Triple crimen de Ibarlucea: un móvil narco de altas esferas crece como hipótesis
Investigaciones sobre las víctimas, sindicadas como distribuidores de mediana escala, orientan la pesquisa sobre las posibles motivaciones en una trama más compleja que la habitual
Un joven de 19 años admitió haber incendiado el Audi TT de las víctimas y explicó por qué lo hizo.
Un móvil vinculado a la narcocriminalidad, basado en que las víctimas eran investigadas como distribuidores de droga a mediana escala, se impone como hipótesis principal del triple crimen de una pareja y su beba ocurrido el sábado a la madrugada a la salida de un casamiento en Ybarlucea. Si bien no ahondó sobre las líneas investigativas que seguramente rozan a pesos pesados del mundo narco, el fiscal Gastón Avila sostuvo que el feroz episodio tiene que haber obedecido a la actividad de Maximiliano Giménez y Erica Romero como abastecedores de droga según investigaciones recientes y vigentes de la Justicia Federal.
En ese marco el fiscal además echó luz sobre la mecánica del hecho, la secuencia que comenzó con la salida de los invitados de la fiesta, la emboscada que sufrió la familia y el hasta ayer misterioso hecho de que el auto de las víctimas haya aparecido una hora después incinerado con el cuerpo calcinado de Romero en su interior. Al respecto, confirmó que un joven de 19 años se presentó en la Fiscalía el domingo y se hizo cargo de esa maniobra que hizo por querer ayudar pero se desorientó, se asustó y terminó quemando el vehículo. En ese contexto el fiscal no descartó que alguien desde adentro del salón haya avisado a los asesinos en qué vehículo se movían las víctimas y en qué momento dejaban la fiesta.
Adentro
Giménez, de 35 años; Romero, de 37, y la pequeña hija de ambos de un año y medio fueron asesinados el sábado a la salida del casamiento de Esteban “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón en el salón de eventos Campos de Ibarlucea. Un detalle no menor de la boda es que los novios están investigados como miembros de la organización narco liderada por Olga “Tata” Medina, con condena por comercio de drogas. Si bien Rocha contaba con una excarcelación ordenada por un tribunal de casación porteño, Brisa burló la prisión domiciliaria de la que gozaba para ir a la fiesta en la que miembros de la familia Cantero se destacaron entre los invitados.
Luego de entrevistar entre el domingo y el lunes a personas que estuvieron entre los 150 invitados —Avila negó que hayan sido 300 como trascendió— el fiscal brindó ayer detalles sobre la mecánica del triple crimen. Sostuvo que la fiesta terminó sobre las 4 y entonces la familia atacada se retiró en el Audi TT en el que habían llegado, vehículo que no es el que utilizaban habitualmente.
Eso abona la idea de que alguien desde adentro de la fiesta pudo haber avisado en qué momento se retiraba la pareja y a bordo de qué vehículo. Sin embargo sería muy difícil establecer quién pudo haber avisado teniendo en cuenta que al llegar la policía al salón ya no quedaban invitados y eso tornó imposible secuestrar los celulares de los asistentes.
Emboscada y miedo
Según se pudo reconstruir, al salir del salón ubicado en la ruta provincial 34 S que conecta Granadero Baigorria con Ybarlucea, Giménez se dirigió hacia el este con la intención de tomar la autopista a Santa Fe en dirección a Rosario. Alcanzó a recorrer varios metros hasta que una camioneta le salió al cruce. “El hombre se asustó —relató Avila— y giró para volver a toda velocidad al salón. Pero al querer ingresar terminó encajado en una zanja del lado de enfrente del predio de eventos”.
La camioneta había perseguido al Audi y cuando éste quedó atrapado en la cuneta los homicidas frenaron y dispararon una veintena de balazos desde el asiento del acompañante. Luego desaparecieron de la escena.
Al escuchar los tiros algunos invitados se metieron de nuevo en el salón y otros quisieron ayudar a las víctimas. Como el Audi había quedado en marcha y con las puertas cerradas tuvieron que romper una ventanilla. Así pudieron sacar rápidamente a Giménez y a la pequeña. Y aunque no se puede asegurar que estuvieran con vida, uno de los invitados subió a ambos a una camioneta y los llevó hasta el Hospital Eva Perón de Baigorria.
Como sacar a Romero era mucho más difícil decidieron tratar de sacar el Audi de la cuneta para llevar a la mujer —testigos dijeron que estaba muerta— al hospital. Mientras algunos empujaban, un invitado de 19 años pariente de alguno de los novios se sentó al volante para ayudar a maniobrar y pudieron sacar el auto. Ahí le gritaron que llevara a la mujer al Eva Perón, pero el joven —admitió que estaba ebrio— se desorientó y terminó dando vueltas por Ybarlucea hasta llegar a la zona semirrural donde lo incendió.
“Entiendo que al volante de un vehículo de alta gama baleado por todos lados, con un cadáver a su lado, se asustó. En esa situación se bajó del auto, se desesperó empezó a gritar «y ahora qué hago» y terminó prendiendo fuego al vehículo, asustado por la posibilidad de quedar incriminado en el triple homicidio”, sostuvo el fiscal, que destacó que el joven fue a explicar voluntariamente lo que había hecho, en principio con la idea de ayudar.
“Según dijo, en su derrotero le pareció ver un móvil policial y por eso decidió hacer lo que hizo”, agregó Avila, para quien el testigo no tuvo la intención de encubrir a los homicidas. En tal sentido lo dejó en libertad, aunque una vez que corrobore su declaración le podrá caber alguna imputación.
Vínculos
En cuanto al móvil del aberrante suceso la pista narco tomó forma ayer más allá de las imputaciones que pesan sobre la pareja que se casaba y algunos de los invitados que incluso tendrían pedido de captura, cuestión que no es materia de investigación por parte de Avila, que el domingo les tomó declaración informativa a los novios en la sede del MPA.
“La pareja que se casaba no está involucrada directamente con Los Monos, no sé si indirectamente tendrán algún vínculo criminal”, señaló respecto de las versiones que circularon a partir de saberse que entre los invitados había miembros de la familia Cantero.
El fiscal dijo haberse reunido con fiscales federales que le aportaron información sobre la pareja asesinada. “Ambos estaban investigado por tráfico de drogas, había muchas medidas vigentes y recientes donde se los mencionaba. Estaban ubicados en un cuarto escalón por encima de vendedores de calle, los abastecedores e incluso proveedores de mayor entidad. Por encima de eso estaban Giménez y Romero, que hacían una suerte de distribución mayorista, a mediana escala, a personas que se encargaban de gerenciar zonas”.
Al respecto Avila aclaró que no diría para quienes vendían: “No voy a hablar de líneas investigativas”. En sentido ni confirmó ni descartó la vinculación de Giménez con alguna carga de droga que fue incautada tiempo atrás y que “le pudo acarrear problemas de larga data”, dijo en referencia a una de las versiones que circulan sobre un cargamento que habría “perdido” y que pudo haber generado alguna venganza.
En este sentido el móvil no tiene que ver con los habituales crímenes originados en disputas por narcomenudeo sino con un entramado más complejo.
Análisis
Establecidas las actividades narco de las víctimas, en un estrato superior al de la cotidianidad de los bunkers, la investigación seguramente se orientará a cruzar información en busca de quién pudo haber encargado y ejecutado el crimen. Más allá de las obviedades que puedan circular acerca de las guerras concretas que mantienen grupos tributarios a Los Monos y a Esteban Alvarado por el control territorial del narcomenudeo, la investigación de un homicidio requiere de indicios y evidencias que permitan formular imputaciones concretas, más allá del saber popular.
En tal sentido, el esclarecimiento del hecho pasa más por la información que puedan arrojar las imágenes de video captadas por varias cámaras de la zona, actualmente en análisis al igual que una filmación de la fiesta, así como de los datos que vayan surgiendo de las entrevistas a los invitados, información que podrá cruzarse con lo que aporten los investigadores federales, algo que cobrará vital importancia teniendo en cuenta que los celulares de las víctimas, valiosa fuente de información en casos como este, no fueron encontrados.