22 de marzo: Festival por las mujeres y la memoria
El sábado 22 de marzo a las 18:00 en la explanada del Palacio Municipal se realizará un festival como cierre del mes de la mujer y apertura de la semana de la Memoria, Verdad y Justicia en forma libre y gratuita.
El objetivo es compartir una tarde de reflexión en referencia a dichas conmemoraciones, habrá música en vivo, actuación de la banda municipal “Sebastián Ingrao”, ballet de María Victoria Farji, obsequios, etc.
Además se adelanto que durante la próxima semana se tiene previsto la organización de actividades en instituciones educativas donde se abordará la temática.
Según Nora Merlin, psicoanalista y docente en la UBA publico recientemente“Nuestra cultura produjo una inédita forma del amor que no puede pensarse por fuera de la política: la memoria colectiva. Cuando en la Argentina decimos memoria colectiva, sabemos que nos referimos a la trama que se tejió con los muertos y desaparecidos por el terrorismo de Estado. Concebimos la memoria colectiva como un amor público, político.
En general el amor de una madre por su hijo, el de un hijo por su padre, el de una abuela por su nieto, etcétera, pertenecen al ámbito privado y allí se mantienen. En relación con los muertos y desaparecidos por la última dictadura militar, el amor y el recuerdo de cada familiar, cada compañero, de uno más uno más uno.., fueron construyendo una novedosa forma del lazo amoroso, en el que lo privado de este sentimiento se hizo público. Al conformarse un espacio de inscripción de las huellas de todos, el amor se fue politizando al punto de adquirir la forma de una memoria colectiva.
Los reclamos por la verdad, la restitución, la justicia, impulsados en la década de 1980 por los organismos de derechos humanos se articularon desde sus diferencias y se constituyeron en demandas populistas. Se produjo como efecto una equivalencia: la memoria colectiva devino en una identidad popular. La articulación de demandas conduce a la construcción de hegemonía. Ernesto Laclau considera que la política es un campo de batalla discursivo, en el que las demandas populistas, en relación de equivalencia, hacen visible lo delimitado por el discurso corriente. Esas demandas implican un retorcimiento o pliegue que pone en cuestión una trama simbólica establecida por el Estado o la sociedad: van en contra de su aceptación y pretenden correr su límite dentro de los marcos de la política. Esta alteración en la significación social implica, por un lado, la operación de articulación de una falta y, por otro, la demanda de inscripción de algo nuevo, susceptible de conformar una transgresión democrática.
Cada nieto y cada identidad singular recuperada es también una restitución colectiva, pues una parte mutilada de la historia popular se recupera. La identidad de cada uno de ellos es también la nuestra, la de todos, la del pueblo…” – publicado en Pagina 12, 20 de marzo de 2014.
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