¿Existe la escuela perfecta?
La batalla escolar viene a completar la «saga», como describen sus autoras Ingrid Beck y Paula Rodríguez de lo que es su «Guía ‘(inútil) para madres primerizas» repleta de anécdotas y vivencias con mucha ironía y humor negro.
«En este caso que se trata de cómo elegir escuela o cómo no elegir escuela, o como la escuela te elige, o alguna de todas esas cosas de las que casi no hay nada. Es que descubrimos que no solamente la literatura sobre maternidad para las madres primerizas era inservible sino que toda la literatura sobre maternidad era inservible, por eso armamos esta guía», asegura la periodista y directora de la revista Barcelona, Ingrid Beck.
«La idea es no decir qué es lo que tenemos que hacer porque hay tantas voces y tantos discursos circulando sobre qué es lo que tiene que hacer una madre, cuán responsable es una madre sobre todo lo que le puede ocurrir a sus hijos, que pensamos que lo mejor era sacarnos un poco de culpa, compartir esa sensación y tratar de hacer una catarsis colectiva, entonces somos honestas desde el título: es avisar que es inútil, aunque a veces a muchas personas les resulta útil», agrega.
¿Qué pasa a la hora de elegir una escuela?
«Si uno va a entregar a su hijo a ese filtro, a ese colador, tan terrible, que es el primero por el que pasan, vuelve a la idea con la que una se embarazó de que si existe algo perfecto o algo ideal, a pesar de que ya te hayas enterado de que nada es perfecto ni ideal. Y en la elección de la escuela se vuelve a poner en juego la elección de futuro: ‘¿Cómo le va a ir a este chico dentro de 25 años?’. Y nosotras propusimos un menú. Incluso las pedagogías más cerradas o los proyectos más concretos, sólidos, hacen lo que pueden. La escuela misma hace lo que puede», explica su colega y coautora Paula Rodríguez.
En ese sentido parten de la premisa de que no hay nada «ideal», ni madres, ni hijos y mucho menosescuelas: «CUANDO UNO ELIGE PIENSA QUE ES LA MÁS ADECUADA, PERO HAY QUE VER SI ES LA MÁS ADECUADA PARA VOS O PARA TU HIJO. Y si sos una madre más o menos perspicaz, por ahí en algún momento te das cuenta de que no era para él, que era para vos y tenés que cambiarlo y bueno, hay que cambiarlo. También es difícil enfrentarse con esas situaciones y nosotras tratamos de dar algunas ayudas para eso, para poder sacarse la culpa de que todos los errores son de uno. No es que te equivocaste, pensaste que eso era lo mejor», remarca Ingrid.
La familia escolarizada
Las autoras parten de la base de que cuando un chico va a la escuela, toda la familia queda ‘escolarizada’ también: «Es una de las peores partes de la escolaridad, la idea de tener que adaptarse la familia entera a una situación escolar que implica desde el menú, la vianda, el olor a milanesas a las 7 de la mañana en tu casa, hasta elegir todo lo que tiene que ver con lo extraescolar: los actos, te tenés que disfrazar, cantar, hacer cosas que en tu vida pensaste que ibas a hacer, hacerte amigo de gente que en tu vida pensaste que te ibas a hacer amigo, elegir talleres extracurriculares, en fin, situaciones con las que una nunca soñó y que te insumen un montón de tiempo y esfuerzo», dice la directora de Barcelona.
Por eso, una de las cosas que las ha ayudado mucho, es compartir y debatir todo esto con la gente de su confianza y que eso sirva como disparador para afinar la búsqueda.
La idea de comenzar con esta guía surgió hace cinco años y ambas recuerdan haber tenido un posparto difícil, no porque les haya ocurrido nada grave, sino porque nadie les contó que la maternidad iba a ser así.
«Prácticamente no dormía. Una hora, hora y media, y pasé ocho meses con una infelicidad importante producto del revuelo hormonal, el insomnio y básicamente encontrarme con un montón de cosas que nadie me había avisado: qué hago con esto, no estoy siendo todo lo feliz que debería ser, mi vida no es rosa como en la publicidades y todas esas cosas me despertaron ganas de contar otra verdad», recuerda Beck.
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