Una vida atravesada por la tragedia que terminó con las balas de la violencia
El pastor evangélico Eduardo Trasante perdió a dos de sus hijos por las balas de la inseguridad y el narcotráfico. Ambas tragedias reforzaron su férrea militancia por la no violencia e incluso protagonizó una de las instantáneas más recordadas del debate de candidatos a concejales de 2017 cuando mostró para las cámaras una foto del arma con la que mataron a su hijo de 16 años. Su propia vida también terminó en tragedia: Trasante, de 55, fue asesinado hoy de un balazo en la cabeza en su casa de barrio Alvear.
Trasante aseguraba que antes que cualquier otro libro prefería leer la Biblia. Admiraba a Eva Perón y escuchaba música clásica. Disfrutaba de los asados, aunque admitía que no sabía encender el fuego, pero en ocasiones cocinaba pastas. Era conocido en la zona sur por su trabajo como pastor de la iglesia pentecostal hasta que la fatalidad lo empujó a ponerse frente a las cámaras de televisión para luchar contra la violencia: en la madrugada del 1º de enero de 2012 su hijo Jeremías fue asesinado por una banda ligada al narcotráfico en el llamado Triple Crimen de Villa Moreno. «La violencia también se llevó la vida de mi esposa», dijo más tarde, luego de que se deteriorara la frágil salud de su mujer, poco después del crimen.
Nuevamente un hecho de violencia se llevaría la vida de uno de sus hijos. Jairo, de 17, fue acribillado en febrero de 2014 en inmediaciones del bar Chiringo, en Dorrego al 1000. Eduardo Trasante no bajó los brazos y continuó reclamando justicia. «Aprendí a poner en práctica amar y perdonar al enemigo. Pude perdonarlos», dijo en una oportunidad. También se mostró rezando en la cárcel con los asesinos de su hijo.
Su militancia «a favor de la paz, el diálogo, la no violencia» lo llevaron a la política formal de la mano de Ciudad Futura. Se presentó como candidato a concejal, y fue en el debate con los postulantes de las otras fuerzas cuando mostró la foto del arma que se usó para matar a su hijo. «Esa arma representa no sólo mi dolor sino el de mucha gente de Rosario», sostuvo.
Estuvo solamente un año en el Concejo rosarino y no guardaba un buen recuerdo de su paso por el Palacio Vasallo. El primer paso en falso fue cuando legisladores de todos los partidos firmaron una declaración a favor del aborto legal, seguro y gratuito, a la que Trasante no adhirió. Finalmente, dejó su cargo voluntariamente cuando fue denunciado por acoso.
Desde entonces poco se supo de su actividad profesional y personal, aunque siguió desarrollando su trabajo pastoral.