activos tendrán una nota que los calificará como sujetos (físicos o jurídicos), con mayor o menor riesgo tributario ante la AFIP. Las notas serán A (muy buena), B (buena), C (regular o nuevas altas), D (malo) y E (muy malo).

El sistema había sido ideado hace casi una década por el propio Alberto Abad, un tiempo antes de ser reemplazado en la AFIP. Quedó sin aplicarse hasta 2017, que el administrador comenzó a reactivarlo como esquema de control y fiscalización de los contribuyentes anotados ante el organismo. La idea de la AFIP es que una persona o empresa, cualquiera sea su nivel de exposición, esté calificada según su cercanía o no a una potencial evasión impositiva. Se tendrán en cuenta todos los datos de los que dispone la repartición que maneja Abad. Esto es, nivel de ingresos y facturación declarada, escala tributaria, categorías, presentaciones de declaraciones juradas, antigüedad y comportamiento pasado y presente. También la falta de presentaciones, las caducidades anteriores a los planes de facilidades vigentes, la relación crédito/débito de cada persona o empresa, los ajustes de fiscalización significativos y anteriores, la situación concursal y el riesgo crediticio que figure en los datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Además se calcularán las operaciones financieras, gastos de tarjetas de crédito, pagos mensuales registrados por la AFIP (alquileres, colegios privados, medicina prepaga, etc.), pedidos de devolución de impuestos (incluyendo los reclamados por el dólar «ahorro» y «turista» en los años del cepo), deducciones de ganancias y cambios en las categorías de Monotributo y autónomos. También se evaluará si la persona ingresó o no en los últimos llamados a regularizar bienes en el país y en el exterior no declarados en el último blanqueo impositivo y las presentaciones en la moratoria que vence en marzo. También, pero no determinante, será el sector donde desarrolla su actividad la persona o empresa, tomándose en cuenta los rubros de la economía donde más casos y antecedentes de evasión impositiva se registren. Obviamente la peor calificación posible será para quienes pertenezcan a rubros con antecedentes graves y continuos de evasión impositiva, quienes hayan sido fiscalizados luego de los vencimientos del blanqueo y la moratoria y se los encuentre con fallas voluntarias en los cumplimientos fiscales, quienes se hayan sumado a los dos llamados pero no declararon todos sus activos y quienes tengan en particular antecedentes graves ante la AFIP. Ingresarán en las calificaciones todos los contribuyentes sobre los que el organismo reciba información desde el exterior a partir de los convenios que la AFIP está firmando con Estados Unidos, Chile, Brasil, España, Uruguay, etc., con bienes físicos y financieros sin declarar en el país. Obviamente, éstos serán los que peor nota ante el organismo tengan.

Cada contribuyente conocerá su nota el mes que viene, una vez terminados los dos llamados a regularizar la situación impositiva vigente. Luego, cada persona o responsable de una empresa podrá protestar y discutir la calificación ante la AFIP, que tomará en cuenta los reclamos para luego determinar si mantiene o cambia la calificación.

El objetivo del SIPER es doble. Por un lado, el más importante será que los que peores notas obtengan estarán más cerca de ser fiscalizados por los agentes de la AFIP. Los contribuyentes sobre los que comiencen a llegar datos desde el exterior con bienes no declarados serán los primeros en la lista en ser visitados por los inspectores impositivos. El segundo objetivo del nuevo régimen de calificación será determinar los plazos e intereses que alcanzarán a las personas y empresas con intenciones de sumarse a nuevos planes y facilidades de pago, lo que representará un sistema de «scoring» para los que se quieran anotar en los planes de pago vigentes. Los contribuyentes con mejores notas tendrán planes mejores y con más cuotas cuando se quieran sumar a los regímenes de pagos vigentes. La peor situación será para quienes hayan sido fiscalizados y se les hubieran encontrado bienes y activos financieros sin declarar y no se hayan presentado a ninguno de los dos llamados a regularizar deuda. En estos casos, amenaza la AFIP, las tasas de interés que se deberán pagar serán abultadamente superiores a las vigentes en el sistema financiero argentino en el momento en que se aplique la sanción.

Escribe: Carlos Burgueño  para Ámbito.com