Estados Unidos investiga a Apple por ralentizar sus iPhones antiguos
El Departamento de Justicia quiere saber si se ajusta a la ley quitar capacidad a su móvil
La pesadilla de las baterías sigue para Apple. El departamento de Justicia de Estados Unidos investiga si violaron la ley al hacer que una actualización de software mermase la potencia de algunos modelos más antiguos. Es decir, hacer que de manera deliberada el rendimiento de su hardware fuese menor. Varias fuentes han explicado a Bloomberg que el Gobierno ha pedido datos a la empresa. La investigación está todavía en sus primeros pasos y, según la agencia, todavía es pronto para saber si pueden ser objeto de condena.
Apple ha reconocido que tomó esta decisión para que las baterías de sus iPhone más antiguos durasen más tiempo: sacrificaban el rendimiento a cambio de alargar su vida en cada carga. Esta actualización, lanzada a comienzos de 2017, no concretaba a qué modelos afectaba o no. Apple se disculpó por ello y tomó dos decisiones. Ofrecer una nueva batería por 29 dólares, 50 dólares menos del precio habitual, cuyo cambio se puede hacer en sus tiendas. Además de mostrar una novedad en su próxima versión de iOS, el sistema operativo 11.3, que llegará en primavera, dará a los consumidores la posibilidad de elegir entre duración de batería o potencia, pero solo a partir del iPhone 6, un modelo relativamente reciente.
Apple se ha disculpado por tomar la decisión sin dar la opción a los consumidores y no comunicarlo claramente. La ralentización se da cuando la batería comienza a deteriorarse. Si se reemplaza, no se activa el software que lo hace más lento. De ahí que esa sea una de las soluciones.
La mañana del martes las acciones de Apple comenzaron a caer más de 1,3%, hasta los 165 dólares por títulos. A esta investigación se suman los indicios de recortes en la producción del iPhone X, el modelo que conmemora el décimo aniversario de su teléfono inteligente, cuyo precio, por encima de los 1.000 dólares, ha marcado un hito que no ha alcanzado las ventas inicialmente estimadas.
En la noche del martes al miércoles, Apple ha emitido un comunicado explicando la situación: «Hace un año, lanzamos una actualización de software que mejora la gestión de la energía durante los picos de trabajo para evitar el apagado inesperado de algunos iPhone con baterías envejecidas. Somos conscientes de que los iPhone se han convertido en una parte importante de la vida diaria de nuestros clientes y nuestra intención fue mejorar la experiencia del cliente».
Aclaran que la decisión no tiene nada que ver con acusaciones de obsolescencia programada de manera deliberada: «Tal como comunicamos a nuestros clientes en diciembre, nunca hemos hecho —ni haríamos— nada que acorte de forma intencionada la vida de un producto Apple o que empeore la experiencia del usuario para conseguir que renueve su dispositivo. Nuestro objetivo siempre ha sido crear productos que gusten a nuestros clientes, y eso implica diseñar el iPhone para que dure lo más posible».
Este jueves Apple publicará sus resultados financieros del último trimestre, con datos concretos de ventas. Varias asociaciones de consumidores ya han alzado su voz contra esta medida de Apple. El senador John Thune también se quejó públicamente de la decisión. Apple ha decidido aplazar algunas mejoras previstas para este años para centrarse en la calidad del catálogo actual.