Tras el parto, la primera hora es "sagrada" para el bebé y la mamá
Si las condiciones médicas lo permiten, es decir, si se trató de un parto sin complicaciones y el recién nacido se encuentra en buen estado de salud, el contacto inmediato del bebé con sus padres es fundamental.
Todo el resto puede esperar. Ya habrá tiempo para el baño de rutina, el pesaje, la toma de medidas rigurosa y las vacunas. Las primeras caricias, en cambio, son prioridad.
Es que durante esos primeros minutos debe promoverse el encuentro irrepetible del bebé con su madre en contacto piel a piel. Es lo que se denomina «la hora sagrada». Se puede examinar al bebé encima de su madre, mientras ella y su pareja lo acarician y lo besan.
La doctora Constanza Soto Conti, médica de planta del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá, refirió que «el contacto piel a piel entre la madre y su hijo estabiliza la respiración y la oxigenación del bebé, mantiene sus niveles de glucemia, le estabiliza la presión arterial, reduce las hormonas del estrés, disminuye el llanto, incrementa el estado de alerta tranquila, promueve el inicio precoz de la lactancia materna, y mantiene la temperatura, reduciendo el riesgo de hipotermia».
Esto también impacta en la formación de la estructura cerebral. Soto Conti enfatizó que el cerebro está diseñado para ser «modelado» por las experiencias tempranas hasta su configuración final: «Eventos interpersonales tempranos, positivos y negativos, impactan en la organización estructural del cerebro. Esas experiencias están embebidas de la relación de apego inicial. Ese apego, más allá de proveer un fundamental sentimiento de seguridad, es el mayor organizador del desarrollo cerebral».
Los especialistas coinciden en que el nacimiento de las personas merece especial atención en la organización de las maternidades. «Se trata de un momento trascendente, en el que debe asegurarse el derecho a la vida de las personas, en el contexto de su condición de familia. El modelo ‘maternidad segura y centrada en la familia’ promueve la desmedicalización del parto normal y la presencia de acompañantes, en ambientes apropiados para ello», resaltó el médico neonatólogo A. Miguel Larguía.
Otra medida muy importante, en ocasiones desatendida, recordó Soto Conti, tiene que ver con elclampeo oportuno del cordón umbilical, entre uno a tres minutos después del parto, una vez detenidos los latidos del cordón. En niños prematuros, esta medida disminuye la necesidad de transfusiones y el riesgo de hemorragia intraventricular. Esto reduce significativamente el riesgo de anemia. «Existe evidencia de que este efecto positivo para el recién nacido se produce inclusive con el bebé colocado sobre el cuerpo de la madre», afirmó la doctora Soto Conti.
Higienizar al bebé inmediatamente después del parto no es necesario ni recomendable. Los niños nacen recubiertos con lo que se llama «vérnix caseoso», una sustancia grasosa que protege contra las infecciones de la piel. El doctor Larguía especificó que además «permite que el recién nacido pueda desplazarse lentamente y por instinto, una vez en brazos maternos, pero sin su ayuda, hasta que encuentra por su cuenta el pecho».
«EL MODELO ‘MATERNIDAD SEGURA Y CENTRADA EN LA FAMILIA’ PROMUEVE LA DESMEDICALIZACIÓN DEL PARTO NORMAL»
Durante el contacto piel a piel, puntualizó Larguía, «el responsable de iniciar la lactancia es el recién nacido, lo que le lleva en promedio 40 minutos (algunos lo logran en 15 y a otros les demanda unos 90). Así está diseñada la especie y tiene una razón de ser. Está comprobado que un bebé que experimentó esa búsqueda tiene más chances de succionar en forma correcta desde el primer intento, lo que favorecerá su adecuada alimentación en las primeras etapas de la vida, con todo lo que eso representa».
Medicalización del parto: por qué no
El embarazo no es una enfermedad, aunque sí exige un control precoz e integral, tal cual proponen los organismos internacionales. Algo semejante podemos decir del trabajo de parto y parto. Nuevamente, en condiciones de normalidad, no requiere otras intervenciones que su control, que inclusive puede ser realizado por obstétricas (parteras). Ante la no deseable -pero posible- aparición complicaciones, el médico obstetra asume el rol correspondiente incluyendo el acceso a la tecnología más reciente.
Las visitas en Neonatología
«Los padres no son visita», enfatizó Larguía, para quien establecer horarios se contradice con esta indiscutible afirmación. Los recién nacidos sanos deberán permanecer en internación conjunta, sin interferencias institucionales y con promoción de lactancia materna e inclusión de la familia.
«El ingreso de los padres debe ser por lo tanto irrestricto -opinó el especialista-, su permanencia puede ser continua y deben recibir la capacitación necesaria para la participación activa en el cuidado de sus hijos bajo la supervisión de enfermeras y médicos».
Larguía subrayó que «si un niño está grave, necesita más que nunca a sus padres cerca», quienes pueden colaborar con las enfermeras, realizando tareas como tomar la temperatura, cambiar los pañales o alimentarlos por sonda.
Siempre es mejor el parto natural
Es una realidad: existe un aumento injustificado de operaciones cesáreas. Esta forma de terminación de partos con complicaciones que implican riesgo de vida para madres e hijos, constituye un progreso indiscutible de la medicina. Sin embargo, la comunidad debe ser informada de que se trata de un procedimiento de cirugía mayor, no exento de riesgos y que, por lo tanto, no se trata de la alternativa al parto vaginal.
Existen notables progresos en el manejo farmacológico y no farmacológico del dolor, información a la cual deben acceder las mujeres embarazadas. Hay mecanismos para aliviar el dolor y el parto natural debería ser de elección ante la ausencia de una indicación médica que sugiera lo contrario.
De hecho, observó Larguía, «en ocasiones la programación de la cesárea interrumpe la gestación dos o tres semanas antes de término (en la semana 36 o 38 en lugar de la 39 o 40), lo cual lejos de representar un beneficio, acarrea todos los perjuicios de un nacimiento de una persona aún inmadura en su gestación».
La elección de cesárea conlleva la falsa creencia de que se evitan potenciales complicaciones del parto natural, cuando en realidad se somete a la madre a una cirugía innecesaria, que encierra otros riesgos.
Tal como recordó el neonatólogo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que las cesáreas no deberían ser más del 16%. «El parto por cesárea interfiere además con el concepto de la ‘hora sagrada’, ya que dificulta el encuentro inicial piel a piel del niño con la madre», subrayó.
Reducir la mortalidad neonatal prevenible
En las últimas décadas, bajaron mucho las tasas de mortalidad infantil a nivel mundial. Sin embargo, no lo hicieron al mismo ritmo las tasas de mortalidad neonatal, por lo que todavía hay mucho por hacer a este respecto.
En la Argentina, reconoció Larguía, estamos mucho mejor que otros países, pero igualmente la realidad es preocupante: «El 60% de la mortalidad infantil antes del primer año de vida en nuestro país sucede durante el primer mes (mortalidad neonatal). De ese grupo, el 80% pierde la vida en la primera semana, en muchos de los casos por prematurez».
Maternidad segura y centrada en la familia
‘Maternidades seguras y centradas en la familia’ (MSCF) es un modelo que busca promover la atención humanizada y los derechos de la madre y del niño, además de colaborar en la reducción de la morbi-mortalidad materna y neonatal. Propone una mayor inclusión de la familia en el nacimiento de un hijo y el fortalecimiento del vínculo entre los padres y los recién nacidos.
Consta de diez pasos, que consisten en:
1) Reconocer el concepto de Maternidades Seguras Centradas en la Familia como una política de la institución.
2) Brindar apoyo a la embarazada y a su familia durante el control prenatal (CPN).
3) Respetar las decisiones de las embarazadas y de su familia en el trabajo de parto y en el parto.
4) Priorizar la internación conjunta madre-hijo sanos con la participación de la familia.
5) Facilitar la inclusión de madre y padre y del resto de la familia en la Internación
6) Contar con una Residencia para Madres (RM) que permita permanencia junto con los recién nacidos internados.
7) Contar con un servicio de voluntariado hospitalario.
8) Organizar el seguimiento del recién nacido sano, y, especialmente, del de riesgo, en consultorios externos especializados que prioricen la inclusión familiar.
9) Trabajar activamente en la promoción de la lactancia materna según las pautas de la iniciativa Hospital Amigo de la Madre y el Niño.
10)Recibir y brindar cooperación de y para otras instituciones, para la transformación en MSCF.
La OMS junto a Unicef crearon además la iniciativa ‘Hospital Amigo de la Madre y el Niño’, que consiste en acreditar a los centros que cumplen una serie de pasos referidos a la promoción y protección de la lactancia materna. En la Argentina, el primer centro acreditado fue el Hospital Sardá, y ya hay cerca de 60 hospitales con esa distinción.
«Difundir entre los centros de salud los beneficios que representa este nuevo paradigma de cuidado neonatal es importante para que cada vez más instituciones adhieran, y para promover una mayor humanización de la salud», concluyó Larguía.
«LOS PRIMEROS MIL DÍAS, DESDE LA GESTACIÓN HASTA LOS DOS AÑOS, REPRESENTAN UNA ETAPA FUNDAMENTAL PARA LA SALUD FUTURA»
Todo el abordaje humanizado de la salud de la madre y el niño se enmarcan dentro de la etapa esencial para la salud futura del bebé que representan los primeros mil días de vida, desde la gestación hasta los dos años. Por eso son tan relevantes todos los controles prenatales y el seguimiento posterior. En términos nutricionales, la lactancia materna, por supuesto, juega un rol excluyente durante los primeros seis meses, y luego va complementándose la alimentación del niño con otros alimentos.
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