Uriburu: “El nivel de perversión de la madre superiora de Nogoyá fue altísimo"
Federico Uriburu fue el fiscal que impulsó la Investigación Penal Preparatoria (IPP) contra la ex priora del Convento de Nogoyá y contra el sacerdote Juan Diego Escobar Gaviria. Ambos condenados por diferentes delitos: la primera por privación ilegítima de la libertad y el segundo por abuso infantil.
Tras la condena de la religiosa Luisa Ester Toledo, la madre superiora del Convento de las Carmelitas Descalzas en Nogoyá (condenada en primera instancia a la pena de tres años de prisión efectiva por el delito de privación ilegítima de la libertad doblemente calificada por el uso de violencia y amenazas y por su duración superior a un mes -dos hechos en concurso real), habló el fiscal que impulsó la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Federico Uriburu. El fiscal marcó las diferencias con la causa del sacerdote Juan Diego Escobar Gaviria (condenado por abuso sexual contra menores), y ofreció detalles inéditos sobre los allanamientos en el Convento y la agresión que recibieron al ingresar a ese lugar.
“El origen de cada investigación fue distinto. En el caso de las Carmelitas de Nogoyá, existía una investigación periodística muy seria (en referencia a la investigación realizada por Daniel Enz en la Revista ANÁLISIS) y a nosotros nos permitió fundarnos en esa investigación periodística para solicitar al juez de Garantías el allanamiento al Convento. En el caso del sacerdote (Juan Diego) Escobar Gaviria hubo mucho por investigar a partir de la denuncia. Es decir, tuvimos una primer denuncia, que fue prácticamente solitaria por parte de una madre. Y, luego, contra esa madre se fue toda una parte de un pueblo que fue a quien agredieron y fue insultada por haber afectado a una figura que idolatrada por esa comunidad”, diferenció el fiscal Uriburu.
“Y desde esa perspectiva, fue más difícil la investigación vinculada a Escobar Gaviria. Incluso, la cuestión de la prisión preventiva del imputado, nos hace ver que se tuvo que llegar a ese extremo para poder continuar investigando. De todas formas (y con el diario del lunes como se dice popularmente para referenciar los hechos consumados), Escobar Gaviria vino después de las Carmelitas, cuando uno ya tenía cierto manejo del tema vinculado con la investigación de un religioso”, expresó Uriburu en el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral).
“Tal vez por eso me hizo ver diferente, una causa de otra”, resaltó el fiscal e insistió: “Se llegaron a más medidas de coerción con la de Escobar Gaviria porque hubo afectaciones físicas y psicológicas a testigos. El mismo imputado llegó a ellos por medio de las redes sociales. Hubo agresiones físicas a las personas que rodeaban a esos testigos. Y al día de hoy se mantienen e incluso está pendiente un juicio por un quinto hecho. Esto quiere decir que el conflicto no ha cesado y es una situación por la cual sigue con prisión preventiva”, describió el fiscal.
-Quisiéramos llevarlo al escenario de la jornada del allanamiento al Convento de las Carmelitas Descalzas de Nogoyá. Llegaron muy temprano aproximadamente a las 7 de la mañana. ¿Con qué se encontraron y qué fue lo primero que lo sorprendió sobre lo que sucedía ahí adentro?
-Jamás había ingresado al Convento. Lo conocía sólo por fuera. Es imponente la estructura del edificio. Estamos hablando de una estructura que tiene un paredón de aproximadamente tres metros de alto, con alambres de púa, con boyeros eléctricos. Lo que me sorprendió en un primer momento fue la agresión que sufrimos desde un principio por parte de quien hoy es la condenada (por la ex priora Luisa Ester Toledo). Nosotros fuimos con la idea de ingresar de manera pacífica para ver lo que se había denunciado. Fuimos con la orden de allanamiento porque es la forma legal de iniciar un procedimiento para un lugar cerrado y que no es de acceso público. Y que quede convalidado lo que se secuestra y se comprueba dentro de lo que es el debido proceso.
-¿Podría dar detalles?
-Internamente había adoptado ciertos recaudos, porque estamos hablando de una institución que en Nogoyá es muy idealizada. Cuando en Nogoyá se hablaba de las Carmelitas Descalzas se hablaba de una congregación muy querida en la comunidad. Incluso, luego del allanamiento pasó lo contrario a lo que pensé en un primer momento. Al principio pensé que luego del allanamiento podía recibir alguna queja de algún ciudadano o algún reproche; y sucedió todo lo contrario. El vecino de Nogoyá se dio cuenta que ahí adentro pasaban cosas que jamás imaginaron que estaban sucediendo. Es como si se le hubiera sacado el velo a una realidad que era la que se mostraba para el afuera. El día previo convoqué a mi compañero de trabajo, el doctor Rodrigo Molina, quien fue uno de los fiscales que participó del juicio oral y público, y solicitamos la medida de allanamiento que fue otorgada la noche anterior a su realización. Luego convocamos a los funcionarios policiales de la División Investigaciones y al Grupo de Operaciones Especiales, que van siempre a todos los allanamientos.