Una Victoriense en la comisión OVNI Argentina
Mucho se ha dicho de la Comisión Oficial de investigación Ovni de la Argentina. En ella, gente de la Fuerza Aérea trabaja en conjunto con investigadores civiles para tratar de dilucidar lo que sucede en nuestros cielos. Claro que con las herramientas que se tiene y con los constantes cambios de administración “se hace lo que se puede” y a veces incluso más, aplicando la creatividad. Por el otro lado, el CEFORA reclama la desclasificación de archivos oficiales relacionados a casos clásicos del tema OVNI nacional. En el medio, ambos grupos se juntan para intentar encontrar estos datos de investigaciones oficiales pasadas, trabajo que no siempre resulta simple o fructífero, pero que ya arrojó algunos resultados interesantes.
Me puse en contacto con Andrea Perez Simondini (CEFORA) y Carlos Alberto Iurchuk (Comisión de la FFAA) para hablar de estos temas, con los dos, en el programa del jueves pasado. La idea era tener un panorama acabado de las motivaciones de ambos grupos y de la actualidad de los avances en materia de desclasificación por un lado y de investigación por el otro, pero sobre todo aclarar a qué se dedica cada uno y porqué es interesante que estas organizaciones tengan un punto de encuentro. Así, la charla (que podes escuchar más abajo) rondó los hechos, los datos históricos y hasta las teorías de la conspiración que normalmente se aplican, por parte de los dimes y diretes, a cada esfuerzo relacionado con lo “oficial”. Lo sé, es difícil confiar en los Gobiernos y en sus intenciones pero me parece interesante desmitificar algunos aspectos en base a preguntas directas a sus protagonistas. Sucede que estos son los mismos individuos que semana a semana intentan dar un poco de luz a un tema serio: la violación del Espacio Aéreo Nacional.
SEPARANDO EL TOMATE DE LA LECHUGA
Es interesante ver como puede volverse complejo (casi una ensalada) un tema que puede ser bien simple. Muchos mezclan la Comisión Oficial y el grupo CEFORA, pensando incluso que son lo mismo. Pero claro que no lo son, si bien algunos de sus integrantes se “comparten” e interactúan en la búsqueda de material, lo cierto es que son dos cosas muy distintas. Como lo explica Andrea Perez Simondini, la agrupación “trabaja en campañas y acciones para la solicitud de la desclasificación de expedientes de Fenómenos Aeroespaciales” pero “no investiga” casos OVNI propiamente dichos. Para eso, la misma Simondini lleva Visión OVNI, otro grupo de trabajo con el que sí se realizan investigaciones de campo del fenómeno en Argentina. Llegado a este punto encuentro válida la pregunta que se hacen muchos y es que: ¿Si no investigan, entonces que hacen?
El CEFORA se fundó como un grupo de pedido de desclasificación de archivos, no existe ningún otro objetivo explícito aunque quizás se pueda decir que rastrear esos archivos sea, en sí, un acto de investigación. Claro que lo que se hace destacable es la persistencia y algunos logros, como la recuperación del “Caso Bariloche” y algunos archivos importantes relacionados a investigaciones de casos muy destacables de la historia del fenómeno en nuestro país. “El pedido de desclasificación nace por dos motivos, primero por una serie de charlas entre investigadores argentinos que seguimos muy de cerca todos los procesos de desclasificación que se iban dando en distintas partes del mundo en un momento en que la ovnilogía nacional estaba bastante parada”, dice Andrea Simondini situando el contexto sobre finales del año 2008. Me cuenta también que un poco los abrumaban los hechos que llegaban desde el exterior, los pedidos y triunfos en distintos países que estaban logrando que archivos secretos sean liberados a la opinión pública y, lo más importante, a los investigadores de estos fenómenos. Nick Pope (alguna vez apodado el Fox Mulder real) estaba llevando el estandarte del proceso en Inglaterra y luego, cuando en Brasil se dieron algunos hechos similares la necesidad de sumarse a estas movidas se hizo más importante. “Lo que para todos parecía imposible, de repente, terminó siendo una realidad en un país de nuestro continente, independientemente de los más de 40 casos desclasificados anteriormente en Ecuador de la mano de la gestión de Jorge Rodriguez”, me recalca Andrea antes de contarme de algunas reuniones previas a la de Abril de 2009 en Victoria (Entre Ríos): “Ahí nace CEFORA, y a partir de ese momento se armaron las pautas, tomando mucho de la experiencia brasilera con algunas mejoras que ellos mismos nos sugirieron. El unico objetivo era de solicitar a las autoridades la desclasificación de los expedientes OVNI en poder de instituciones: Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, organismos científicos, políticos…”.
Creo que es importante destacar, en este punto, de qué hablamos cuando nos referimos a “desclasificar” documentos.Todo archivo clasificado se supone bajo una serie de reglamentos o leyes que lo hacen accesible solo a algunas personas. En este punto uno se puede preguntar cuál es la motivación para mantener información “a la sombra” del gran público y la excusa más normal está directamente ligada a la “seguridad nacional”. O sea, todo documento que contenga información delicada para la seguridad de una nación es por lo general “clasificado” para mantener un estado de discreción respecto a lo que se maneja como información pública. En el caso de los OVNIS me pregunto que puede ser tan decisivo a la hora de hablar de “simples luces” en el cielo, pero también es verdad que muchos de los casos “vedados” contienen ingredientes más importantes y complejos que los reportes de luces y/o errores de identificación de objetos conocidos. Así, es interesante considerar que un tema desvirtuado y muchas veces ridiculizado en la mass media sea considerado de “Seguridad Nacional” por una gran mayoría de Gobiernos en el mundo. Solo con ese punto uno puede abrir varios caminos que van desde los testeos de programas secretos de armamento hasta la posibilidad de estar siendo visitados por inteligencias foráneas.
Por otro lado, la Comisión De Estudio de Fenómenos Aeroespaciales (dependiente de la Fuerza Aérea) busca respuestas a estos enigmas pero ya en un plano abierto y sin remilgos a la hora de reconocer que suceden cosas extrañas en nuestros cielos. Carlos Alberto Iurchuk (parte de los civiles que la integran) me dice: “De todo esto hablé en el congreso de Foz Iguazú y por ejemplo, en la Resolución de creación de la Comisión, donde dice las motivaciones que tiene la Fuerza Aérea, dice: “Que existe un grupo apreciable de integrantes de la institución que han tenido experiencias con fenómenos que requieren ser estudiados en búsqueda de un explicación que contribuya a un mayor grado de certidumbre”. Es decir que, en la misma resolución de creación de la Comisión uno de los puntos de porqué se crea incluye la noción de que hay integrantes de Fuerza Aérea que han tenido experiencias con cosas a las que no les encuentran una explicación. O sea, la Comisión nace a partir de una necesidad de la Institución de encontrar explicación a eventos que se les escapan de las manos”.
Este tipo de reconocimientos son, de alguna manera, una manera de desclasificar. Reconocer la existencia el tema OVNI (estrictamente hablando de fenómenos aeroespaciales) lo hace “oficalmente” real y si a esto sumamos la iniciativa de la creación de la Comisión los gestos son notables. Podríamos hablar horas acerca de donde es que se supone que fueron a parar los archivos o de los cambios de dirección en la Comisión, pero me parece que como base, la EXISTENCIA es importante desde el vamos. Como bien dice Carlos, no es la primera Comisión ni el primer esfuerzo por comprender lo que sucede en los cielos pero es la más cercana en el tiempo y me parece fundamental que siga activa. Desde esa premisa se pueden analizar todos los puntos que rodean estas iniciativas (el CEFORA también sigue funcionando), incluso solicitar que se mejoren algunos aspectos o colaborar con la búsqueda de la desclasificación o el hallazgo de cientos de documentos que permanecen “perdidos”. Todo es posible, todo es mejorable, pero no soy de los que se sientan a criticar a las personas que hacen.
OTRAS POSTURAS (rumiando el pasto de la pradera argentina)
Como dije, lo mio no es la crítica de sofá sino la búsqueda de los hechos con la encuesta a los protagonistas, y estos me llevan a pensar que es positivo (como mínimo) que existan grupos de personas aplicados a estas cuestiones. Es verdad que no pocas veces rozan con la política y sus “voluntades”, pero también pienso que ciertos logros (enumerados en el programa) alcanzan para demostrar que no es poco lo que se hace. Sin embargo, existen voces que se plantan en un lugar fuera de lo intermedio y buscan algún tipo de extremismo purista y muy poco realista, sobre todo si consideramos que los dueños de esas gargantas suelen tragarse tantos sapos como cualquier mortal. Insisto y solicito, se puede opinar y criticar desde el punto constructivo y, en realidad, sigue siendo el modo más sano de “no estar de acuerdo”, ya que se analiza un problema y se le busca la vuelta para mejorar alguna que otra situación. Pero, en nuestra bella Argentina posmoderna, parece que la única crítica viene de la mano del agravio o de la polarización, lo que termina por cerrar tanto a los individuos que los colectivos acaban por acoplarse a posturas innecesarias y antiproductivas (por no decir anti-todo).
Sería sano encontrar que el tema OVNI se debate con altura, dejando la sangre y lo personal para el asado (vegetariano de ser posible, mozo) o la reunión puertas adentro. Y sin embargo sucede lo contrario y puedo nombrar grupos de investgación, difusores, la Comisión y el CEFORA dentro de quienes sufren más agravios que críticas, más celos que reflexiones inteligentes. No se… podría seguir un libro y medio con esto, pero lo cierto es que me parece que sería mejor una buena postura crítco-constructiva si la contraponemos a lo que lo que estamos acostumbrados a ver. Al final, somos los hombres los que generamos las opciones y somos nosotros mismos los que las desautorizamos si no vemos que cumplen con lo que (como críos) queremos que sean.
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