Un escándalo con violencia de género, intento de suicidio y acusaciones de corrupción, involucra a jefes policiales.

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Un hecho de violencia de género seguido de intento de femicidio, y luego de frustrado suicidio, ocurrido semanas atrás en Victoria, ahora parece involucrar a otro funcionario policial en lo que sería un escandaloso caso de encubrimiento por parte de la propia cúpula mayor de la Policía entrerriana. La noticia se conoció semanas atrás en la vecina ciudad como un intento de femicidio y posterior intento de suicidio, ambos frustrados, luego de una imaginada infidelidad. Si bien lo ocurrido conmocionó a la ciudad, los pormenores del caso, curiosamente quedaron ocultos, hasta que, por estos días, quien había intentado suicidarse, comenzó a comunicar su versión de lo ocurrido.
La versión oficial de aquel momento, avalada por la propia Jefatura de esa ciudad, refiere a que un funcionario de esa departamental, de 35 años, asignado a la división de Investigaciones, una persona de carácter impulsivo, celoso y controlador, que mantenía una relación informal con una joven de 27 años, imaginando una infidelidad de parte de ella, le propinó una golpiza e intentó dispararle con su arma reglamentaria, pero el revólver falló.

Por tal motivo, según la versión original, se ordenó la detención del policía, pero el funcionario se encerró en su casa y, a pesar de los ruegos de compañeros y amigos, se disparó con la intención de quitarse la vida. Al fracasar en el intento, fue derivado al Hospital San Martín de Paraná, donde quedó internado en grave estado, en terapia intensiva, y en carácter de detenido por violencia de género.

Como el agresor estaba inconsciente, con pronóstico reservado e imposibilitado de dar su testimonio de los hechos, la versión oficial pudo instalarse cómodamente, mientras que otra versión, que también llegó a distintos medios de la provincia, nunca fue ventilada, ya que no podía ser corroborada.

Ahora bien, por estos días, semanas después de todo aquello, trascendió ya con más fuerza la otra versión de lo ocurrido, bastante diferente de la anterior. La misma refiere a que el policía habría obtenido datos de una infidelidad de su pareja, con quien mantenía una relación nada informal, y luego de corroborarla se habría desencadenado esta situación.

De acuerdo a esta nueva versión, cuando el policía estaba trabajando, otro policía pero de alto rango, de otra ciudad, habría aprovechado la oportunidad para visitar a su novia. Enterado de esto con datos precisos sobre el encuentro, el hombre, aquella misma mañana, habría confirmado personalmente todo al ver él mismo a la joven con el policía en el auto en que éste se trasladaba.

Como, según la nueva versión, el policía de alto rango sería casado, habría estado uniformado, y usando el auto oficial de su Jefatura, la Policía de Victoria evitó que se ventilaran estos datos, e, inmediatamente, puso en conocimiento a las autoridades provinciales del hecho, y de las implicancias escandalosas del mismo.

Tan así habría sido que el propio jefe de Policía provincial, Gustavo Maslein, habría viajado a Victoria para asegurarse que ni la Policía ni la Justicia ventilaran la intimidad de estos hechos, y al policía le dieron licencia, la cual aprovechó para irse de vacaciones al Caribe con su esposa.

Por otro lado, también trascendió que el encubrimiento de la propia jefatura provincial habría obedecido a la irregular gestión que lleva adelante el funcionario en la Jefatura a la cual está asignado, con un manejo discrecional de los adicionales de su personal, y con la utilización de estos y de materiales para construir su vivienda particular, en otra ciudad de la provincia. Situación a la que se le agrega el malestar general del funcionariado ante tantos abusos.

De confirmarse la nueva versión, se trataría de un hecho de instancia íntima, como la infidelidad, que no merecía la atención de la prensa, pero que, al estar involucrado un alto funcionario público, utilizando recursos oficiales se volvería un hecho de corrupción de interés público. Más aún al derivar en un hecho se sangre, que la cúpula mayor de la Policía habría ocultado. De ser todo así, se estaría frente a un escándalo público que tendría imprevisibles implicancias.

De no mediar algún arreglo espurio, todo comenzará a revelarse a partir de las declaraciones del imputado, quien en breve estaría en condiciones de declarar, y reconocería el hecho de violencia contra la joven, pero relataría los pormenores que lo provocaron, desencadenando, inevitablemente, el escándalo.

Fuente: Gualeguay21